domingo, 18 de agosto de 2013

Estado de Bienestar: Imposible. (Política, Economía. 1.849)

Un artículo que muestra la imposibilidad del mantenimiento del Estado del Bienestar, las razones del porqué hay que desmontarlo tal como está, y el porqué de las reacciones que provoca su crítica.


Artículo de Contra Peso:
"Los sucesos en Europa —más el déficit público en los EEUU— han sido interpretados como nuevas pruebas del fracaso del Estado de Bienestar. Ese tipo de gobierno que tiene como meta cuidar del ciudadano desde su cuna hasta su tumba, especialmente a los más pobres.
Esos sucesos, como la crisis de Grecia, España, Italia, sí son pruebas de que el Estado de Bienestar ha ido por mal camino —la ruta por la que inevitablemente iría.
En lo que sigue intento exponer algunas de las principales razones por las que considero un deber serio y responsable el desmontar las estructuras del Estado de Bienestar.
• El Estado de Bienestar contiene en su naturaleza un efecto colateral absolutamente indeseable: la creación de ciudadanos pasivos y dependientes de concesiones y favores de un gobierno que crece sin dirección sostenible.
El gobierno que cuida durante toda su vida al ciudadano, convierte a éste en un ser mimado que deja de tener iniciativas propias de mejora personal —y se vuelve un ser exigente de dádivas crecientes que el gobierno le debe como derechos irrenunciables.
• El Estado de Bienestar tiene en su misma esencia un peligro inevitable, el llevar al país a situaciones de insolvencia financiera.
Los gastos gubernamentales crecen sin nada que lo puede detener al incrementarse los cuidados que da al ciudadano y que éste exige —en una situación en la que, con recursos escasos, el gobierno actúa sin disciplina fiscal.
• El Estado de Bienestar parte de una idea opuesta a la esencia de las libertades humanas —hace del gobierno una agencia de poder desproporcionado en el que se acumula no sólo el poder político, sino también el económico y el cultural.
Para poder realizar sus acciones de cuidado al ciudadano, el gobierno necesita recursos que toma del sector económico, al que sujeta a presiones financieras y de regulación creciente —produciendo un efecto doble, el estancamiento económico y la acumulación creciente de poder más allá del político.
Para poder cuidar al ciudadano, desde que nace hasta que muere, el gobierno se convierte en un proveedor de servicios económicos y culturales, a los que rige bajo coerción —lo que produce pérdidas de libertades económicas y culturales.
• El Estado de Bienestar produce un efecto colateral dramático en la sociedad, a la que divide en grupos con intereses irreconciliables que destruyen el sentido de la armonía y la colaboración ciudadana.
Para poder funcionar, este gobierno necesita que el ciudadano internalice la noción de que existen grupos y colectividades que son opuestas al bienestar que el gobierno quiere proveer —creando así división social y odios colectivos dentro de la sociedad a la que gobierna.
Está en la esencia misma del Estado de Bienestar la noción de la necesidad de intervención gubernamental para quitar a unos y dar eso a otros.
• El Estado de Bienestar tiende a crear una gran burocracia que se estanca en la defensa de sus privilegios y que es la colectividad más beneficiada por el sistema —creando una fuerza poderosa contra cualquier intento de elevar eficiencia o disminuir costos operativos.

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Estas razones solamente son suficientes como para al menos ver con recelo el establecimiento de un Estado de Bienestar antes de implantarlo —porque una vez que se arraigue, su desmantelamiento traerá terribles dificultades y protestas violentas de los afectados por el regreso a la normalidad.
Es decir, hay otra causa por la que debe evitarse el establecer un Estado de Bienestar: una vez establecido, aún en estado de crisis e imposibilidad de mantenerlo, todos los que han hecho del gobierno su modus vivendi protestarán hasta el extremo de elegir a gobernantes que ofrezcan mantener el mismo insostenible estado de cosas.
Finalmente, las críticas al Estado de Bienestar tienen la característica de producir reacciones que defienden la naturaleza altruista de ese tipo de régimen —muy enfocado a las intenciones de ayudar a los más pobres y que, supuestamente, ningún otro tipo de gobierno puede lograr.
A eso, debe responderse que las intenciones, aún las mejores, no pueden justificar medidas torpes que en su propia naturaleza contienen la razón de su fracaso eventual —será una acción profundamente inmoral el recomendar hacer un bien usando un medio que producirá efectos peores que el problema que trata de aliviar.
Además, considerar que es el gobierno el único organismo capaz de ayudar a los más pobres es una mentalidad demasiado estrecha que no considera otras posibles fuentes de ayuda.
Addendum
Lo que he intentado hacer es exponer con brevedad algunas de las razones por las que el establecimiento de un sistema de Estado de Bienestar debe ser considerado una acción miope —que lleva a un futuro casi certero de colapso.
Nota del Editor
Hay más ideas sobre el tema en ContraPeso.info: Estado de Bienestar.

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