Artículo de El Club de los Viernes:
A finales de los 60 y principios de los 70, algunos jóvenes como los periodistas Jiménez Losantos o Hermann Tertsch militaban en organizaciones comunistas, no por ser ellos comunistas, sino porque era el único partido que luchaba contra el franquismo. Otros jóvenes como El Gran Wyoming militaban en la tuna de su facultad.
Años más tarde, el tuno showman acabaría declarándose antifranquista, que durante la transición era lo que se autodenominaban todos los que no habían hecho nada contra Franco, y llamando fachas a los dos periodistas, pues estos, que se habían negado a aceptar la dictadura de derechas, también se negaban en democracia a aceptar la dictadura ideológica impuesta por el pensamiento único.
Y así, José Miguel Monzón, que es como se llama, se convierte en uno de los azotes que durante los 80 repartían carnés de fachas y demócratas por doquier, quizá para esconder sus propios fantasmas.
Había muchos más como él, hay que recordar que los 80 fue esa década donde se adoctrinó a millones de personas en lo que debían de pensar para ser buenas gentes de izquierdas y no fachas, doctrina escrita desde un diario (El País) fundado por el que durante la dictadura había sido jefe de informativos de Franco (Cebrián), y que daría paso a un imperio mediático (Prisa) contra el que era imposible luchar.
No se trataba de confrontar ideas no, se trataba de crear un mundo infantil de buenos y malos, de insultar hasta generar el odio necesario a los discrepantes para que millones de personas los detestaran, aún muchos sin haberles escuchado jamás. Se trataba de que sólo hubiera una forma de pensar, porque si cambian de emisora, quizás los otros les cuenten donde estaba cada uno hace unos años, y eso nos puede joder el tinglado pijoprogre guay que nos va a hacer millonarios.
Y lo consiguieron; él y otros muchos periodistas, cantantes, actores, etc. Lograron crear el pensamiento único, quien se salía de ahí, era facha.
También consiguió lo otro, lo de ser millonario, 19 inmuebles algunos tan modestos como la casa de más de 300 metros cuadrados en la exclusiva zona de Conde de Orgaz en Madrid o el dúplex en Zahara de los Atunes lo demuestran, así soy comunista hasta yo oiga.
Lo de la repartición de la riqueza y la colectivización de la propiedad privada, eso es sólo para ricos fachas, no opera para ricos rojos. Ahí la teoría comunista no mola, molaba cuando pedíamos redistribuir el dinero de otros, pero ahora que lo tengo yo lo va a redistribuir su puta madre.
Pero lo peor, lo más mezquino y miserable de su comportamiento es utilizar el humor para adoctrinar políticamente; no hace comedia, hace política a través del humor. Mancha el nombre del noble arte de la comedia para llevar a miles de personas hacia su pensamiento único.
No se trata de la utilización de la sátira como denuncia de las injusticias, que ha sido a lo largo de la historia uno de los puntos fuertes de los maestros del género, no va por ahí la cosa; por cada chiste que hace de los ERE hace 500 de la Gürtel.
No le interesa denunciar la corrupción, le interesa hacerte ver que sólo los de un lado son corruptos, en ese mundo estúpido y pueril de buenos y malos en el que se mueve.
Maestros como Gila hablaban de la guerra sin nombres propios, él no sabe hacer un chiste bélico sin nombrar a Aznar o Bush. Y mira que en su confesada ideología hay auténticos monstruos de la guerra y de la muerte, pero es que no se trata de eso, no se trata de denunciar lo injusto de algunas guerras, se trata de señalarte sólo las que le interesan para adoctrinarte, para decirte quienes son los buenos y quienes los fachas en esa misión que él y otros como él iniciaron en los años 80.
Así que como no, nuestro showman es antiliberal, hace chistes de liberales porque le jode que estos fueran los primeros que lucharon contra otro pensamiento único: el absolutismo, pero no como su ideología comunista para meter a la gente en otra dictadura peor, sino para hacerlos libres. Para acabar con el mundo de 10% ricos y 90% pobres y llevarnos a otro de clases medias, emprendedores, propietarios, libre comercio y prosperidad.
Para que el camino de un individuo desde su nacimiento lo marque él mismo, y no venga marcado de inicio por una serie de pautas dictadas por supuestos superhombres con tal arrogancia intelectual que se creen capaces de saber lo que conviene y no conviene a los demás. Y eso le jode al maestro de la doctrina.
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