lunes, 9 de marzo de 2020

Ataques a disidentes el 8M: grupos radicales están convirtiendo el feminismo en una secta

Elentir analiza los ataques de las feministas radicales y en qué se está (se ha) convirtiendo el feminismo. 
Artículo de Contando Estrelas: 
Una de las características del extremismo político es su incapacidad para admitir los matices dentro de un movimiento, algo magistralmente reflejado por los Monty Python en “La vida de Brian”.
El feminismo de equidad frente al feminismo de género
Un ejemplo de ello lo hemos tenido este domingo, con motivo de las movilizaciones feministas del 8M. Lo de “feministas” es un decir, porque con el término “feminismo” se suele hacer referencia a cosas muy distintas y que, en algunos casos, llegan a ser opuestas. El feminismo original surgió como un movimiento que reclamaba igualdad de derechos y de oportunidades para la mujer, en una sociedad en la que ser mujer te dejaba, por ejemplo, sin derecho a votar o sin la posibilidad de acceder a muchas profesiones. El feminismo original era muy necesario y triunfó hace años en Occidente. En la mayoría de los países islámicos no ha sido así, pues allí las mujeres siguen luchando por sus derechos más básicos. Frente a ese feminismo de equidad, después de la Segunda Guerra Mundial empezó a formarse otro feminismo muy distinto y surgido de la izquierda marxista: el feminismo de género, que siguiendo las tesis de Marx y Engels, aplica la tesis de la lucha de clases a las relaciones entre los sexos. Ese feminismo marxista ya no busca la igualdad, sino crear una lucha de sexos, haciendo creer a las mujeres que los hombres las oprimen. Al contrario que el feminismo de equidad, el feminismo de género ataca la igualdad ante la ley con su apoyo a leyes que establecen un trato desigual en función del sexo.
La ultraizquierda se apropia del feminismo para disfrazar su discurso
A día de hoy, el feminismo de equidad está prácticamente desmovilizado en Occidente, pues ha conquistado todos sus objetivos. Por el contrario, tras la caída del Muro de Berlín y la pérdida de sus referentes tradicionales, la ultraizquierda se ha apropiado del término feminismo para usarlo como un mero disfraz de sus tesis antisistema. Ya lo vimos hace unos días con el delirante discurso anticapitalista, antimilitarista y antifronteras del manifiesto del 8M en Madrid, unas tesis que sólo representan a una minoría de las mujeres españolas, pero que la izquierda pretende convertir en los dogmas que toda mujer debe asumir si quiere ser aceptada en el nuevo feminismo. De esta forma, lo que era un movimiento con distintas tendencias y sensibilidades se está presentando ante la sociedad como una secta de ultraizquierda que no admite ninguna discrepancia, ni tan siquiera dentro del propio feminismo de izquierdas. Veamos algunos ejemplos.
Insultos machistas y amenazas a mujeres de Cs en la marcha del 8M
Como consecuencia de ello, las dirigentes de Cs que asistían a la marcha tuvieron que abandonarla, escoltadas por la Policía para evitar que fuesen agredidas por unas energúmenas con la cara cubierta que decían ser “antifascistas”, un término que cada vez es más frecuente verlo entre grupos de matones que no toleran a los que no opinan como ellos:
Curiosamente, al mismo tiempo que dirigentes de Cs eran expulsadas de la marcha, ministras del PSOE y de Podemos asistían a la marcha sin ser molestadas por ese grupo de fanáticas que no toleran la disidencia. Este hecho deja en evidencia quiénes están alimentando ese fanatismo.
Mujeres afines al Partido Feminista fueron expulsadas por partidarias del movimiento queer
Hay que decir que la expulsión de las dirigentes de Cs no fue el único incidente violento ocurrido ayer en la convocatoria del 8M. Como recordaréis, hace unas semanas el Partido Feminista, presidido por la histórica feminista Lidia Falcón, fue expulsado de Izquierda Unida por discrepar del movimiento queer o transfeminista, la versión más extremista de la ideología de género, que niega toda base biológica a las diferencias sexuales y las considera meras construcciones sociales. Pues bien: ayer mujeres afines al Partido Feminista fueron expulsadas violentamente de la marcha del 8M en Madrid por feministas afines al movimiento queer, como muestra el siguiente vídeo:



El grupo expulsado, que se autodefine abolicionista -llevó a la marcha pancartas a favor de la abolición de la prostitución- es también de izquierdas; recordemos, de hecho, que el Partido Feminista se declara “marxista-feminista” y las abolicionistas se consideran “feministas radicales”, pero ni siquiera eso les libra de las iras y de la violencia de los grupos más ultras de la izquierdaEstas abolicionistas han denunciado que ayer sufrieron “empujones” y “agarrones” y que sus pancartas fueron pisoteadas:
La cosa pudo acabar aún peor, pues según las agredidas, miembros del bloque transfeminista rajaron la pancarta “con una navaja” la pancarta de las abolicionistas en contra de la prostitución:
Abolicionistas denuncian agresiones de activistas de Feminismos Madrid
Desde el Partido Feminista han denunciado que feministas del grupo Feminismos Madrid agredieron “a otra compañera por sus diferencias ideológicas”, añadiendo: “Con estas aliadas no necesitamos enemigos”. Desde las Juventudes Feministas, afines al sector abolicionista, han agradecido públicamente a la Policía Nacional “su encomiable labor de protección ante las agresiones de la Comisión 8M de Madrid hacia las abolicionistas por ejercer nuestro derechos a la libertad de expresión y de concentración”.
La marcha del 8M en Madrid perdió a casi dos tercios de los manifestantes de 2019
Me pregunto cuántas mujeres de conocer la deriva sectaria que están tomando las organizadoras de las marchas del 8M, afines al movimiento queer, porque el caso es que esa minoría ultra se está presentando como la portavoz de las mujeres españolas sin tener ninguna autoridad para ello. Lo único que van a conseguir es que cada vez más mujeres acaben rechazando la palabra feminismo al asociarla con esas fanáticas. De momento, la marcha del 8M en Madrid reunió ayer a casi la tercera parte de los manifestantes de la de 2019, un notable fracaso que cabe atribuir, en gran medida, al extremismo de las propias organizadoras.
Foto principal: Europa Press.

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