Una nueva ley limitadora de libertad e intervencionista por parte del Estado, que no se cansará hasta decirnos cómo y de qué manera tenemos que hacer todo bajo las órdenes de Papá Estado. Pero siempre por nuestro bien, que somos demasiado tontos para hacer las cosas sin él.
Esta vez se trata de las outlets, un fenómeno comercial que ha logrado un auténtico boom gracias a la crisis e Internet, y cuyo lema es "Vestir a la última al mejor precio".
La finalidad de los outlets es desde dar salida a un excedente de producción, liquidar los restos de otra temporada u ofrecer a un precio muy reducido la ropa con taras, desperfectos o antigua, es decir una buena oportunidad para que el cliente pueda comprar un producto de calidad en muchos casos a un mejor precio.
Bueno, pues el gobierno mediante la nueva ley de Comercio minorista, quiere limitar esto y que solo se pueda vender a precio de saldo “los productos cuyo valor de mercado aparezca manifiestamente disminuido a causa del deterioro, desperfecto, desuso u obsolescencia”, esto es, pasado de moda. Y añade, que un producto no podrá comercializarse como un saldo “por el solo hecho de ser un excedente de producción o de temporada”.
“La medida afecta directamente a la venta a pérdidas”, es decir que no permite vender un producto a un menor precio con grandes descuentos (beneficioso para el consumidor) a los comerciantes (que le interesa desprenderse de esa ropa ya que ha pasado la temporada y no la ha vendido, y para no "comérsela" la vende a menor precio aunque pierda algo).
Pero luego la culpa es del libre mercado, en una economía cada vez menos libre y más intervenida, lo que implica más ineficiencia y precios más altos, y por tanto menor bienestar para el consumidor.
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