lunes, 19 de agosto de 2013

Sindicalismo ejemplar, sindicalismo criminal. (Política, Economía. 1.852)

Jorge Valín vuelve a poner de manifiesto la deriva a la que ha sido sometida el sindicalismo en España, algo totalmente distinto a sus orígenes, convirtiéndose en un negocio, "que usan viejos lemas para justificar su corrupción, saqueo, chantaje y compra de favores con objeto de crecer corporativamente y que sus altos dirigentes se lucren."
Artículo de Negocios.com:
"Era el médico de un hospital y al sindicato le faltó tiempo para presentar una denuncia ante Trabajo para luego criticar a la organización religiosa y así ganar adeptos. Ahora la situación ha dado la vuelta y se ha desvelado como UGT tiene a empleados sin contrato ni sueldo en su plantilla. Es cruelmente destacable que uno de los trabajadores no remunerados estuviese en la radio que el sindicato tiene en Madrid y cuyo objetivo es “objetivo luchar por la defensa de los derechos de los trabajadores”.
El sindicalismo ha cambiado mucho. El primer sindicato legal en España fue la Asociación de Tejedores de Barcelona (1840), que se definía como una organización técnica, sin afiliación política (no era socialista siquiera) y muy cristina. De hecho, en todas sus notas hacen referencias continuas a las escrituras, a la misericordia de Dios y a Jesucristo. No dependía del Estado, más bien al revés. Se financiaba totalmente de sus afiliados y había normas para ellos. Ni siquiera solía hacer manifestaciones escritas, y menos aún presenciales, de tipo político respaldando un gobierno o criticándolo. Tampoco pedían leyes para cambiar el mundo ni apelaban al Gobierno.
El voluntarismo ha desaparecido del sindicalismo. Ahora es un negocio. Los sindicatos son lo más que una organización de tintes patibularios que usan viejos lemas para justificar su corrupción, saqueo, chantaje y compra de favores con objeto crecer corporativamente y que sus altos dirigentes se lucren.
Me explicaré. En el año 2010, los sindicatos recibieron de forma directa más de 18 millones de euros de nuestros bolsillos. Pero éstos también monopolizan el sector de la formación a empresas dedicada a los trabajadores y a diferentes programas de inserción social y laboral. En ese mismo año 2010, recibieron del Gobierno 175 millones de euros. Patronal incluida, que no deja de ser el sindicato de las empresas. Y esto sin mencionar las subvenciones directas de las administraciones autonómicas y locales. Estamos hablando de un caudal superior a los 16 millones de euros al mes.
Los primeros sindicalistas eran hombres luchadores y honorables. No cobraban por lo que hacían e incluso se ponían en riesgo al contribuir a la causa que servían. Como el Gobierno vio una fuente de problemas en ellos, les acabó dando un despacho y un sillón, y el sindicalismo cambió. Desde Bismarck es una forma bastante común de actuación en los gobernantes, se dedican a comprar paz social a base de subvenciones y favores. Por eso la unión de sindicalismo y Estado es nefasta. Como también lo es el de la Iglesia y Estado, o Empresa y Estado. Cuando una organización se alía con el Gobierno no solo se vuelve un lobby que hace aumentar la corrupción, sino que pierde de vista sus fines para volverse corporativista y endogámico con el único fin de la mejora económica y social de sus dirigentes.
Y aunque este proceso ya parece perverso, ya que dirige la economía a la corrupción, amiguismo y élites cerradas, aún lo es más cuando, a través de la fuerza del Gobierno, nos saca nuestro dinero, aquél que nos ha costado tanto ganar, para saciar todos los vicios corporativistas de los charlatanes. Es dinero que nos arrebatan contra nuestra voluntad, es simple y llanamente robo, y por eso mismo cualquier organización que se financia con los impuestos se asemeja mucho una organización criminal que vive del saqueo. Los antiguos sindicalistas de tejedores no podrían quedarse más que horrorizados al ver en qué se ha convertido aquello que tanto les costó crear. Aquellos humildes y sacrificados trabajadores se han acabado volviendo, irónicamente, en aquello contra lo que luchaban."

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