Buen artículo de Jesús Sánchez-Quiñones al respecto de la necesidad de cuestionar todos los gastos y empezar los presupuestos desde Cero:
"Reunión de urgencia en el salón de casa con todos los miembros de unidad familiar presentes. Los ingresos de la familia se han reducido significativamente y se espera que no se incrementen en el horizonte previsible. Los ingresos esperados del año serán muy inferiores al nivel de gastos del año precedente. Como consecuencia la única solución es meter la tijera de forma drástica a los gastos.
Alguno de los miembros más jóvenes de la familia propone reducir todos los gastos proporcionalmente hasta que los gastos no superen a los ingresos. Da igual que sean los gastos en alimentación o gastos en teléfono móvil o en TV de pago, su propuesta es una reducción porcentual de cada uno de ellos. El cabeza de familia le pide que no diga tonterías: “no hay dinero para todo”, ni todos los gastos se pueden reducir en el mismo porcentaje. Lo que habrá que hacer es priorizar los gastos, suprimiendo totalmente los prescindibles e intentando racionalizar y reducir aquellos gastos ineludibles.
Esta forma de proceder con el presupuesto familiar se basa en el sentido común y es utilizada por millones de familias sin necesidad de tener conocimientos financieros. En el caso de la Administración las cosas lamentablemente no son tan sencillas. En lugar de analizar partida a partida separando lo fundamental de lo prescindible, los presupuestos de un año se realizan aumentando o reduciendo en un determinado porcentaje cada partida del presupuesto del año anterior. De este modo es imposible llevar a cabo un ajuste estructural del déficit público.
El ajuste al que se ha comprometido España implica pasar de un déficit del 8,5% sobre el PIB, al 3% en 2013: aproximadamente 55.000 millones de euros de menor déficit en dos años. Las previsiones de déficit sobre el PIB para 2012 sólo son una meta volante. El compromiso español no es reducir gastos o incrementar ingresos, sino cumplir una ratio de déficit sobre el PIB. El problema es la relación entre el numerador (déficit), y el denominador (PIB). El déficit sólo se puede minorar reduciendo gastos o incrementando ingresos.
- Si se minoran los gastos públicos, por ejemplo, reduciendo el número de empleados públicos contratados, el numerador de la ratio disminuye (menos déficit público), pero en un primer momento el denominador (PIB) también se reduce.
- Si se incrementan los ingresos públicos mediante la subida de impuestos, el numerador de la ratio se reduce: menos déficit público, pero el denominador (PIB) también se contrae, al reducirse la capacidad de consumo de familias y empresas. Lamentablemente en la situación actual no cabe esperar un incremento de los ingresos por un mayor crecimiento económico.
- Si el PIB se reduce por una menor actividad económica, la ratio Déficit / PIB se incrementa, al reducirse el denominador.
Casi todas las medidas que reducen el déficit, vía menores gastos públicos o mayores ingresos mediante subida de impuestos, provocan una reducción del PIB en el corto plazo. De tal forma que si España hubiera decidido cumplir con el 4,4% de déficit sobre el PIB en 2012 desde el 8,5% de déficit en 2011, no quiere decir que si se redujese el déficit en 44 mil millones de euros (el 4,1% del PIB de 2011) cumpliría el objetivo. Previsiblemente el PIB tendría una caída sensiblemente superior al 1,7% prevista por el Gobierno, reduciendo el denominador de la ratio Déficit/PIB con lo que el ajuste tendría que ser todavía más severo. Existe un peligro indudable de entrar en una espiral perversa a la griega: ajuste brusco del déficit, caída del PIB, necesidad de más ajuste que a su vez provoca una caída adicional del PIB…
Solamente con un Presupuesto Base Cero, poniendo en cuestión cada una de las partidas del presupuesto, será posible alcanzar las cifras de déficit sobre el PIB comprometidas. Cierto que algunas partidas parecen intocables: pensiones 112 mil millones; prestaciones por desempleo 30 mil millones; o intereses de deuda pública 27,4 millones. Pero otras partidas deberían desaparecer del presupuesto, aunque a corto plazo generasen más paro e incluso costes de reestructuración. A modo de ejemplo, ¿se puede permitir España todas las televisiones autonómicas o locales existentes?; ¿hay dinero para subvencionar a sindicatos, patronales y partidos políticos?, ¿es sostenible una sanidad totalmente gratuita?, ¿pueden los ayuntamientos y CC.AA. mantener un nivel de empleo público dimensionado para tiempos de burbuja inmobiliaria?
Sólo cuestionando el mantenimiento de cada una de las partidas del presupuesto será posible alcanzar el 3% del déficit en 2013. Momento en el que habrá que pensar en presupuestos con déficit cero.
Cualquier familia o empresa sabe que no puede gastar permanentemente más de lo que ingresa. Ha llegado el momento de que las Administraciones Públicas gestionen sus finanzas y elaboren sus presupuestos como un diligente padre de familia."
Fuente: Cotizalia
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