Carlos Rodríguez Braun analiza la insólita decisión del Ayuntamiento de Madrid de cambiar el nombre de las calles de dos políticos socialistas, jugando al juego por primera vez por parte de la derecha al juego que han llevado a cabo durante décadas la izquierda (también los nacionalistas).
Digo insólita porque desde hace muchos años esos cambios iban en la dirección opuesta, y la izquierda impuso su criterio, y ha honrado a muchos políticos socialistas y comunistas, españoles y extranjeros, poniendo sus nombres a nuestras calles.
Es indudable que la izquierda se ha empeñado en manipular el pasado, y en utilizarlo políticamente para promover sus proyectos del presente.
La pregunta es: ¿conviene actuar como ella?
Hay argumentos sensatos que lo niegan, alegando que ello equivaldría a validar el ojo por ojo, que es lo que los españoles superamos en 1978.
Sin embargo, también hay argumentos sólidos en sentido contrario. ¿Debemos aceptar pasivamente que la izquierda no solo mienta sobre la historia sino que plasme ese engaño en el callejero de las ciudades de España?"
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