domingo, 6 de diciembre de 2015

Perdóneme, Señora Secretaria

Clifford F. Thies responde y deja en evidencia a Hillary Clinton acerca de su declaración (mostrando el ejemplo de Brasil) de que una relación más alta entre impuestos y PIB implica mayor crecimiento (declaración típica de socialistas), mostrando una vez más su ignorancia respecto de la ciencia económica, como desarrolla a continuación.

Artículo de Mises Hispano:

Respondiendo a una pregunta en el Instituto Brookings, la Secretaria de Estado de EEUU, Hillary Clinton, apuntó:
Brasil tiene la relación más alta entre impuestos y PIB del hemisferio occidental y, sabe, están creciendo como locos. Y los ricos se hacen más ricos, pero están sacando a la gente de la pobreza. Hay ahí cierta fórmula que solía funcionarnos hasta que la abandonamos, para nuestra desgracia, en mi opinión.
Los socialistas siempre nos dicen cosas así. En algún tiempo y lugar, se ve que el agua fluye hacia arriba, o al menos lo parece, y ¡voilá! las leyes de la economía salen por la ventana.

Primero, una observación no prueba nada. La economía no funciona así. La Sra. Clinton sólo está revelando su ignorancia respecto de la ciencia económica. ¿Cuál es su teoría, Señora Secretaria, de la relación entre política fiscal y crecimiento y qué dicen todos los datos? La economía no es climatología. No solemos esconder los datos inconvenientes.

Segundo, la teoría económica no dice mucho acerca de la relación de “ingreso fiscal” con PIB y crecimiento económico. Hay varias razones para ello. Enumeraré brevemente cuatro razones y luego me extenderé algo sobre una quinta.
  1. ¿Se consideran ingresos fiscales los ingresos generados por la venta de productos y servicios de empresas públicas? Está claro que si Brasil considera sus ventas de petróleo como ingresos fiscales y México no, no tienen sentido las comparaciones de la relación de ingresos fiscales con el PIB con la tasa de crecimiento económico.
  2. ¿Qué parte del gasto público se financia con la emisión de bonos, cuánta por la emisión de dinero fiduciario y cuánta por ingresos? Está claro que si Estados Unidos financia la mitad del gasto público federal emitiendo bonos y Brasil tiene un presupuesto equilibrado, no tienen sentido las comparaciones de la relación de ingresos fiscales con el PIB con la tasa de crecimiento económico.
  3. ¿Hasta qué punto el seguro social obligatorio implica subvenciones cruzadas? Está claro que si Chile ha privatizado la seguridad social, poniéndola sobre unas bases financiadas y actuarialmente justas, mientras que Estados Unidos tiene un sistema no financiado e igualitario de seguridad social, no tienen sentido las comparaciones de la relación de ingresos fiscales con el PIB con la tasa de crecimiento económico.
  4. ¿Hasta qué punto se recaudan los impuestos con tipos bajos y amplios? Está claro que si Brasil ha allanado sustancialmente su estructura impositiva, de forma que obtiene la mayoría de sus ingresos fiscales con tipos bajos aplicados uniformemente a actividades económicas ampliamente definidas y Estados Unidos excepciona del impuesto federal de la renta a la mitad inferior de los perceptores de ingresos y aplica los tipos fiscales marginales más altos del mundo a los mayores perceptores de ingresos, no tienen, bueno, sí tienen sentido, pero las comparaciones de la relación de ingresos fiscales con el PIB con la tasa de crecimiento económico no son lineales.
A causa de las cuatro observaciones anteriores, quienes desarrollaron tanto el índice de libertad económica del Instituto Fraser como el índice Wall Street Journal/Heritage Foundation no usaron la relación entre ingreso fiscal y PIB como parte de sus índices. Usan una relación entre gasto público y PIB y los tipos marginales máximos.

Aunque cada uno de los cuatro asuntos anteriores es importante, quiero centrarme en la diferencia entre el nivel del PIB y la tasa de crecimiento del PIB. Estados Unidos hace tiempo que tiene una economía de mercado relativamente libre. Como indica el índice de libertad económica elaborado por el Instituto Fraser, en unas escala de 1 a 10, los Estados Unidos fueron de un 7 en 1970 a 8 coma algo en 2000. Luego, ajo el augusto liderazgo del equipo del Presidente George W. Bush, el portavoz de la Casa Blanca Tom DeLay y el Presidente Temporal del Senado Ted Stevens, la libertad económica cayó un poco durante la década del 2000, al jugarnos la libertad económica en EEUU en la Operación Libertad para Iraq. Para cuando se recojan las cifras para nuestro líder actual, el Grande, sin duda habrán caído un poco más.

Por tanto, ¿qué esperaríamos que ocurriera al crecimiento económico en Estados Unidos durante los últimos 30 años. Esperaríamos un fuerte crecimiento económico durante las décadas de 1980 y 1990, pues nuestra economía respondería a los mayores incentivos para trabajar, ahorrar e invertir, exactamente como ocurrió. Y esperaríamos una ralentización durante la década de 2000, exactamente como ocurrió. Así que en lugar de contradecir las leyes económicas, el registro reciente de los Estados Unidos revalida las ya bien establecidas leyes de la economía.

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Ocupémonos ahora de Brasil. Hace cuarenta años, Brasil era una economía mixta, con elementos de socialismo y fascismo populista. Lógicamente, era también una economía pobre. Entonces, a partir de finales de la década de 1980, el país empezó a implantar reformas económicas. Quizá más importante, reemplazó su inflación de tres dígitos de varias décadas por una divisa nueva y relativamente estable. También siguió la tendencia mundial de privatizar empresas públicas, liberalizara el comercio internacional, desregular la economía interna y rebajar los tipos fiscales marginales.

Sobre el asunto concreto de los tipos fiscales marginales, los de Brasil son menores que los de Estados Unidos (aunque a ambos se les haya dado la misma calificación para 2007 en el Instituto Fraser). En Brasil los tipos máximos de sociedad y renta individual son el 25% y el 27,5% respectivamente, mientras que el Estados Unidos los tipos equivalentes son ambos del 35%. Sobre cómo puede Brasil generar más ingresos con un tipo marginal más bajo que el que tenemos en Estados Unidos, la razón es, como he dicho antes, porque la relación no es lineal.

Desde un mínimo en el índice de libertad económica de 3 coma algo a mediados de la década de 1980, Brasil ha ascendido constantemente, llegando recientemente al 6. Así que, ¿qué cabría esperar del crecimiento económico de Brasil? ¿Que Brasil disfrutara de un fuerte crecimiento económico y de la perspectiva, con reformas continuas del mercado, de más crecimiento? ¡Sin duda! El agua no fluye hacia arriba en Brasil. Fluye exactamente en la dirección en la que las leyes de la economía dicen que debería hacerlo.

Es verdad que el índice de libertad económica sigue siendo inferior en Brasil que en Estados Unidos y que el nivel de vida, medido en PIB per capita, sigue siendo menor. Pero hay razones para el optimismo en ese país. Las encuestas globales encuentran mayores porcentajes de partidarios del libre comercio y la economía de mercado en Brasil que en estados Unidos. Es Brasil, junto con India, el que continúa promoviendo la Ronda de Doha de negociaciones comerciales, mucho después de que Estados Unidos y los países europeos la abandonaran. Brasil y los activos países de rentas medias del mundo lo entienden. Y no digamos las comunidades de empresarios emergentes en las repúblicas latinoamericanas y otros lugares del mundo que han adoptados reformas orientadas al mercado en sus economías.

Ah, una cosa más. Brasil no tiene la relación más alta de ingresos fiscales respecto del PIB en el hemisferio occidental. La tiene Cuba.

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