Antiguamente se consideraba como “palabras mayores” a seis en concreto. Dirigírselas a una persona era un delito y así constaba en las leyes, por lo que uno podía ser sancionado severamente.
Las palabras son: gafo (significa leproso); sodomético (que ya no se usa y que quería decir sodomita); hereje, traidor, puta (dirigido a una mujer casada y respetable, si no era así no se consideraba delito) y cornudo (dirigido al marido respetable).
Éstas eran las palabras mayores y uno debía cuidarse dónde las decía porque le podía costar el calabozo. Poco a poco la consideración de “palabra mayor” se extendió a cualquier palabra insultante, y hoy en día no se le da siempre ese sentido y se usa más a menudo para decir que algo es muy importante.
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