Publicado en El Confidencial:
Hoy es uno de esos días en los que la población no deja de preguntarse cómo es posible que a deportista de elite, sano, con 26 años, se le pueda parar el corazón de repente, sin avisar. “Los infartos puede darse a cualquier edad”, avisa José Calabuig, especialista en cardiología de la Clínica Universidad de Navarra. Los casos más llamativos son los que producen una muerte súbita, porque el primer síntoma que aparece es la propia muerte. Pero la patología coronaria y los accidentes cerebrovasculares matan a más personas al año que todos los cánceres juntos y, sobre todo, están sorteando las armas actuales que existen para detectar a las personas más vulnerables a padecer un infarto.
Daniel Jarque, el capitán del Espanyol que acaba de conmocionar al mundo deportivo por morir súbitamente, nunca había presentado dolencias cardiacas y había sido sometido a exhaustivos exámenes médicos antes de comenzar la pretemporada. Hay publicaciones que recuerdan que entre un 2 y un 3% de la población muere súbitamente “sin llegar a saber nunca la causa real de esta muerte”, dice el doctor Calabuig.
Según el cardiólogo, el grupo de mayor riesgo de padecerlo son los varones de 35 años o más que se inician en el deporte con la ilusión de perder algún kilo. “Hay que valorar si el corazón está sano y se le puede someter al esfuerzo que requiere la realización del ejercicio físico, la respuesta del organismo al esfuerzo (tensión arterial, arritmias…) y esto se logra mediante un control previo. En los estudios sobre muerte súbita ha distinguido dos grupos de edad. La barrera está puesta en los 35 años.
Gracias a las necropsias realizadas a los menores de esa edad, sobre todo niños y adolescentes, se sabe que en un 90% de las veces se produce por una malformación congénita en el corazón; en el 7% se descubre una miocardiopatía y en un 2% las causas han tenido un origen eléctrico, es decir, “por arritmias”. Los que superan la barrera de los 35, en el 90% de los casos se produce por lesiones en las arterias coronarias causantes de un cuadro agudo de cardiopatía isquémica (infarto, arritmia…); en un 7% de los casos se descubre una miocardiopatía; en un 2% por estenosis aórtica severa, un 0,5% alteraciones eléctricas y un 0,5% drogas o fármacos.
“Las lesiones en las arterias coronarias suelen estar causadas por el tabaco, el colesterol, la hipertensión arterial, diabetes…”. Otras alteraciones son difíciles de descubrir con las exploraciones convencionales y se dan a conocer cuando se somete al corazón a un ejercicio intenso. “Por eso los deportistas que se acercan a la competición desde jóvenes deben ser sometidos a una exploración cardiológico más completa”, solicita el doctor Calabuig.
También hay personas que corren más riesgo de padecer un infarto que otras: aquellos que viven permanentemente sometidos a un estrés constante, deberían comenzar a preocuparse por bajar el ritmo. “A más responsabilidad laboral, más riesgo de infarto”, recuerda el doctor Calabuig. Hay estudios que prueban que la ansiedad y la insatisfacción son factores determinantes en la aparición de enfermedades cardiovasculares. “La crisis provoca más cuadros depresivos que cardiovasculares”, relaja el doctor Calabuig.
Recomendaciones para personas que hayan sufrido un infarto
El doctor Calabuig recomienda modificar los hábitos de vida a aquellas personas que hayan superado un infarto de miocardio. Los pacientes deberían incluir un ejercicio diario, el consumo moderado de alcohol, un control del peso y reducir la ingesta de sal, así como una alimentación sana y equilibrada, rica en fruta y verdura y baja en grasas saturadas. “Está demostrado que es mucho peor el sedentarismo y la obesidad que el deporte de elite”, recuerda.
No hay comentarios:
Publicar un comentario