Jesús Rul analiza la quimera actual de la cooficialidad lingüística en las regiones españolas con lenguas cooficiales y la evidente diferencia entre lo que marca la ley y la Constitución, la Jurisprudencia e incluso los Estatutos de Autonomía, y lo que está ocurriendo, con la implicación que ello tiene respecto a derechos fundamentales de los ciudadanos.
Artículo de Voz Pópuli:

El tratamiento lingüístico en comunidades con lenguas cooficiales da lugar a distintos modelos en función de criterios constitucionales y normativos. No obstante, nuestra propia experiencia pone en evidencia que la voluntad de poder e influencia es capaz de modificar e incluso transformar el modelo inicial.
Si nos atenemos a los hechos de casi todas las comunidades españolas con lenguas cooficiales, Cataluña, País Vasco, Comunidad Valenciana y Baleares, resulta que los desarrollos lingüísticos que se dan en ellas distan del modelo constitucional y, en su lugar, se desarrollan políticas que optan por el dominio de la lengua cooficial en detrimento del castellano, tanto en comunidades gobernadas durante décadas por nacionalistas (País Vasco y Cataluña) como en las gobernadas por PSOE y PP (Baleares y Valencia).
El tratamiento de la cooficialidad lingüística tiene capital importancia, tanto sociopolítica y cultural como personal y ciudadana, por lo que debe ordenarse y cuidarse con esmero porque afecta de lleno a los derechos civiles y al futuro sociocultural de las sociedades. Cuando no se hace así es motivo de conflictos y litigios que expresan malestar social porque se vulneran derechos y expectativas razonables de las personas.
La arquitectura básica del tratamiento lingüístico está definida en la Constitución española (CE):
En resumen, los ejes lingüísticos son claros: en España hay una lengua oficial, el castellano o español, patrimonio de derechos y deberes de todos los españoles. Las otras lenguas de España son cooficiales en sus respectivas CCAA que fomentarán su enseñanza, pero faltan las concreciones sociolingüísticas propias de un modelo lingüístico que debería tener su desarrollo mediante una ley orgánica ya que afecta a derechos fundamentales (art. 81.1 CE). El propio Tribunal Constitucional establece que “El Estado puede regular las garantías básicas de la igualdad del castellano como lengua oficial (…), así como las garantías del cumplimiento del deber de conocimiento del castellano, entre las que se halla la obligatoriedad de enseñanza de este idioma” (STC 82/96).
A lo largo de los últimos 40 años, desde la aprobación de la CE, ningún gobierno de la Nación Española ha promovido un modelo lingüístico de España, ni las Cortes Generales han legislado sobre estos derechos y deberes ciudadanos. Quienes lo han hecho con profusión han sido, en efecto, los gobiernos nacionalistas catalán y vasco a través de sus estatutos de autonomía, el desarrollo legislativo y reglamentario y, posteriormente, por distintos gobiernos en Baleares, Valencia y Navarra. El resultado es evidente: desequilibrio lingüístico, utilización de la lengua como arma de identidad y de influencia ideológica con fines de ingeniería social, vulneración de derechos individuales, conflictos y judicialización con el efecto anómalo de desnaturalizar y corromper el orden lingüístico constitucional.
El reequilibrio del sistema requiere el desarrollo de los criterios lingüísticos constitucionales dotando a la Nación de un Modelo Lingüístico garante de los derechos lingüísticos de todos con equidad, pero creando las condiciones efectivas de su cumplimiento para el ejercicio de los deberes lingüísticos a ciudadanos, administraciones, instituciones y poderes públicos. Como es sabido es más difícil corregir lo que se hace mal que empezar de nuevo, pero este es el reto al que nos enfrentamos. Para estos fines se cuenta con la jurisprudencia del Tribunal Constitucional y del Tribunal Supremo, así como con las aportaciones de los estudios lingüísticos.
La doctrina jurisprudencial ha incidido en los siguientes desarrollos en materia lingüística que rigen para la función legislativa y la administrativa:
Articular un modelo lingüístico en el marco de una ley orgánica comporta desarrollar los factores analíticos que lo conforman y definir los criterios que rigen con relación a derechos y deberes incluyendo las faltas y sanciones. Sobre estos contenidos remito al artículo ¿TieneEspañaunmodelolingüístico? publicado por Vozpópuli el 20.09.2018.
Para comprender el grado de desmesura al que se ha llegado, puede considerarse el tratamiento de la cooficialidad lingüística en Cataluña:
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