Antonio José Chinchetru muestra el característico comportamiento de Podemos ante la prensa y los medios, señales bien indicativas...
Artículo del Instituto Juan de Mariana:
Un dirigente de Podemos contesta una llamada y responde al periodista de un medio nada apreciado por el partido de Pablo Iglesias: "Te he cogido el teléfono porque no sabía quién eras". Una vez que haya guardado el número en su agenda del móvil seguramente, la próxima vez deje que el aparato suene hasta que el comunicante se aburra. Es lo que hacen otros altos cargos de la formación y algunos responsables de prensa de la misma.
Uno de estos últimos responde de forma excepcional a una llamada del mismo periodista, que le pide poder entrevistar a una dirigente del partido. La respuesta es contundente: "Os concederemos entrevistas cuando veamos que sois un medio de fiar". Traducido del 'podemita' a román paladino significa: "cuando nos doréis la píldora en vez de escribir sobre nuestras miserias, os concederemos entrevistas".
Se celebra la rueda de prensa de presentación de Ahora Madrid (partido instrumental con el que Podemos se presenta a la alcaldía de la capital de España). El mismo periodista habla con uno de los portavoces y le pregunta si ellos sí van a atender a sus llamadas. La respuesta no tiene tampoco precio: "No sé decirte, eso lo tendrán que decidir los de prensa".
Todas y cada una de estas anéctodatos son reales. Las ha vivido durante las últimas semanas el autor de este artículo. Es el testimonio de cómo trata el partido de Iglesias, Monedero, Errejón, Bescansa y compañía a los medios que no les jalean.
Y hasta con los medios que podrían considerar afines empiezan a perder las formas. Cada vez son más las ocasiones en las que los dirigentes de Podemos protestan en un programa de televisión porque se tratan temas que no le gustan. Pablo Iglesias ya ha abroncado a Javier Gallego (Carne Cruda) por preguntarle por Monedero y a Jesús Cintora (Cuatro) por permitir que le inquieran sobre Venezuela. En ambos casos se trata de presentadores que siempre se han mostrado complacientes con la formación ultraizquierdista española.
Las muestras de prepotencia y la actitud de ordeno y mando se han producido en otros programas. Luis Alegre le exigió a Ana Rosa Quintana (Telecinco) que purgara de sus tertulias a Alfonso Rojo y Eduardo Inda. Ramón Espinar, que representa a Podemos en Un Tiempo Nuevo (Telecinco), ha exigido en dos programas seguidos que se deje de hablar de Venezuela. La presentadora, Sandra Barneda, le ha tenido que recordar en la segunda ocasión que cuando va al programa ya sabe los temas que se van a tocar y tiene la opción de no acudir.
Hay otros ejemplos. Pero no dejan de ser más casos en los que los representantes de Podemos pretenden vetar cuestiones o periodistas para que no se les moleste.
Asunto aparte son las ruedas de prensa de Podemos y sus filiales. Cuando un político comparece ante los medios, suele haber un toque de seriedad y cierta austeridad. El ponente dice unas pocas palabras, se le pregunta, él responde lo que quiere y cuando se acaba, todo el mundo se marcha o se hacen corrillos sin que se oiga un aplauso. Podemos funciona de otra manera.
Introducen militantes bien entre los periodistas bien en los laterales y al fondo. Tras la intervención inicial, que suele ser larga y mitinera, suenan aplausos. Como un profesional toque temas incómodos en sus preguntas, no es descartable que se oiga algún improperio amedrantador del tipo "ya están los de siempre", "lo mismo de todas las veces" o "ya están tocando las narices". Lo cierto es que de poco les sirve, pero lo hacen. Y al terminar el acto, vuelven los aplausos.
Todas estas prácticas demuestran una falta total de respeto a la libertad de expresión y de prensa. Son señales del papel que otorgan a los medios, que para ellos son o meras comparsas o enemigos. ¿A qué recuerda todo esto?
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