domingo, 22 de diciembre de 2013

El desastre energético en España, y la falacia de que el responsable es el mercado

En el siguiente artículo intentaré mostrar la gran falacia con la que se pretende acusar al mercado de la situación actual de precios de la electricidad, evidenciando las causas del porqué de esta situación y de la responsabilidad política en el asunto, y cuya solución desde luego no pasa por una nacionalización (sería llevar aún más al extremo los errores cometidos).


Respecto a la viñeta (que es muy reveladora), cabe destacar en primer lugar, que sería más correcto decir expolíticos en el sector energético y no eléctrico, puesto que ahí confluyen todo tipo de empresas, las renovables, eléctricas, de gas y petróleo... y que luchan cada una en interés propio presionando al poder.

Esta es la mejor muestra que evidencia que el sector energético español es de todo menos libre mercado. Por ello, la cantidad de políticos que ocupan plazas en los distintos tipos de empresas, que como lobbies, intentan acercarse al poder y presionar para obtener favores políticos y regulaciones que les sean favorables (rentas del consumidor por ley y a la fuerza que no serían obtenidas en gran medida y en tal cuantía en un mercado libre). Y como contraprestación, viene el pago de dichos favores políticos.

El problema, es que como en todo, la planificación centralizada (no dejar actuar al mercado) llevada a cabo durante todos estos años (decidiendo cuál es el mix energético, cuánto se produce, con qué medio y a qué precio, y el intervencionismo ascendente (más regulación, más impuestos que provocan barreras de entrada a la competencia, precios más altos para el consumidor, mala asignación de recursos económicos, por definición escasos...) lleva al crear graves problemas con importantes consecuencias económicas para el conjunto de la sociedad.




Para mostrar mejor este hecho, qué mejor que comprobar que el precio libre (que proviene del mercado) se ha mantenido estable en niveles del 2004, siendo los precios regulados (fijado arbitrariamente por los políticos) los que se han disparado durante el periodo, que se han triplicado suponiendo 21.000 millones que tenemos que pagar los consumidores (para pagar sus planes y deseos energéticos, donde entran la moratoria nuclear de Felipe González que aún seguimos pagando por no querer emplear dicha energía, las subvenciones al carbón, que tanto apoyan algunos, pero que luego bien protestan cuando les sube la luz, las multimillonarias subvenciones a las renovables y cogeneración, que se han incrementado un 600%!! desde el 2004, y que supone más de lo mismo, la financiación del déficit de tarifa creado por ellos mismos o los sobrecostes de la electricidad en Canarias y Baleares, que se socializan entre todos) los que se han disparado.

Es más, los precios de mercado son un 7% menores a los del 2005 en términos reales (descontando la inflación) e incluso un 25% menores a los del 2008!!! (también en términos reales, siendo un 15% menores en términos nominales, es decir contando la inflación, el impuesto oculto creado por los Estados mediante el monopolio del dinero, vía bancos centrales).

Sin ir más lejos, y yendo a la queja de la última subasta (y cuyos resultados tienen una explicación), nadie decía nada cuando en la subasta anterior, en abril, los precios de mercado bajaron un 17% (que no se vio reflejada en la factura para pagar el déficit de tarifa (creado por los políticos para ocultar el coste real de su planificación energética), y donde las eléctricas españolas tuvieron poco que ver al ofrecer una menor producción (solo representaron un 10% de la subasta, y la mayoría provino del extranjero y de organismos financieros) por la elevada incertidumbre jurídica a la que está siendo sometido el sector, haciendo dudar sobre la rentabilidad de la misma.

Pero aún así, y pese a la subida última, el precio libre como he comentado es menor que hace años, y está en línea con el resto de países europeos, como Gran Bretaña, Francia o Italia, lo que muestra que la culpa del incremento de precios y la situación del sector, lejos de estar en el mercado (como algunos rápidamente se lanzan a atacar a la mínima), está en el Estado, habiéndose disparado los costes regulados (los costes políticos) y éstos sí que están muuuy por encima de los del resto de países, y que nos hacen tener la energía más cara de Europa (solo por detrás de dos islitas como Chipre y Malta, por razones obvias).

Pero también se escuchan voces que exigen la nacionalización del sector y todo, como si eso no fuera a suponer todavía menos competencia (es un monopolio del estado), menos libertad de elección (con lo poco que hay hoy por la hiperregulación estatal que decide qué y cómo se produce), y más planificación política para cumplir los locos sueños del burócrata de turno, que lejos de preocuparse por la eficiencia (y por tanto la economicidad de recursos para la sociedad, lo que implica menos impuestos y deuda o menores precios, y desde luego una mayor y mejor asignación de recursos en otros sectores para satisfacer mejor las necesidades del ciudadano, lo que crea más riqueza y bienestar y salarios mayores como consecuencia de la capitalización, inversiones y ahorro que ello implica), se preocupan por mantenerse en el poder, hacer políticas cortoplacistas basadas en la gratuidad (que se pagan y mucho en el medio-largo plazo, que ya ha llegado como podemos observar) y en enriquecer a una élite (bien sea ellos o sus conexiones-amigos-familiares).

Y es que además, la evidencia empírica lleva a mostrar como las nacionalizaciones llevan al despilfarro, a la falta de inversión (al no haber lucro) deteriorándose las ya realizadas, y con ello al desabastecimiento (con cortes continuos de luz como se producen en distintos países sudamericanos) exigiendo un desvío creciente de recursos para paliar dicha situación.

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