Isidoro Tapia responde al artículo de Alberto Garzón sobre el conflicto de los taxis, mostrándole algunas lecciones que debiera saber, pero que obviamente no hará el mínimo caso, pues como buen político populista que es, lo primero es lo primero.
Un problema que por supuesto no quieren asumir de frente los políticos, pues el primer objetivo del político es el voto, el electoralismo, y por muy injusta que sea una situación, por mucho daño que suponga al conjunto de ciudadanos, por mucho que no afrontar adecuadamente el problema (como la propia Comisión de la competencia expone claramente) suponga un grave perjuicio para el consumidor (peor servicio, menor oferta, precios más caros, servicio monopolístico en beneficio de pocos...), el político no quiere desgastarse ante lobbies que ejercen la fuerza/violencia o la amenaza del voto, sino aparecer de su lado en beneficio mutuo.