jueves, 7 de diciembre de 2017

Impuestos y patria

Carlos Rodríguez Braun responde a las peligrosas y más que erradas (pero muy popularmente extendidas por el pensamiento único) declaraciones al respecto de la relación entre impuestos y patria de varios "progresistas"...

Artículo de su blog personal: 
Ahora parece que el problema fiscal de nuestro país es el cupo vasco, y se organiza el gran debate sobre si hay que extenderlo o no, y especialmente sobre qué cosa es una “financiación justa”. No intente usted encontrar a alguien entre los que peroran insistentes acerca de la financiación justa que haga alguna vez alguna referencia a las multitudes sufridas que pagan los impuestos.
Hace un tiempo dijo Pablo Iglesias: “la patria es la gente, es defender que haya hospitales públicos, escuelas públicas”. O sea: + gasto = + patria. Pero como el gasto público no es gratis, resulta que: + gasto = + patria = + impuestos. La forma de eludir el coste político de esta triple igualdad es ignorar a los pobres que pagan impuestos, y concentrarse sólo en los ricos que no los pagan.
Eso hizo don Pablo: “los que tienen cuentas en Suiza y paraísos fiscales no se atrevan a pronunciar la palabra patria si no pagan los impuestos aquí”. El absurdo es patente, porque tener cuentas declaradas en el extranjero es legal, como es legal que una mujer española fije su residencia en Venezuela y pague impuestos en Caracas. ¿Diría entonces el señor Iglesias que esa mujer no es patriota porque siendo española no paga impuestos aquí?
Para colmo, Iglesias negó la consideración de patriotas a los que “cierran escuelas y hospitales”. Como el gobierno de Mariano Rajoy aumentó el gasto público en esos capítulos, ¿lo saludará por su patriotismo”.
Tampoco ayudó a clarificar las cosas Íñigo Errejón: “Ser patriota es defender a la gente, a su dignidad y los derechos frente a los tratados que mercadean con nuestra salud, nuestros derechos y nuestra cultura. Primero la gente, no el beneficio de unos pocos”. O sea que el patriotismo digno estriba en impedir a la gente que comercie libremente con otra gente que vive en el exterior, porque eso solo beneficia a “unos pocos”. Realmente, la empanada mental de estos progresistas es apreciable.
Resumió el asunto el periodista Ignacio Escolar: “La lealtad a España se declara en el IRPF, no frente a un rey o una bandera. La pobreza se combate con impuestos para mantener el Estado del bienestar, no con caridad”. Pero la pobreza no se combate con impuestos, entre otras cosas porque los impuestos equivalen a la sustracción de riqueza ya creada. La propia expresión de que son otros los que la combaten es típica del paternalismo populista, como si no fueran los propios pobres los protagonistas de esa lucha.
Es grave identificar el patriotismo con la coacción sin límites. En efecto, si afirmamos que la lealtad a España es pagar impuestos, no se plantea ningún límite a la coacción política y legislativa. Es decir, se deja la libertad de la gente a los pies de los caballos del poder.

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