jueves, 26 de diciembre de 2013

Por qué rescatar empresas en pérdidas es un grave error y un ejemplo de la cara distinción entre la empresa pública y la privada

Hoy se ha anunciado el cierre del periódico la Gaceta, al no ser rentable.

Es cierto que se producen desilusiones, dramas personales e inversiones empresariales perdidas, pero es lo que debe ocurrir por el bien del conjunto de la sociedad. Cuando una empresa tiene pérdidas y deja de ser rentable, significa que no satisface de manera eficiente las necesidades o demandas del consumidor, por lo que está produciéndose una mala asignación de recursos (de por sí siempre escasos) que destruye la riqueza de la sociedad. Su cierre permite dejar de destinar los escasos recursos a una actividad no demandada (o desde luego con esos costes) a otra actividad necesaria y más prioritaria para la sociedad, acabando con un despilfarro de recursos, recolocando tanto medios técnicos y humanos en otra actividad, lo que permitirá aumentar la producción de aquello más demandado, mejorar las economías de escala y productividad, abaratando el producto demandado (si no hay interferencias estatales).


Es lo que Schumpeter denominaba la "destrucción creativa". Por ello, rescatar sectores o empresas en quiebra es un tremendo error social, puesto que supone mantener negocios zombie que no son rentables destinando recursos de sectores productivos a sectores ineficientes, lo que implica pérdida de riqueza, desatender las mayores demandas de la sociedad, y crear un mayor paro en el conjunto de la sociedad con efectos secundarios muy negativos y que la gente/el político no observa a primera vista (reduces la rentabilidad de otras empresas/sectores que reducen empleo para contrarrestarlo, aumentas impuestos/gasto público/deuda con la pérdida de riqueza que ello conlleva por los mayores costes directos, el pago de intereses..., provocas menores salarios en otros sectores, consecuencia de las menores inversiones, ahorro y capital que conlleva, creas el denominado "riesgo moral" al dejar al arbitrio del político a quién rescata y a quién no, incentivando las malas actuaciones y gestiones al tener la red estatal debajo de ti...).

De esta manera, si cuando un medio privado no es rentable, cierra (y subvencionarlos como ocurre con muchos es un gran error, y desde luego no tiene nada de libre mercado o capitalista este hecho), lo mismo debe ocurrir con los medios públicos (pues sus efectos son los mismos, con el agravante de que aun están mucho peor gestionados y sus pérdidas son mayores). Su mantenimiento es un drama para el resto de la sociedad (un drama invisible puesto que solo se fijan en el coste directo de mantener al precio que sea cierto empleo), y un ataque directo y muy grave a la libertad, ya que mediante el uso de la violencia/coacción (no te puedes negar a ello con multas, apropiación de tu propiedad y amenaza de cárcel si te resistes) te obligan a pagar dichas empresas, que ni siquiera en gran medida y en muchos casos no ven o leen, implicando así una redistribución forzosa de recursos de unas victimas (contribuyentes) hacia unos beneficiarios o élite que no cumple o satisface las necesidades/demandas del consumidor.

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