Juan R. Rallo analiza con los datos oficiales y su evolución desde que se iniciaron la toma de estadísticas y casuística, si se están disparando las agresiones homófobas en España.
Y la conclusión al respecto no deja lugar a dudas. Pese a que los datos oficiales se mantienen estables (y por debajo de los datos del 2013 y 2014 (primeros años en que se empezaron a tomar datos) habiéndose incrementado el porcentaje de denuncias de estos delitos (por el incremento de las campañas, visibilización, llamamientos a ellos, y otros elementos no comentados como la cultura de la cancelación, y la ampliación creciente de qué se considera delito de odio), entonces lo que significa es que los delitos reales totales están cayendo (los delitos conocidos en los últimos años son constantes y hay un mayor porcentaje de gente que denuncia).
Y lo que deriva de todo esto es de una irresponsabilidad política mayúscula. Si los datos son estos, qué sentido tiene que se esté lanzando a la opinión pública que los delitos de odio por orientación sexual e identidad de género se están disparando alarmantemente dentro de nuestro país. Es más, qué sentido tiene que se vincule y culpe a ese falso fenómeno a un determinado partido político (ni aunque fuera cierto ese aumento, que no lo es), es decir, lo que es increíble que se culpe a un partido político (en este caso a Vox) de un inexistente fenómeno, sin tener ningún tipo de evidencia, más allá de que a una determinada ideología política le gustaría que estuviera ocurriendo, esto es, que le pudiéramos echar las culpas a Vox del estallido de estos delitos de odio.
Y eso, como bien dice, sí es frivolizar sobre los delitos de odio por orientación sexual e identidad de género. Eso sí es instrumentalizar políticamente a las victimas de esos delitos de odio contra una determinada formación política porque lo que interesa es desgastar a dicha formación y a sus aledaños para mantenerte tu en el poder y seguir capitalizando electoralmente ese discurso falaz, olvidándose de las verdaderas victimas de esos delitos de odio. A esas victimas no se les está tratando como fines que merezcan de una reparación frente al daño que han sufrido. Se les está tratando como medios, como instrumentos para una repugnante refriega política.
En definitiva, tal como dice el liberalismo, sigamos promoviendo el respeto hacia todos los diversos estilos de las personas, y dentro de ese respeto también debemos incluir no instrumentalizar los dramas humanos que por desgracia siguen existiendo, aunque por suerte parece que cada vez en menor número. Y dejemos fuera ese drama humano de la refriega política. Al menos desde luego, hasta que tengamos evidencia muy cierta de que determinados discursos políticos están fomentando un fenómenos que de momento no se observa afortunadamente en nuestro país.
Y otro mensaje a los políticos: "se que les voy a pedir un sobre esfuerzo que quede fuera de vuestras capacidades y también de vuestras voluntades. No se conviertan en las hienas de los dramas humanos que siguen subsistiendo en nuestro país. No todo vale por acceder o perpetuarse en el poder."
"Tras una reciente denuncia falsa sobre una agresión homófoba, el ministro del Interior, junto a muchos otros políticos y periodistas, ha recalcado que el número de delitos de odio por orientación sexual se está disparando de un modo alarmante en España. ¿Pero es realmente así?"
