lunes, 27 de febrero de 2012

Continúa sin haber razones para asustarse por el calentamiento global. (Calentamiento global. 64)

En el post 58 sobre calentamiento global, me hacía eco de la carta firmada y mandada por diversos científicos de renombre y mandada al Wall Strett Journal titulada "No hay razón para temer el calentamiento global" al respecto de los intereses que hay en el tema del calentamiento global, así como las campañas de manipulación puestas al descubierto.

La carta recibió varias críticas en otro artículo y éstos han vuelto a contestar de esta manera:

La traducción y seguimiento viene del trabajo de Heber Rizzo en su interesante blog El atril del Orador y esta es la respuesta que dieron:

NOTA: Esta carta responde a las críticas realizadas por Kevin Trenberth y otros 37 científicos en un artículo publicado el 1 de Febrero y por Robert Byer de la Asociación Física Americana en una carta publicada el 6 de febrero.

"El interés generado por nuestro artículo del 27 de enero en el Wall Street Journal resulta gratificante, pero es tan extensa que limitaremos nuestra respuesta a una carta al editor publicada el 1 de febrero de 2012 y escrita por Kevin Trenberth y otros 27 co-firmantes, y a la carta del 6 de febrero enviada por Robert Byer, presidente de la Sociedad Física Americana.

Estamos de acuerdo con el Sr. Trenberth et al. en que la experiencia es importante en el cuidado médico, como así también en cualquier otra materia de importancia para los seres humanos o para nuestro medioambiente.

Consideremos entonces que al eliminar a los combustibles fósiles, a los receptores del cuidado médico (todos nosotros) se nos pida aceptar a cualquier monto que cueste un trasplante de corazón. Según la mayoría de las cartas de derechos de los pacientes, estos tienen mucho que decir en cuanto a la decisión del tratamiento. Preguntas naturales serán, por ejemplo, si realmente se necesita un trasplante de corazón, y sobre cuán exitoso había sido el equipo de diagnóstico en el pasado.

En este aspecto, una medición importante de experiencia científica es la capacidad de realizar predicciones exitosas. Cuando las predicciones fallan, decimos que la teoría ha sido “falsada” (NT: es decir, probada como falsa) y que deberíamos buscar las razones de ese fracaso.

Como vemos en la gráfica de más abajo, se registra la temperatura anual de la Tierra medida desde 1989, justo antes del primer informe del Panel Intergubernamental para el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés). También se muestran las proyecciones del aumento probable de la temperatura, tal como se publican en los resúmenes de cada uno de los cuatro informes del IPCC, el primero del año 1990 y el último del año 2007.

Estas proyecciones se basaron en modelos de computadora del IPCC acerca de cómo el aumento del CO2 atmosférico calentaría a la Tierra. Algunos de los modelos predicen tasas más altas o más bajas de calentamiento, pero las proyecciones mostradas en la gráfica y sus extensiones en el futuro distante son la base para la mayoría de los estudios de efectos medioambientales y de las opciones de políticas de mitigación. Las fluctuaciones de año a año y las discrepancias no son importantes, sino que lo significativo se encuentra en las tendencias a largo plazo.


Las líneas punteadas indican las diferentes proyecciones del IPCC. La línea roja muestra las temperaturas efectivamente registradas.
© Scientists reply on golbal warming

Según la gráfica parecería que las proyecciones exageran sustancialmente la respuesta de la temperatura de la Tierra al CO2, que se incrementó en un 11% desde 1989 hasta 2011. Más aún, cuando se examina el registro histórico de la temperatura a lo largo del siglo XX, los datos sugieren fuertemente un efecto del CO2 mucho más bajo que el calculado por todos los modelos.

La carta de Trenberth nos dice que “los modelos de computadora han mostrado recientemente que durante los períodos en que hay un crecimiento menor de las temperaturas de superficie, el calentamiento está ocurriendo en otros lugares del sistema climático, típicamente en el océano profundo”.

El sistema ARGO de boyas está proporcionando datos cada vez más confiables sobre la temperatura de las capas superiores del océano, donde debería residir buena parte de cualquier calentamiento. Pero de una manera muy parecida a la que se muestra en la gráfica, el contenido calórico de las capas superiores del océano no está aumentando ni cerca de tan rápido como predicen los modelos del IPCC, y quizás no se estén calentando en absoluto. ¿Por qué deberíamos ahora creer en los exagerados modelos del IPCC que nos dicen que ese “calor perdido” se está escondiendo en el único lugar que hasta ahora no ha sido medido confiablemente: el océano profundo?

Dado este dudoso récord de predicciones, resulta enteramente razonable pedir una segunda opinión. Hemos ofrecido la nuestra. Pidiendo excusas por nuestra inmodestia, todos nosotros hemos gozado de distinguidas carreras en la ciencia climática o en ciencias y disciplinas de ingeniería que son claves (tales como física, aeronáutica, geología, biología, predicciones del tiempo) en las que se basa la ciencia climática.

Trenberth et al. nos dicen que los cuerpos directivos de las grandes academias científicas nacionales han dicho que “la ciencia está clara, el mundo se está calentado y los seres humanos son los principales responsables”. Aparentemente, cada generación de la humanidad necesita re-aprender que la Madre Naturaleza nos dice qué es la ciencia, no los autoritarios burócratas académicos ni sus modelos computacionales.

Una de las razones para mantenerse alerta es que, como explicamos en nuestro primer artículo, hay otros motivos además de la ciencia objetiva que están muy activos en el “establishment” científico. Todos nosotros somos miembros de grandes academias y sociedades científicas, pero urgimos a nuestros lectores a que no dependan de los pomposos pronunciamientos académicos, es decir, en lo se dice, sino que sigan el lema de la Real Sociedad de Gran Bretaña, una de las más antiguas sociedades de sabios del mundo: Nullius in verba (no confiar en la palabra de nadie). Como dijimos en nuestro artículo, todos deberían tener en cuenta ciertos hechos testarudos que no se ajustan a la teoría expuesta por Trenberth, como por ejemplo la gráfica de temperaturas que mostramos más arriba, o datos similares en las temperaturas de la atmósfera inferior y del océano superior.

¿Qué debemos hacer con la afirmación de esa carta: “Los expertos climáticos saben que la tendencia a largo plazo del calentamiento no se ha abatido en la última década. De hecho, ha sido la década más cálida que se ha registrado”? En esta gráfica no vemos ninguna tendencia de calentamiento posterior al año 2000. Es verdad que los años 2000-2010 fueron quizás 0,2ºC más cálidos que los 10 años precedentes. Pero los registros indican que mucho antes de que las concentraciones de CO2 en la atmósfera comenzaran a aumentar, la Tierra comenzó a calentarse a trompicones desde el final de la Pequeña Edad de Hielo, hace centenares de años. Esta tendencia a largo plazo ha producido, muy probablemente, varios años cálidos en fila. La cuestión es cuánto de este calentamiento proviene del CO2 y cuándo a otros factores, tanto naturales como antropogénicos.

Ha habido muchas veces en el pasado momentos en que hubo décadas más cálidas. Puede haber sido más cálido en los tiempos medievales, cuando los vikingos se establecieron en Groenlandia, y se exportaba vino desde Inglaterra.

Muchos indicadores muestran que el Calentamiento Medieval tuvo una extensión global. E incluso hubo períodos más cálidos hace unos miles de años durante el Óptimo Climático del Holoceno. El hecho es que hay muchas influencias muy poderosas en el clima terrestre que no tienen nada que ver con el CO2 generado por los humanos. La gráfica sugiere fuertemente que el IPCC ha subestimado grandemente las fuentes naturales del calentamiento (y del enfriamiento), y que ha exagerado enormemente el calentamiento causado por el CO2.

La carta de Trenberth afirma: “La investigación muestra que más del 97% de los científicos que publican activamente en el campo concuerda en que el cambio climático es real y causado por los seres humanos”. Sin embargo, esa afirmación de un apoyo del 97% es engañosa. La investigación contenía preguntas triviales con las que cualquiera estaría de acuerdo. Así, estas investigaciones descubren que una gran mayoría está de acuerdo con que las temperaturas han aumentado desde 1800 y con que las actividades humanas han tenido algún impacto.

Pero lo que está en discusión es el tamaño y la naturaleza de la contribución humana al calentamiento global. Afirmar, como hace aparentemente la carta de Trenberth, que disputar esto constituye “una visión extrema que está fuera de paso con casi cualquier otro experto climático” es, al menos, peculiar.

Se podría inferir de la carta de Trenberth que los hechos científicos están determinados por una mayoría de votos. Algunos filósofos post-modernos han hecho tales afirmaciones. Pero los hechos científicos provienen de observaciones, experimentos y análisis cuidadosos, no por el voto casi unánime de un grupo de gente.

Los esfuerzos continuados del “establishment” climático para eliminar “opiniones extremas” pueden adquirir una naturaleza seriamente amenazadora cuando el esfuerzo está dirigido a silenciar la oposición científica. En nuestro artículo mencionamos la campaña de alrededores de 2003 para lograr que el Dr. Chris de Freitas fuera removido no solamente de su posición como editor de la revista Climate Research, sino también de su trabajo universitario. Buena parte de esa campaña está documentada en los e-mails del Climategate, donde uno de los signatarios de la carta de Trenberth et al. escribe: “Creo que un boicot contra la publicación, revisión o incluso la mera citación de artículos provenientes de Climate Research (entonces editada por el Dr. de Freitas) es algo serio, pero quizás sea también la acción mínima que debería ser tomada”.

O consideremos la renuncia del año pasado de Wolfgang Wagner, editor en jefe de la revista Remote Sensing. En un editorial de renuncia que es una inquietante reminiscencia de pasadas retractaciones de herejes políticos y religiosos. El Sr. Wagner confesó su “pecado” de publicar un artículo correctamente revisado por pares de los científicos Roy Spencer y William Bruswell de la universidad de Alabama que contenía el hallazgo de que los modelos del IPCC exageraban el calentamiento causado por el incremento de CO2.

La carta de Trenberth nos dice que la descarbonización de la economía mundial “acarrearía décadas de crecimiento económico”. Esta no es una afirmación científica ni hay evidencias de que sea cierta. Una transición prematura a escala global de los combustibles fósiles requeriría una intervención gubernamental masiva para sostener el despliegue de una tecnología energética más cara.

Si hubiera ventajas económicas de la inversión en tecnología que depende del apoyo de los contribuyentes, compañías tales como Beacon Power, Evergreen Solar, Solar Millenium, SpectraWatt, Solyndra, Ener1 y Renewable Energy Development Corporation estarían prosperando en lugar de haciendo solicitudes por bancarrota durante los últimos meses.

La experiencia europea con las tecnologías verdes ha sido también descorazonadora. Un estudio muestra que cada nuevo “trabajo verde” en España ha destruido más de dos trabajos existentes y desviado capital que podría haber creado nuevos trabajos en otros lugares de la economía.

Más recientemente, los gobiernos europeos han estado cortando los subsidios para las costosas tecnologías energéticas que no emiten CO2, que no es algo que se podría esperar si estos subsidios estuvieran estimulando sus lánguidas economías.

Y como apuntamos en nuestro primer artículo, es improbable que haya algún beneficio medioambiental en la reducción de las emisiones de CO2 asociadas con las tecnologías verdes, que se basan en la demonización del CO2.

En cuanto a la carta del presidente de la Sociedad Física Americana (APS, por sus siglas en inglés), Robert Byer, leemos: “La declaración (sobre el clima) no declara, como sugieren los firmantes de la nota (nuestro primer artículo), que la contribución humana al cambio climático es incontrovertible”. Esto parecería querer decir que la APS no considera, de hecho, que la ciencia esté “establecido” en esta cuestión clave.

Sin embargo aquí tenemos el parágrafo crítico de la declaración que causó la renuncia del premio Nobel Ivar Giaever y de muchos otros miembros de larga data de la APS: “La evidencia es incontrovertible: el calentamiento global está ocurriendo. Si no se toman medidas de mitigación, es probable que ocurran trastornos significativos en los sistemas físicos, ecológicos y sociales de la Tierra, así como en la salud y seguridad humanas. Debemos reducir las emisiones de gases de invernadero, comenzando ahora”. Ninguna persona razonable que lea ésto puede evitar la conclusión de que la APS está declarando que el impacto humano es “incontrovertible”. De otra forma no habría ninguna relación lógica entre el “calentamiento global” y el desesperado llamado a la mitigación.

La respuesta de la APS a la preocupación de sus miembros fue mejor que la de cualquier otra sociedad científica, pero no fue democrática. La dirección de la APS se tomó meses en revisar la declaración que mencionamos más arriba, y finalmente declaró que no era necesario cambiar ninguna palabra, aunque fueron agregadas algo así como 750 palabras para explicar lo que se quería decir con las originales 157. Se permitió a los miembros de la APS enviar comentarios, pero ninguno de ellos fue hecho público.

A pesar de la obstinación de algunos integrantes de la dirección de la APS, varios miembros de buena voluntad están apoyando el establecimiento de un grupo de estudios sobre física climática, libre de política, dentro de la sociedad. Si tienen éxito, facilitará la muy necesitada discusión, debate, e investigación independiente en la física del clima.

En resumen, la ciencia progresa confrontando las predicciones con los datos del mundo real obtenidos de observaciones directas y experimentos rigurosos. Las apuestas en el debate del calentamiento global son demasiado grandes como para negar esta evidencia observacional y declarar que la ciencia está “establecida”. Aunque hay muchos más científicos que están extremadamente bien calificados y han arribado a las mismas conclusiones que nosotros, enfatizamos nuevamente que la ciencia no es un ejercicio democrático y que nuestras conclusiones deben estar basadas en evidencia observacional.

Las predicciones alarmistas de los modelos computacionales han exagerado seriamente el calentamiento del CO2 y han subestimado otras causas. Ya que el CO2 no es un contaminante sino un beneficio sustancial para la agricultura, y ya que su potencial de calentamiento ha sido grandemente exagerado, es tiempo de que el mundo vuelva a examinar su frenética persecución de descarbonización a cualquier costo.


Siguen firmas:

Claude Allegre, former director of the Institute for the Study of the Earth, University of Paris; J. Scott Armstrong, cofounder of the Journal of Forecasting and the International Journal of Forecasting; Jan Breslow, head of the Laboratory of Biochemical Genetics and Metabolism, Rockefeller University; Roger Cohen, fellow, American Physical Society; Edward David, member, National Academy of Engineering and National Academy of Sciences; William Happer, professor of physics, Princeton; Michael Kelly, professor of technology, University of Cambridge, U.K.; William Kininmonth, former head of climate research at the Australian Bureau of Meteorology; Richard Lindzen, professor of atmospheric sciences, MIT; James McGrath, professor of chemistry, Virginia Technical University; Rodney Nichols, former president and CEO of the New York Academy of Sciences; Burt Rutan, aerospace engineer, designer of Voyager and SpaceShipOne; Harrison H. Schmitt, Apollo 17 astronaut and former U.S. senator; Nir Shaviv, professor of astrophysics, Hebrew University, Jerusalem; Henk Tennekes, former director, Royal Dutch Meteorological Service; Antoninio Zichichi, president of the World Federation of Scientists, Geneva.

Como dice Doug L. Hoffman:
“Cuídense, disfruten el interglacial y manténganse escépticos”.

Artículo original: “Concerned Scientists Reply on Global Warming”
Fecha: Febrero 21, 2012
Enlace con el artículo original: aquí"

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