Un artículo que muestra el enorme fracaso de la política energética renovable, con una industria al borde del colapso y un espectacular empobrecimiento económico de aquéllos que aplicaron las descerebradas políticas verdes, con unos precios de la luz que se han multiplicado y en donde las familias europeas y las pequeñas y medianas empresas en gran medida han desembolsado ya más de 600.000 millones de euros en impuestos y subvenciones, con pésimos resultados (y lo que queda).
La prensa empieza a ser ya más critica (le ha seguido siempre el juego) y empieza a reflejar estos hechos y hacerse eco de lo que los "agoreros" veníamos anunciando y denunciando desde hace años:
Artículo de Negocios.com:
"Las otrora generosas ayudas y subvenciones a las energías renovables están siendo anuladas, recortadas o simplemente no aplicadas en todos los países europeos, uno tras otro. En este contexto, el continente está empezando a darse cuenta de que la estrategia de apostar únicamente por las energías verdes se está marchitando en su propio tiesto. Los sueños verdes comienzan a dar paso a las duras realidades económicas.
Despacio, pero con las molestias propias de una fuerte resaca, Europa toma conciencia de la profunda crisis en que está cayendo el sector de las energías renovables, una catástrofe económica y una vergüenza política de la que sólo nosotros somos culpables.
Los medios de comunicación, que alimentan generalmente la opinión de las mayorías y recibieron de forma entusiasta durante los primeros años el esfuerzo por promocionar las energías alternativas, han comenzado ya a recobrar la cordura y analizar los hechos con menos devoción y más información. Muchos medios de prestigio han decidido volver a su papel de cuarto poder, mostrando las trampas encubiertas tras la lotería de las energías verdes, abriendo sus páginas a informes contrastados o debates impensables hace tan sólo cinco años. Hoy los medios europeos están llenos de noticias y comentarios sobre los problemas causados por una estrategia energética errónea, cada vez más insegura e inefectiva.
Según un reciente estudio realizado por la agencia británica CCGroup, entre las publicaciones de los principales diarios del Reino Unido sobre el tema de las energías renovables, más del 51% de los artículos publicados son o negativos o muy negativos respecto a esa industria. Cierres patronales, escándalos sobre subvenciones, costes exorbitantes, aumento del precio del recibo de la luz, agresiones paisajísticas, destrucción del medio natural (muerte de especies protegidas de aves en las fauces de las turbinas eólicas) son y han sido titulares habituales durante los últimos dos años en la prensa de habla inglesa. También, en menor medida, en la prensa española.
El mayor talón de aquiles de las energías verdes es su enorme coste. Según el Bloomberg New Energy Finance, los estados miembros de la Unión Europea han invertido desde 2005 unos 600.000 millones de euros en projectos de energía renovable. La famosa Energiewende (cambio de energía) alemana costará al consumidor germano – en palabras de su Ministro Peter Altmeier- hasta el año 2030 un billón (sí, un millón de millones) de euros. Estos cientos de miles de millones serán pagados mayormente por las familias europeas y las pequeñas y medianas empresas. Sin ninguna duda, se trata del mayor traspaso de dinero de los sectores menos favorecidos y la clase media a los sectores industriales y corporaciones favorecidas por el poder político jamás visto en la historia reciente de Europa. Los cada vez más altos precios del recibo de la luz disminuyen la capacidad de consumo del ciudadano de a pié, veneno para una economía seriamente tocada como lo es la europea en estos momentos. La Asociación Alemana de Consumidores de Energía (Bund der Energieverbraucher. e.V.) calcula que ya son 800.000 los alemanes que sufren cortes de suministro eléctrico (totales o parciales), porque no pueden pagar sus facturas mensualmente. En un informe de la revista Spiegel, entre ese enorme número de alemanes sin acceso a la energía se encuentran 200.000 parados de larga duración.
Hace dos semanas, el Gobierno checo decidió detener todas las subvenciones para proyectos de energía renovable a finales de este año. “La razón de esta revisión de las leyes es la creciente carga financiera para los consumidores de electricidad”, dijo el primer ministro Jiri Rusnok. “Es una amenaza para la competitividad de nuestra industria y aumenta la incertidumbre de los consumidores en términos de precios de la energía.” En los últimos años, casi todos los Estados miembros de la UE también han iniciado un proceso de revisión para reducir los subsidios verdes.
España es un caso especialmente doloroso. Debido al fracaso en el control de los subsidios garantizados el Estado ha contraído un deuda de 126.000 millones de euros frente a los inversores en energías renovables. Los drásticos recortes en los subsidios, incluso con carácter retroactivo, aplicados en los ultimos meses apenas suponen un atentado contra la seguridad legal de los inversores y colocar a más de 50.000 empresarios/inversores en plantas solares frente a un desastre financiero y la amenaza de quiebra. Esperpéntica resulta la idea del llamado “peaje de respaldo” que se prevee estará incluído en la nueva Ley de Reforma Energética, que gravará el autoconsumo de los particulares para solventar los problemas económicos de los clientes gubernamentales más avezados: las grandes eléctricas.
Si de lo que se trata es de copiar un sistema fiable y rentable, roguemos porque el gobierno de Mariano Rajoy no mire hacia Alemania. Los gastos en subvecionar las energías renovables en Alemania han aumentado en sólo un año desde los 14.000 millones en 2011 a los 20.000 millones en 2012, el precio medio de la factura de la luz se ha duplicado desde 2000 a hoy.
Los hogares alemanes deberán pagar este año 7.200 millones de euros vía recibo de la luz, a los que debemos añadir los costes adicionales generados por la subida de precios en industria, el transporte y el comercio. Y como las subvenciones están garantizadas durante 20 años, no duden que las cifras serán aún mayores en los años venideros. En Alemania ya existe la llamada “pobreza energética“, familias que no pueden encender sus neveras, o calefactar en invierno. Es el gran “logro” de las políticas descerebradas verdes, trampa en la que cayó inexplicablemente el Gobierno de Angela Merkel. No será uno de los grandes temas de la campaña electoral en curso en Alemania, pero sin duda será uno de los temas princiales para el futuro Gobierno germano salido de las urnas en septiembre próximo.
Hasta hace poco, Europa se proyectaba a sí misma como el líder mundial en cuanto a la protección del clima y desarrollo de energías renovables. Alemania se situó desde el inicio en la primera línea de acción, con objetivos ambiciosos y generosos subsidios que han alimentado el sector de la energía solar y eólica.
Aproximadamente la mitad de todos los paneles solares colocados en el mundo se encuentra en Alemania. El pasado 6 de junio, la generación de energía solar en Alemania alcanzó un nuevo récord de 23,4 gigavatios, que hubiese podido cubrir el 40% de las necesidades totales de la red germana.
Pero para entender por qué esta cifra apenas es un dato estadístico sin relevancia, debemos retroceder a los datos del pasado invierno. Durante seis semanas en los pasados meses de diciembre y enero, los más de un millón de sistemas de energía solar en Alemania prácticamente no generaron electricidad. Durante la mayor parte del pasado invierno, la nieve y las nubes limitaron en tal medida la generación eléctrica solar que el Gobierno alemán, para evitar apagones, tuvo que importar energía de los operadores de energía nuclear de Francia y la República Checa, así como de una central de gasoil antigua y obsoleta de Austria.
Las subvenciones siempre tienen dos precios: de un lado el costo directo vía impuestos, de otro el indirecto por la limitación vía privilegio del mercado libre: mientras que los propietarios ricos y dueños de negocios instalan en el techo de sus casas y sus fábricas paneles solares subvencionados, las familias de bajos ingresos que viven en pisos de alquiler tienen que pagar a través de las facturas de electricidad el coste de las ventajas de aquellos. Muchos ya no pueden darse el lujo de pagar semejantes facturas, viendo cómo los proveedores les cortan el suministro eléctrico. En un intento desesperado por dar carpetazo a esta situación, el Gobierno germano redució en 2009 drásticamente las tarifas de suministro para las plantas solares. Demasiado tarde. La invasión (al calor de las subvenciones) de tecnología y productos baratos chinos llevó a que 5.000 empresas solares alemanas tuviesen que cerrar sus puertas en 2010, destruyendo decenas de miles de puestos de trabajo, esos que antes se llamaban “verdes” y hoy simplemente se llaman “paro”.
Siemens, tras acumular más de 1.000 millones en pérdidas, anunció en junio el cierre de toda su sección solar. Bosch, con pérdidas de más de 2.400 millones, ha seguido los pasos de Siemens.
Durante 2012 y lo que llevamos de este año asistimos a una ola de cierres y bancarrotas sin parangón en el sector de las energías renovables. Los inversores en energía solar han perdido en apenas 15 meses casi 25.000 millones de euros en los mercados bursátiles.
A día de hoy Alemania tiene la intención de eliminar todos los subsidios a energías renovables, y la industria solar en el país desaparecerá probablemente a finales de esta década.
La mayoría de los observadores estaban convencidos de que la brecha abierta en la producción de energía en Alemania tras la decisión tomada hace dos años de cerrar las centrales nucleares sería fácilmente cubierta con los parques eólicos y la energía solar. Además, casi nadie esperaba que el extraordinario auge de las energías renovables podría desencadenar un aumento en las emisiones de CO2.
Sin embargo, las emisiones de CO2 se han incrementado durante los dos últimos años, ¡gracias al renacimiento del carbón! Sólo en Alemania se encuentran en construcción (o aprobadas y en fase de diseño) 20 nuevas centrales eléctricas de carbón.
En muchas partes de Europa, el carbón es ahora mucho más barato que el gas natural para la generación eléctrica. La razón es la caída del mercado de emisiones de certificados de emisión de CO2 en la UE y la disminución consiguiente de los precios del carbón. Esto hace que las plantas de carbón sean más rentables que las centrales de gas. Casi el 20% de las centrales de gas natural alemanas funcionan sin ninguna rentabilidad, por lo que están abocadas a su cierre. El Gobierno, si mantiene su intención de cerrar todas las centrales nucleares del país, deberá mantener un cierto número de centrales de carbón y gas abiertas, para prevenir blackouts los días y semanas en las que no haga sol o el viento decida descansar, que no son pocos. Mantener esas plantas abiertas costará de nuevo enormes sumas de dinero: E.ON ya ha anunciado el cierre de varias plantas de gas si no recibe las oportunas compensaciones.
La suposición ingenua de los políticos según la cual las principales empresas de Europa aceptarían sin rechistar el cambio de las baratas energías generadas con combustibles fósiles por las mucho más caras generadas vía renovables ha tropezado con la cruda realidad. The Washington Post ha advertido recientemente de que Europa “se ha convertido en un fondo de papelera en lo referido a energía renovable. En lugar de convertirse en un modelo para el mundo, Europa se ha convertido en un modelo de cómo no hacerlo”. Los procesos de deslocalización en Alemania ya son alarmantes.
La estrategia energética europea se desarrolló a partir de dos temores: que el calentamiento global era una amenaza vinculante, que debía ser prevenida inmediatamente, no importa a qué precio, y que el mundo se quedaría sin combustibles fósiles, lo que significaría que el petróleo y el gas se encarecerían hasta cifras exorbitantes. Ambas hipótesis han resultado ser falsas.
El resultado de esta lotería energética impulsada por dos miedos infundados es haber colocado al sector industrial europeo al borde del colapso y crear una nueva forma de pobreza, la pobreza energética. El caos generado amenaza con socavar la situación económica y política de Europa en un mundo que se niega, lógicamente, a seguir su ejemplo. "
Los mejores ejemplos de energía renovable son las obtenidas a través del sol y del viento. Entre las energías renovables que podemos encontrar son la geotérmica, solar, hidroeléctrica, mareomotriz, olamotriz, eólica y biomasa, habiendo muchos tipos de energías alternativas para el uso de estas en muchos sectores que serán beneficiados como las industrias.
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