De Fernando Blanco:
"Hagamos política-ficción e imaginemos un supuesto: ¿Que pensaríais si el gobierno de España, dada la influencia de la iglesia católica (que formase parte de la administración central con varios ministerios, entre ellos el de educación y cultura), prohibiera la entrada al país a cualquier ciudadano del mundo que hubiera tan solo pisado “el inmoral y libertino” Brasil, fuente de ilegalidad y pecado? Sin excusas ni excepciones: quien haya visitado Brasil no podrá nunca visitar España y de esta manera el estado, más o menos confesional, pone en marcha una maquinaria basada en la ignorancia, la xenofobia, el racismo y el autoritarismo contra todo aquel que, libremente, hubiera decidido visitar las maravillosas playas brasileñas.
Como relata Fernando Blanco, un sello de entrada a Israel en el pasaporte, teóricamente te cierra las puertas para siempre (en la práctica, hasta que cambie de pasaporte) del Líbano, Siria y todos los países del golfo (Dubai, Bahrein, etc) o te deja a merced de la decisión de las autoridades inmigratorias de cualquier país árabe para poner un pie en ellos. El estado judío, dicen ellos, no tiene derecho a existir y por lo tanto tu pasaporte es ilegal, por lo que tu libertad a la hora de elegir Israel como destino de vacaciones te deja, como ciudadano europeo, sin derechos en prácicamente todos los países islámicos del mundo.
Esto también es racismo, esto también es xenofobia. La diferencia es que el caso de España y Brasil es pura ficción y lo de mi pasaporte y el sello israelí es la triste realidad. "
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