viernes, 25 de mayo de 2012

Las tendencias demográficas cambiarán el orden mundial. (Política, Economía. 696)

Es obvio que las tendencias demográficas van a cambiar el actual orden mundial. Y efectivamente, se hace poco respecto a este tema, que es ciertamente preocupante. Pero como bien dice el autor, “Si un hecho no va a suceder en las próximas 48 a 72 horas no está en la bandeja de entrada de los políticos”:

"No será hoy, ni mañana, pero las tendencias demográficas cambiarán el orden mundial:

Nicholas Eberstadt, que realiza estudios sociales para American Enterprise Institute, realiza unas interesantes proyecciones demográficas que condicionarán el futuro del mundo de una manera que no esperamos. Eberstadt señala que en el siglo XX la población mundial casi se cuadruplicó hasta los 6.100 millones habitantes desde 1.600 millones. Este cambio en la población nunca había sido visto antes en la historia de nuestra especie. De cualquier forma, hoy la tendencia de población más importante es la caída de la tasa de nacimientos, según afirma Ramesh Ponnuro de National Review. Y ésta paradójicamente nos muestra un panorama distinto al que podríamos prever según el incremento de población señalado anteriormente.

El número de niños que una mujer tiene durante su vida ha bajado a 2,6 desde 4,9 en 1960. La mitad de las personas viven en países donde la tasa de fecundidad está por debajo de lo que los demógrafos definen como el nivel de sustitución, en una tasa de nacimiento del 2,1, lo que implica que esas sociedades cada vez tengan menos habitantes.
Este envejecimiento de la población en países como EE.UU., Europa Occidental y Japón, tendrá repercusiones muy importantes en el papel de estos países en el mundo. Según las predicciones de los próximos 20 años de Eberstadt, tanto EE.UU. como sus aliados tradicionales tendrán menos peso en el mundo.
Estos países tendrán una fuerza laboral más reducida, menores tasas de ahorro, y una mayor deuda pública consecuencia de su envejecimiento. Probablemente también perderán dinamismo. Todos estos efectos a su vez, provocarán casi seguro que estos países estén menos dispuestos a gastar dinero en sus fuerzas armadas, lo que podría provocar que perdieran peso en la influencia sobre la toma de decisiones en conflictos geopolíticos.
Pero hay otra tendencia aún más preocupante. La tasa de nacimiento de China actualmente, cuyo ascenso en la última generación ha sido impresionante, es del 30% por debajo de la tasa de reemplazo.
La Oficina Central del Censo en China predice que la población del país alcanzará su punto máximo en 2026. A partir de ahí su fuerza laboral se reducirá, y su población mayor de 65 años se doblará durante los próximos 20 años, desde 115 millones a 240 millones. China envejecerá con gran rapidez. Sólo Japón ha envejecido más rápido.
China tiene otro importante desafío demográfico. La proporción normal de sexos en el nacimiento es de 103 a 105 niños por cada 100 niñas. En China, como resultado de la política de hijo único, y del aborto selectivo, esa proporción es de 120 niños por cada 100 niñas. Desde 2000 a 2030, el porcentaje de hombres de más de 30 años de edad que nunca han estado casados se multiplicará por cinco. Eberstadt no cree que tener un “ejército” de hombres jóvenes solteros mejore la economía de un país, ni la cohesión social.
Eberstadt señala que el cambio demográfico plantea dos problemas específicos a China. Su sociedad se ha basado en gran medida en las relaciones de confianza dentro de las redes familiares. En un país con cada vez menos gente, esas redes rápidamente se atrofiarán. El gobierno, por su parte, confía su legitimidad en un nivel de rendimiento económico que las tendencias demográficas ponen en peligro.
Eberstadt señala que los políticos a menudo pierden de vista las tendencias demográficas. “Si un hecho no va a suceder en las próximas 48 a 72 horas no está en la bandeja de entrada de los políticos”. Sin embargo, el cambio de población que se está produciendo poco a poco, alterará de forma implacable la estructura mundial."

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