martes, 28 de septiembre de 2010

Políticos y sindicalistas, privilegiados respecto al resto de trabajadores en la huelga general. (Política. Economía. 179)

Como no podía ser de otra manera, en la huelga general, todo el mundo sale perdiendo menos los mismos de siempre.
Ahora resulta, que al contrario que cualquier otro trabajador, que no cobrará si no trabaja el día de la huelga, los diputados en huelga no perderán un euro de su salario parlamentario. Por supuesto, no serán los únicos, y es que tanto los 333.772 delegados que los sindicatos tienen en la Administración y la empresa privada como los liberados, cuya cuantía exacta se desconoce, seguirán cobrando ese día exactamente igual, aunque no acudan a su puesto de trabajo.


Como publica El Economista, los delegados cuentan con un mínimo de 15 horas y un máximo de 40 horas al mes que pueden aprovechar como consideren oportuno, por lo que podrían tener perfectamente las ocho estipuladas en su jornada laboral para ir a la huelga. Y los liberados, que tan sólo tienen que responder ante las comisiones de garantía y control de los sindicatos, mucho más.


Esto permite que los liberados no necesiten justificar bajo ningún concepto su inasistencia al puesto de trabajo, ni en la jornada de huelga ni en ningún otro día laboral, mientras que los delegados pueden computar el día de huelga dentro de las horas sindicales que tienen pactadas en convenio. Horas que, además, no son personales, sino que pueden traspasarse entre los distintos delegados de la misma empresa en caso de que alguno pudiera superar las legalmente establecidas.

De hecho, la gran mayoría de los liberados no va prácticamente nunca a su empresa. Trabajan a tiempo completo, cobran un salario, pero gozan de tiempo libre para sus funciones. ¿Cuáles? En teoría, la representación de la plantilla y la negociación con la dirección de la empresa sobre el ámbito laboral.

En la práctica, según denuncian también distintas fuentes, sus labores e incluso negocios privados. Eso, e ir a manifestaciones contra una decisión judicial, como ocurrió el pasado mes de abril, cuando más de mil liberados de UGT y CCOO acudieron en su horario de trabajo a una concentración en contra de la suspensión de Garzón como juez de la Audiencia Nacional.

Y es que ejemplos no faltan. Algunos tan llamativos como el de Félix Palomo, el compañero sentimental de Manu Menéndez, la portavoz socialista en la Asamblea de Madrid. Coordinador del Plan de Vivienda Joven y liberado de UGT, reconoció el pasado mayo que ocupaba sus horas sindicales como administrador de tres sociedades relacionadas precisamente con el urbanismo, por lo que fue suspendido de empleo y sueldo.

Afortunadamente se ha abierto el debate sobre la necesidad de reducir el número de liberados sindicales, lo que supone un sobrecoste importante tanto a las empresas como a las administraciones públicas.

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