Era el 1 de abril de 1979 cuando un joven de Austria iba como pasajero en el coche de un amigo circulando cerca del pueblo austríaco de Hochst. Poco después tenía la desgracia de que el coche en que viajaba tenía un grave accidente por culpa del conductor que iba a su lado que cometió una imprudencia. Hubo varios muertos y heridos y Andreas Mihavecz en la confusión del momento fue detenido preventivamente hasta que se aclarara el suceso.
Conducido por la policía a los locales del ayuntamiento de Horchst, se le dejó encerrado en la única celda que había y de la cual era el único inquilino. El tiempo fue pasando y el día 18 de abril de repente alguien se acordó que habían metido al joven Andreas en la celda del ayuntamiento y se habían olvidado. Cuando abrieron la puerta pensando que habría muerto se encontraron con la gran alegría de que Andreas de forma milagrosa sin haber comido ni bebido nada desde el 1 de abril al 18, aunque casi muerto, seguía con vida.
El Libro Guinnes recoge este hecho completamente real como el récord de tiempo de una persona sin comer ni beber sin morir. Hay que tener en cuenta que lo normal es que no hubiera pasado de la semana.
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