martes, 1 de octubre de 2013

Maduro pide castigar a los medios que informen sobre desabastecimiento. (Política, Economía. 2.020)

Y siguen las barbaridades totalitarias de este personaje ante su incapacidad manifiesta para solventar un problema generado por sus (su partido con Chávez) políticas.

Ahora quiere sancionar a todo medio de comunicación que informe sobre el desabastecimiento de alimentos y productos varios (porque "supone hacerle la guerra al pueblo"). Viva la libertad de expresión en este paraíso democrático, como así define más de uno.

Este desabastecimiento ya está causando las primeras muertes. Pero ya se sabe que el socialismo y sus políticas intervencionistas son por el bien del pueblo y de los necesitados, y generan un mayor bienestar...

La otra estrategia es la de repetir que aquí no falta de nada...
Artículo de Clarín:
"El presidente Nicolás Maduro acusó ayer a los medios de comunicación de dirigir una presunta “guerra psicológica de la prensa” con las compras “nerviosas” de los consumidores y que exigió a la Fiscalía General sancionar a todo el que informe sobre el desabastecimiento de alimentos y productos, porque en su criterio eso constituye “propaganda de guerra”.
“Yo le pido a la Fiscal General de la República, Luisa Ortega Díaz, que de acuerdo al ordenamiento jurídico de Venezuela evalúe medidas especiales desde la Fiscalía junto al Poder Judicial para nosotros castigar la guerra psicológica que ejerce la prensa escrita, la televisión y la radio contra la seguridad alimentaria del pueblo y contra la vida económica de la nación. No puede haber impunidad en eso tampoco”, dijo.
En su opinión si la prensa informa que “va a faltar la papa, va a faltar la carne, no duran 24 horas, eso es propaganda de guerra”. Y agregó: “Yo le pido a la Fiscal General, como jefe de Estado, que actuemos severamente contra quienes continúen con esa guerra. No nos dejemos chantajear, en Venezuela hay libertad de prensa, hay libertad de expresión, pero lo que no puede haber es libertad para destruir al pueblo, para hacerle guerra al pueblo, no lo podemos aceptar”.
Por su lado el vicepresidente Jorge Arreaza, yerno del fallecido presidente Hugo Chávez, afirmó que en Venezuela no falta nada, es decir, hay de todo. “Aquí no falta pollo ni carne ni aceite ni leche ni azúcar ni café ni margarina ni papel higiénico”, dijo repitiendo el ni-ni hasta el cansancio.
Cuando escucharon esa declaración por la tele algunas amas de casa, que recorren los supermercados tres veces a la semana, haciendo largas colas para ver si consiguen los productos de primera necesidad, dijeron a Clarín: “Claro, en la casa presidencial no falta nada, pero retamos al vicepresidente para que haga cola con nosotros dos y tres horas para conseguir los alimentos escasos”.
El que tampoco se quedó callado fue el líder opositor, Henrique Capriles: acusó al gobierno de imponer una censura de prensa con amenazas a medios independientes. En su cuenta de Twitter, el ex candidato presidencial dijo que “ya la censura y autocensura llegaron a algunos portales de noticias en internet”, afirmando que el gobierno utiliza el órgano recaudador de impuestos, Seniat, para chantajearlos. El gobierno corrupto, obsesionado con tapar la verdad del desastre que hay en el país, presiona a medios y está logrando su autocensura”, señaló.
El Banco Central de Venezuela informó que el nivel de desabastecimiento es del 20%. La desesperación por la escasez ha causado ya dos muertes, todos del interior, donde se siente mayor el impacto porque el gobierno abastece primero a Caracas y después a las provincias para no mostrar la cara fea de la crisis.
El jueves pasado Rosibel Andreína González Gómez, de 18 años, en San Mateo, estado Aragua, embarazada de seis meses perdió a su bebé en una pelea que tuvo con su media hermana Ninoska Gómez Valderrama, de 20 años, por una patada que le dio en la barriga disputándose un kilo de harina de maíz. Y José Gregorio Cortez Fuenmayor, de 41 años, murió asfixiado por la avalancha de consumidores que se disputaban una botella de aceite y un pan de margarina en el supermercado estatal Bicentenario de Ciudad Bolívar, al sur del país."

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