Es el mundo al revés, una muestra más de la indefensión del ciudadano ante la ley, y del menguante respeto a la propiedad privada, pilar esencial de toda sociedad desarrollada.
Un nuevo caso que evidencia que la creciente corrupción y degradación de las leyes, lejos defender al legítimo propietario y ciudadano de bien, defiende al agresor, contra las que supuestamente están hechas. La policía no actúa contra los agresores y no propietarios, que además denuncian que sus dueños recuperen lo que es suyo con total impunidad, pero actúan y arrestan con la mayor brevedad ante los legítimos dueños, que exigen SU propiedad. Los desalojados no son los okupas, son los dueños en su propia casa...
Luego se escandalizan ante la desconfianza de la política, de las leyes y de los jueces que la interpretan, y la degradación del sistema...