sábado, 23 de febrero de 2019

Guerra Cultural


Axel Kaiser analiza la enorme politización actual de la sociedad (nunca vista en tiempos de paz), la responsabilidad de la izquierda en la infección de la sociedad en categorías conflictivas, fruto de su "avasalladora hegemonía en la universidad", y que le lleva a penetrar en las élites del país, llevando a una fuerte fractura social, de la que algunos líderes (Trump por ejemplo) son solo un síntoma del problema. 


Como indica, la corrección política se ha convertido en una nueva Inquisición, que fruto fundamentalmente de la izquierda radical "ha purgado las humanidades, y buena parte de las ciencias sociales, de toda diversidad intelectual bajo la mascarada de la diversidad étnica, de género, sexual...
Y cualquier "resistencia a su proyecto orwelliano de creación de una nueva narrativa histórica y social, e incluso de un nuevo lenguaje, es destruida mediante la censura, e incluso por medios violentos". 

La idea para esta izquierda radical (cuyo relato es el hegemónico hoy),es "que EEUU y Occidente son sociedades opresivas al servicio del hombre blanco heterosexual y que un sinfín de minorías, particularmente las afroamericanas, continúan abusadas por el sistema. La evidencia empírica ofrecida por académicos afroamericanos como Thomas Sowell o Roland Fryer, según la cual es la propia cultura de muchos subgrupos de afroamericanos -sumada a la pésima educación pública, la destrucción de la familia y los nefastos incentivos creados por el Estado benefactor- lo que les mantiene con índices tan malos de desempeño en diversas áreas, son simplemente descalificadas." 
"Lo mismo ocurre con el mito de la brecha salarial entre hombres y mujeres, del que diversos estudios, entre ellos, de la economista Clauda Goldwin en Harvard, han demostrado que se reduce casi hasta el punto de desaparecer cuando se mide correctamente."

"Pero la evidencia no importa a estos activistas ni a muchos políticos que buscan salir elegidos enarbolando las banderas de la corrección política". 

Como concluye, así se van nutriendo "las guerras culturales bajo la supuesta corrección de injusticias estructurales, al decir de la terminología neomarxista de moda. Si a ello sumamos las redes sociales, que han dinamitado la convivencia, permitiendo que turbas sedientas de linchamiento dictaminen la agenda de medios también ideológicamente sesgados, nos encontramos en una nueva realidad en la cual todos los grupos que no tienen el fluido estatus de victima son sospechosos de herejía y eventualmente merecedores de linchamiento. "


Fuente: Diario Financiero

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