Sobre los acontecimientos acaecidos este fin de semana en Madrid por el movimiento Yonopago colándose en el Metro:
"Este fin de semana ha tenido lugar otro acto de protesta de los de última generación: indignado, demagógico e inútil, pero con un trasfondo muy dañino. En este caso, unas 50 personas se han encaminado hacia la estación de Metro de Callao (en Madrid) dispuestos a entrar sin pagar el euro cincuenta que cuesta el billete. Según sus propias declaraciones al llegar a la estación, gracias a la gente que se les iba uniendo, eran ya unos doscientos ciudadanos.
Lógicamente, sucedió lo previsible: los guardias de seguridad del Metro de Madrid avisaron a la unidad de intervención policial que cargó contra quienes habían pasado los torniquetes de la entrada del metro sin pagar y estaban alterando el orden. El resultado: cuatro detenidos.
Los participantes, que se aunaron bajo el slogan #yoNOpago, y convocaron la iniciativa en las redes sociales, protestaban por la subida del transporte público. Según ellos mismos han explicado, se inspiraron en el movimiento 'Den Plirono' que surgió en Grecia a raíz de la subida del precio del transporte y que organiza acciones en el metro, las estaciones o las autopistas para que todo el mundo pase gratis.
A algunos les puede sonar romántico, pero no deja de ser un “sinpa” (abreviatura de “sin pagar”) de toda la vida. Para empezar, el 60% del coste del Metro se sufraga vía impuestos, luego, pagar, pagar, ya estamos pagando. Pero ¿qué significa realmente esta iniciativa? Significa que cuando las cosas van mal tenemos derecho a que nos regalen los bienes y servicios que necesitamos. Esa idea es muy nociva porque da a entender que los llamados “bienes públicos” son pagados por alguna banda de extraterrestres o por nuestros representantes en el Congreso, o por alguien que no somos nosotros. Y no es así. Se trata de bienes financiados con impuestos procedentes de los bolsillos de todos. En esencia son bienes que podrían ser provistos privadamente, porque se definen por ser no excluyentes y por su no rivalidad. Sin embargo, tradicionalmente son financiados por los ciudadanos y gestionados por el Estado. Podemos imaginar qué sucede con la fragancia de un perfume: no puedes impedir que una persona en concreto lo huela y además el que una persona más disfrute de la fragancia no impide que yo siga percibiéndolo igual que antes. El ejemplo más típico es la defensa. En el caso del Metro, un pasajero gorrón que no pague no impide que los demás se beneficien del transporte, pero claro, el coste individual aumenta. Es un fraude para quienes pagamos. Esto es lo que proclaman los que deciden no pagar: mejor paga tú.
Pero ¿qué pasaría si todos no pagáramos? Al fin y al cabo, todos padecemos los rigores de la crisis. Tal vez los defensores de la iniciativa #yoNOpago crean que si nadie paga el transporte público de Madrid le pasarán la factura a Ana Botella o Esperanza Aguirre, pero nada más lejos de la realidad. Si el Metro fuera gratis significaría que ya lo pagamos íntegramente con nuestros impuestos. Eso serviría para que tuviéramos la ilusión de que nos lo regalan cada vez que atravesáramos las puertas de entrada. Pero no dejaría de ser exactamente eso: una ilusión.
Finalmente, me pregunto qué sentido tiene inspirarse en un movimiento cívico de un país que, gracias a la imposibilidad de aplicar medidas de ajuste y racionalidad económica, está en quiebra. Y no solamente eso. Grecia, además, está arrastrando a los demás países de la Unión Europea a una recesión general, debido entre otras cosas al entramado de deuda soberana griega en manos de bancos de países europeos. Grecia no paga, los bancos se ven en apuros y la liquidez del sistema financiero de esos países se ve comprometida. No es un buen momento para andarse con tonterías. Es la hora de ser responsables y de darse cuenta de que o bien nos negamos a pagar los impuestos de forma generalizada y llevamos el sistema a la quiebra, pero de verdad, o bien empeoraremos una situación que ya de por sí es mala, en lugar de tratar de salir lo menos mal parados posible.
Lo más terrible de todo esto es la falta de criterio, de ideales y de principios de estos indignados de pacotilla que importan los peores comportamientos de los países más irresponsables solamente para montar bulla sabiendo que no va a haber resultados."
Fuente: Vozpopuli
En este caso, creo que a pesar de estar de acuerdo con que las cosas no deben ser "gratis total", en realidad este es un simple "gesto de protesta" sobre el verdadero problema.
ResponderEliminarPorque lo que creo es que el verdadero problema no está ni en el transporte, ni en la sanidad, ni en algunas otras cosas que tanto se están aireando, sino en los gastos suntuosos (o untuosos en muchos casos), que hacen que la economía no pueda ser "social".