Artículo de Contando Estrelas:
Hoy es noticia que la Audiencia Provincial de Madrid ha condenado a Alfonso Rojo por insultar a Pablo Iglesias, al que llamó “chorizo”, “mangante”, “sinvergüenza” y “gilipollas”.
Pablo Iglesias llamó ‘gilipollas’ a los votantes del PP y del PSOE
La condena, que obliga al periodista a pagar 20.000 euros al dirigente de Podemos, es el fruto de una demanda puesta por Iglesias contra Rojo por dichos insultos. Desde luego, los insultos no me parecen un argumento aceptable de ningún modo, pero no sólo los de Rojo. Hay que recordar que el mismo dirigente de Podemos que ha acudido un tribunal a denunciar que le han llamado “gilipollas”, llamó “gilipollas” a los millones de votantes del PP y del PSOE en marzo de 2012 desde su cuenta de Twitter, y ni siquiera se ha molestado en borrarlo:
Esta misma semana usó contra Feijóo el insulto por el que denunció a Rojo
Esta misma semana en La Coruña Pablo Iglesias llamó “sinvergüenza” a Alberto Núñez Feijóo, el actual presidente del Gobierno gallego. Es decir, que usó el mismo adjetivo que él considera digno de una condena judicial cuando se lo dedican a él. ¿Se puede tener más cara? Pues citando el lema de Podemos, ¡sí, se puede! Y es que hoy mismo Pablo Iglesias comentaba la condena de Rojo diciendo que “El insulto y la difamación no deben valer”:
El insulto y la difamación no deben valer. Gracias@Jaumeasens por llevar ese pleito publico.es/politica/alfon …
Se supone que no deben valer… menos cuando el que insulta es él, claro.
Iglesias dijo que los puñetazos de Bódalo son ‘derecho a la protesta’
Que Pablo Iglesias muestre una doble vara de medir tan descarada ante la violencia verbal no es cosa nueva. Si por algo se ha caracterizado hasta ahora Podemos es por pedir respeto para sí mientras se pasa por la entrepierna el respeto a los demás. Y lamentablemente con esto no me refiero solamente al uso de palabras violentas, sino también a la violencia física. En octubre del año pasado un concejal de Podemos, Andrés Bódalo, fue condenado a 3 años y medio de prisión por agredir a puñetazos a un edil del PSOE. El que ahora dice que los insultos y la difamación no valen no tuvo, sin embargo, palabras de crítica para su compañero de filas. Al contrario. Pablo Iglesias dijo sentirse “orgulloso” del agresor, y Podemos incluso le puso de cabeza de lista por Jaén en las Elecciones Generales de diciembre de 2010, a pesar -insisto- de haber sido ya condenado a prisión. En el colmo de la desfachatez, Iglesias incluso presentó la agresión de Bódalo como “derecho a la protesta”, como si pegar puñetazos a alguien fuese un derecho constitucional:
No estamos dispuestos a perder las libertades. Por eso, el derecho a la protesta no debe suponer cárcel.#IndultoAndresBodalo
¿Y este tío es el que dice ahora que el insulto y la difamación no valen? Lo que no debería valer en España es que un político se valga del insulto e incluso justifique la violencia de sus compañeros de filas. Y uso el plural porque el de Bódalo no es el único caso.
También defendió el asalto violento contra una capilla católica
En marzo de este año, el Juzgado de lo Penal nº6 de Madrid condenó a la concejal de Podemos Rita Maestre por el asalto a una capilla católica, asalto en el que se profirieron gritos de “Vamos a quemar la Conferencia Episcopal”, un hecho que la sentencia considera probado. ¿Pensáis que Pablo Iglesias dijo entonces que asaltar capillas y amenazar con quemar a obispos no vale? Pues no. El líder de Podemos manifestó todo su “apoyo” a Maestre e incluso presentó su delito como un acto de defensa de “la laicidad y los derechos de las mujeres”:
Al final lo que queda claro es que a Podemos le trae sin cuidado lo que diga el Código Penal o el Código Civil, más allá de lo que les pueda beneficiar a ellos. No conocen más ley que la del embudo, con el extremo estrecho para los demás y el ancho para ellos. Ellos pueden llamarte “gilipollas” por votar a sus rivales políticos, e incluso pueden justificar y hasta mostrarse orgullosos de los actos violentos cometidos por miembros de Podemos, pero mucho cuidado si a ti se te ocurre creer que puedes hacer lo mismo con ellos. En el fondo, lo que demuestra Podemos es que eso que invoca como un “derecho a la protesta” lo entiende, en realidad, como un privilegio para agredir, un privilegio del que gozan ellos en exclusiva. Por eso hoy no es difícil encontrar en las redes sociales crucificando a Alfonso Rojo a los mismos fans de Podemos que no han tenido reparos en presentar a Bódalo y a Rita Maestre como héroes. La desvergüenza de esta gente no tiene límites.
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