Daniel Rodríguez Herrera analiza el caso Oltra (Compromis).
Artículo de Libertad Digital:
Mónica Oltra, con su socio Ximo Puig. | Cordon Press
Que tu marido, que pronto sería ex después de saberse que era un violador y un pederasta, se dedique a violar menores a su cargo no es necesariamente responsabilidad tuya. Pocas mujeres se casarían con alguien así a sabiendas, y no tengo razones para pensar que seas una de ellas, Mónica Oltra. Además, y al contrario que tú, yo nunca he dicho que si tu marido se compra un Jaguar necesariamente tienes que saber que lo ha hecho con dinero procedente de fuentes corruptas y debes dimitir. Lo que te ha pasado con tu marido puede ser perfectamente una desgracia, y nadie debería dimitir ni ser señalado por una desgracia.
Sin embargo, aunque Ana Mato no tenía por qué saber el origen del dinero de su corrupto marido por el hecho de ser su mujer, era lógico y natural que se la pusiera bajo la lupa y se la mirara con sospecha. No había certezas, pero sí indicios. De ahí que no deberías protestar porque se te mire del mismo modo, Mónica. Especialmente porque tú sí diste por sentado que los pecados de Jesús Sepúlveda eran los de su mujer. Supongo que no te considerarías machista por señalarlo; del mismo modo, no tienes derecho a llamar machistas a quienes te señalamos a ti ahora.
El problema político, empero, no es que tu marido fuera un violador pederasta, sino que tu marido trabajaba en un ámbito donde tenía a su disposición a menores especialmente vulnerables para sus cacerías en un momento en que tú eras la consejera de Igualdad. El problema es que todo el mundo que trabajaba para dicha consejería sabía del parentesco. El problema es que todo el mundo en contacto con el caso y que trabaja para tu consejería hizo lo posible y lo imposible para enterrar el problema, dejando desamparada a una menor a su cargo. Contigo en el Gobierno tus subordinados intentaron tapar los abusos de tu entonces marido. Contigo en el Gobierno, la consejería encargada de la protección de esa menor, la consejería que tu dirigías, centró sus esfuerzos en ocultar que tu marido abusó sexualmente de una niña y procurar que su denuncia muriera en una investigación interna y no llegara ni a la policía ni a la fiscalía y que, luego, se archivara sin más.
Qué casualidad que todo el personal que estaba bajo tu mando en la consejería dudara de la versión de la menor, y que en cambio quienes tuvieron contacto con el caso y no estaban a tus órdenes, jueces incluidos, sí la creyeron. Qué casualidad que los informes de tus empleados estuvieran todos dedicados a poner como chupa de dómine a la menor, protegiendo a tu marido. Qué obsequiosidad, en cambio, la de esos mismos informes hacia tu marido, al que nombraban sólo con las iniciales. Casi tanta como la de la Cadena SER contigo, que publica la noticia de la condena sin mencionar en el titular tu relación con el condenado. No, claro, la clara parcialidad de los trabajadores a tu cargo nada tiene que ver con el hecho de que el acusado fuera marido de la jefa, claro que no. Cómo pensar eso.
Y no es que tu consejería fuera siempre así, que se tomara estos casos a la ligera y dudara por costumbre de las denunciantes. Eso pondría en tela de juicio tus credenciales como feminista, que se dan por sentadas sólo por el hecho de ser política y de izquierdas, pero te exculparía en cierto modo de la responsabilidad por las acciones de tu exmarido. Pero no, en otros casos la respuesta fue de lo más diligente. Todavía se recuerda cómo te diste bombo a ti misma por retirar la custodia de todos los menores de un centro tras la acusación de abusos sexuales a un cuidador. Ahí no hubo dudas, no hubo informes favorables al acusado, la consejería sí funcionó en modo “hermana, yo sí te creo”. Eso sí, aquel cuidador fue absuelto. Nunca pediste disculpas, Mónica, por acusar a las monjas que llevaban el centro de “tapar” los casos de abusos.
Lo que hizo tu marido con la menor no te convierte en cómplice por el mero hecho de estar casada con él, claro que no. Lo que hizo tu Consejería para intentar tapar el caso aun a costa de la víctima, sí. Porque lo hicieron para que el caso no te salpicara políticamente. Atacaron a la menor por salvarte el pellejo. Y eso convierte a la Consejería de Igualdad, a su consejera que es también vicepresidente, y por extensión al Gobierno que comparte tu partido, Compromís, con el PSOE y Podemos en cómplices de los abusos sexuales de tu marido.
Pero, naturalmente, no dimitirás, nadie de izquierdas ni nacionalista te lo exigirá y los medios de siempre te harán la cobertura. 169 portadas para los tres trajes de Camps. Ninguna para lo tuyo, Mónica. Qué bien se vive cuando le das el Gobierno al PSOE, ¿verdad?
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