Más acerca de las múltiples anomalías en los contratos de TVE descubiertas por la Intervención General del Estado y que ya comentaba reciéntemente. Por supuesto, esto nunca tiene repercusiones por el despilfarro en la gestión:
"Programas que no alcanzan los objetivos de audiencia pactados, películas que se financian sin criterios imparciales, capítulos de series que se graban antes de que se hayan firmado los contratos, derechos deportivos que se encarecen en más de un 50%. Estas son algunas de las anomalías que ha descubierto la Intervención General de la Administración del Estado en RTVE, según el informe provisional de 2010, año en el que la Corporación estuvo presidida por Alberto Oliart. El informe será definitivo una vez que la empresa haya presentado alegaciones.
La auditoría examina minuciosamente los contratos de los principales programas de TVE y el coste de cada uno de ellos. A tenor de estos datos, el espacio de humor La hora de José Mota es el más gravoso de toda la parrilla (491.000 euros por capítulo, lo que equivale a 12.200 euros el minuto). Entre las series de ficción nacionales, las que le acarrean un mayor desembolso a la televisión pública son Águila roja (913.000 euros la entrega, 11.400 el minuto) y Cuéntame cómo pasó (853.000, 12.100 el minuto). Estas dos series podrían desaparecer de la parrilla hasta 2013 para que no computen en el presupuesto de este ejercicio, ya que RTVE contabiliza el gasto cuando se emiten los capítulos, no cuando se compran.
En el siguiente escalón aparecen títulos como Los misterios de Laura (9.600 euros el minuto), La República (8.500) Gran reserva (8.000) y Pelotas (7.400). La serie diaria de sobremesa Amar en tiempos revueltos (en la que colabora Telefónica) sale por poco más de 1.000 euros. A diferencia de otros ejercicios, en 2010 TVE estuvo obligada a pagar el IVA, lo que encareció la parrilla.
En el caso de Águila roja, la auditoría refleja que aunque TVE se hace cargo del coste total, no obtiene todos los derechos de explotación (por ejemplo, los ingresos por la venta a otras cadenas). En Cuéntame se percibe que un capítulo especial de Nochebuena, de 50 minutos, se abonó como si su duración fuera la habitual (70 minutos). Los auditores cuestionan también que TVE tenga restringidos los derechos de explotación a tres pases de La hora de José Mota, pese a que paga toda la producción. Águila roja tiene, por ejemplo, pases ilimitados, según su productora.
Hacienda expone que en algunos de los programas en los que intervienen productoras privadas las audiencias están por debajo de lo que previsto en función de su coste. Se observa que en ocasiones las grabaciones de los capítulos e incluso la entrega y emisión se produce antes de la firma del contrato de producción, que la aprobación presupuestaria se realiza después de la firma y que existe “un gran desfase” entre la fecha de firma del contrato y la entrada en el registro de la cadena.
Según los auditores, no se cumple la normativa interna. “No se tiene constancia de que varios contratos de producción propia que superan los cinco millones de euros hayan sido objeto de información detallada al Consejo de Administración en la sesión siguiente a su celebración”, dice el informe, que aventura una explicación: “Parece evitarse en algún programa la autorización del Consejo a través de un posible fraccionamiento de los contratos”.
Los derechos deportivos son también vistos con lupa. El informe refleja, como ayer adelantó Cinco Días, que el gasto por los derechos de retransmisión han pasado en un año de 108 millones a 140. Este incremento obedece tanto a la aplicación del IVA como al enorme crecimiento de la factura de la selección de fútbol, que ha subido de 20 millones de euros en 2009 a 35,8 millones en 2010. Este reajuste implica que el precio por partido de la selección absoluta aumenta un 52%.
También pone de relieve la auditoría que no se han cumplido algunas de las obligaciones del mandato marco, como la que especifica que la producción de programas informativos e institucionales debe ser totalmente interna. En 2010 fue solo el 89,4%."
Fuente: El País (Vía Barcepundit)
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