viernes, 9 de agosto de 2013

El dictador Robert Mugabe, el Chávez africano (Política, Economía. 1.823)

Otro gran ejemplo de socialismo hoy en día, y de sus brutales efectos sobre el bienestar y la libertad de sus ciudadanos. El siguiente artículo recoge algunas similitudes entre el régimen bolivariano y el de Zimbabwe.


¿Pero dónde están las voces críticas contra este régimen totalitario, represivo y violento (incluyendo las masacres étnicas bajo su gobierno) y contra las penurias que provoca el socialismo?

Ah, no, que las barbaridades del socialismo hay que pasarlas por alto, o esconderlas o quitarles importancia. Pero cuidado cuando algo así ocurriera en un país capitalista aunque sea en la infinitesimal parte...

Artículo de El venezolano hoy:


Mugabe y Chávez
 
"Manual 
de destrucción de un país

 

Cuando la oposición que confronta al autócrata, Robert Mugabe de Zimbabwe, decidió en 2002, después de una derrota electoral plagada de ventajismo y fraude, persistir en la búsqueda de una salida estrictamente electoral, la inflación estaba alrededor de 70% anual. El pasado viernes, antes de que tuviera lugar una nueva y cuestionada elección, la inflación había superado 100.000%.

Como si Mugabe hubiese sido asistido por la revolución bolivariana

Robert Mugabe fue el líder populista que libró a Rhodesia de la colonia británica y la designó Zimbabwe. El líder revolucionario aún promete que su país jamás volverá a ser una “colonia del imperio”. Después de décadas de inimaginable incompetencia, su modelo de socialismo es un manual de destrucción sin precedentes en la historia moderna.

Desde 1998 es muy probable que Zimbabwe, con 12 millones de habitantes, haya conocido todas y cada una de las calamidades que, en diferentes tiempos, han azotado al resto del continente. Las desgracias de Zimbabwe son de tal magnitud y sus orígenes tan familiares a la experiencia revolucionaria bolivariana que cualquier ejercicio teórico que compare la situación política y económica actual de Venezuela y proyecte su deterioro en el 2012 asombraría por su resemblanza con nuestra realidad.

En 2002 Mugabe propuso un referendo de reforma constitucional de “ejecución rápida” (fast-track) que a pese a que tenía en su puño todos los poderes fue sorpresivamente rechazado por la población. Haciendo caso omiso a la voluntad popular Mugabe impuso las reformas con funestas consecuencias. Zimbabwe, que solía ser la “joya de África”, dotado con los suelos más fértiles que hicieron de ese país el granero del continente fue reducido por obra de este proceso socialista a una tragedia humanitaria.

Un modelo de economía, hoy sólo exporta recursos humanos. Profesionales, empresarios y mano de obra huyen del país arriesgando la vida entre las alambradas y otros obstáculos que los países fronterizos han levantado para contener a decenas de miles de hombres, mujeres y niños que escapan de la miseria y el hambre que impuso el “hermano” del presidente Chávez, recipiente de la espada de Bolívar. En los últimos seis años más de tres millones y medio han emigrado.

Un país “soberano”

Desmantelar un régimen racista y colonial parecía promisorio cuando Robert Mugabe fue electo con un espectacular apoyo popular. Años más tarde el odio se enseñoreó del país y el racismo regresó, esta vez para perseguir a los blancos y desalojarlos de sus propiedades a través de invasiones promovidas por el gobierno y confiscaciones de tierras que terminarían por arruinar a los productores del campo, sin posibilidades, que una renta petrolera inexistente sustituyera la producción con importaciones.

La ignominia de un régimen de blancos fue reemplazada por la ignominia de un gobierno de negros. El proceso de cambio ha estado caracterizado por reprimir a los opositores, invasiones, confiscación de tierras y una obscena corrupción. El odio a los blancos productores y a los adversarios de color que indistintamente son llamados traidores y apátridas es parte de la política destructiva de este líder socialista.


 

Los partidos opositores que se agruparon en el Movimiento para el Cambio Democrático (MCD) han sido perseguidos y acosados por el gobierno. Como si Mugabe hubiese sido asistido por la revoluciónbolivariana, listas como la de Tascón, segregan a opositores a quienes no se les ha permitido ingresar a cargos públicos y son excluidos de los otorgamientos de tierras.

Los militantes del gobierno, beneficiarios de las tierras que no supieron desarrollarlas pronto se arruinaron y estas pasaron a manos de miembros de la familia presidencial y de altos funcionarios que han devenidos en nuevos terratenientes negros, dueños de una riqueza impresionante. Un análisis del inicio de este proceso destructivo lo compendió la prestigiosa revista Atlantic en una de sus ediciones de 2003 que tituló: How to Kill a Country. Así ha sido.


La salida “electoral”

Mientras tanto la oposición representada en el MCD y liderada por Morgan Tsvangirai, ha estado aguardando pacientemente que algún día el número de votos sea tan abrumador que las descaradas prácticas ventajistas y los mecanismos de fraude del gobierno y la Comisión Electoral, 100% oficialista, reconozcan un triunfo, empeñados como están en “desarrollar músculo democrático”.

Cuatro días después de las elecciones del pasado sábado, como si se hubieran asesorado con el CNE, la Comisión Electoral de Zimbabwe aún no ofrecía resultados de la competencia presidencial. Para calmar a la dirigencia opositora entregaba cifras relacionadas con la elección de parlamentarios, gobernadores y alcaldes que favorecían a la oposición.


En el momento en que la población de Zimbabwe se aprestaba el pasado fin de semana a depositar su voto, la inflación superaba 100.000%. Un refresco cuesta 30 millones de dólares de Zimbabwe. Un pollo 100 millones y llenar el tanque de gasolina 8 millardos.

Pese a que ya estaba claro el triunfo de la oposición, una segunda vuelta parece ser el acuerdo cuando pergeñábamos estas notas, el tiempo justo que necesita Mugabe para cocinar su propio triunfo.


Entretanto, como si se tratara de un líder opositor venezolano entretenido en su propia feria electoral, el secretario general de la coalición opositora, Tendai Biti, exhortó a sus seguidores a “rezar para que no ocurra una manipulación de la voluntad popular"."

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Twittear