viernes, 15 de julio de 2011

Finalmente, la Esperanza en Sudán del Sur. (Islam, Oriente Medio. 78)

 Pues estoy muy de acuerdo con Pilar Rahola en este artículo, donde se pone de manifiesto la doble vara de medir que existe en Occidente y los intereses medíáticos, económicos y políticos que existe detrás de la misma:

"A pesar de que la política internacional es un saco roto de esperanzas, hay momentos en que la actualidad se escribe con vivos colores y los pueblos disfrutan de un insólito descanso. Es entonces cuando la historia conquista su mayúscula y brilla intensamente.

Personalmente viví uno de esos momentos en la noche en que Berlín destruyó su trágico muro y abrazó el futuro. Me recuerdo borracha de emoción, hermanada a esa ciudad y a esa gente cuyo corazón fragmentado había representado el alma destruida de Europa. Esa noche y en esa ciudad viví la extraordinaria fuerza de la historia. ¿Cuántos en Yuba, o en cualquier otra ciudad del sur sudanés, habrán vivido estos días esa misma fuerza esperanzadora? Por supuesto Sudán queda lejos de Europa, tanto que no hemos visto su desgarro y su sufrimiento durante todos estos largos años de horror. En la vieja Europa, cuna de los derechos, volvimos a demostrar que también somos la cuna de los olvidos y que sólo movemos nuestra capacidad de indignación si el conflicto atañe a nuestros intereses o moviliza nuestros prejuicios. Y es que, como he escrito otras veces, muy pocos conflictos tienen su lugar en la pancarta de la indignación libertadora, quizá porque no responden a los esquemas sectarios de sus voceros. Al fin y al cabo, gritar contra EE.UU., que es el malo de película, o contra Israel, que es la representación del conspirador oscuro, es gratis, es bueno para el cutis y añade color al currículum progresista. Pero gritar contra el presidente de Sudán, uno de los islamistas más fanáticos y extremistas del mundo, responsable de auténticas masacres, eso no entraba en el catecismo de Mafalda. Ni manifestaciones, ni flotillas libertadoras, ni entidades protestonas subvencionadas por los partidos amigos y dedicadas a explicar la maldad del dictador (eso sólo se hace con las propalestinas), ni panfletos ni resoluciones de parlamentos, nada. A pesar de que Omar Hasan Ahmad al Bashir inició, desde el golpe de Estado, un largo y violento proceso de islamización de todo el territorio y combatió con crueldad a los sudaneses del sur –por ser animistas y cristianos y negarse a la islamización–, y a pesar de que la guerra en Sudán llegó a la friolera de más de un millón de muertos, Europa ni bostezó. Sólo empezó a preocuparse y a movilizar su virtual Tribunal Internacional cuando Estados Unidos presionó seriamente. Entre otras cosas, porque el amigo Omar era tan amigo de sus amigos que dio cobertura a yihadistas bien conocidos. Finalmente ha acabado la pesadilla y los sudaneses del sur han conquistado su derecho a existir. Es una esperanza frágil, sometida a los vaivenes dramáticos de la zona, pero esperanza al fin.

Mi sentido abrazo para todos los que han sufrido la barbarie de Al Bashir y ahora se sienten libres. Hoy la historia, al menos en un rincón del mundo, vuelve a brillar."

Fuente: La Vanguardia (Vía)

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Twittear