Fernando Parrilla muestra la nueva Inquisición española explicada en tres noticas sobre el mundo del transporte en nuestro país.
Artículo del Instituto Juan de Mariana:
Tres noticias han marcado el mundo del transporte durante marzo en nuestro país; la primera ha sido el lanzamiento de UberX en Madrid, la segunda la prohibición en cascada de las gasolineras sin empleados y, por último, las primeras multas de radares automáticos que son capaces de analizar si se lleva el cinturón de seguridad puesto o se está hablando por el móvil mientras se conduce.
En el primer caso se trata de una buena noticia, pero eclipsada por la absurda reglamentación que Uber debe seguir para poder ofrecer su servicio. Dejando a un lado que el monopolio del taxi sigue intacto, el gobierno central aprobó recientemente un reglamento que refuerza el blindaje al taxi contra la competencia de los vehículos con conductor (VTC). De esta manera las licencias de taxi pueden seguir congeladas, congelando a su vez las licencias de VTC, que deben ser 30 veces inferiores a las del taxi.
Así que Uber va a tener que competir con otras compañías por las escasas licencias existentes de VTC (y conociendo nuestro país, seguro que alguien cercano a la política se está aprovechando de ello), mientras que el sector del taxi seguirá disponiendo de 30 veces más vehículos, el monopolio de circular vacíos, y las paradas en hoteles, estaciones de tren, etc.
¿Cuántos puestos de trabajo va a costar esta reglamentación? No lo sé, vamos a ver la siguiente noticia.
Resulta que gracias a los avances de la tecnología estaban surgiendo con bastante éxito gasolineras donde el cobro a los clientes es automático (el repostaje es de autoservicio desde hace años en multitud de gasolineras). Las ventajas para los clientes son varias: por un lado el precio es menor y por otro suele haber menos esperas al ser todo el proceso automático (no hay que desplazarse a la tienda que acompaña a la gasolinera a hacer cola para pagar).
Pues bien, a nuestros políticos les ha parecido intolerable y están prohibiendo en cascada, ya van 10 CCAA que lo hacen, este tipo de establecimientos. La excusa oficial es la seguridad y los discapacitados, pero la real son los puestos de trabajo que estas gasolineras destruyen.
¿Cuántos puestos de trabajo va a salvar esta medida? No lo sé, vamos a ver la siguiente noticia.
La DGT, al igual que hace el Ministerio de Hacienda, no dejan pasar una mejora tecnológica que les permita un mejor acceso a nuestros bolsillos. Estaría bien comparar la sencillez del método de pago de una multa o del pago del impuesto de la renta con la concesión de una licencia de VTC o de una gasolinera. Pero vamos a lo nuestro: la última novedad en radares es un aparato que es capaz de captar el interior de los vehículos para que, posteriormente, un programa informático analice las imágenes y determine si los ocupantes merecen ser multados. Todo ello sin la mediación humana, y por tanto, con una productividad muy superior a la que proporcionan los guardia civiles de carne y hueso.
¿Cuántos puestos de trabajo va a costar esta medida? No lo sé, vamos a ver lo que sí sé.
A los políticos (y estas tres noticias tienen el apoyo explícito o implícito de todos los partidos con representación nacional) les importa bastante poco los puestos de trabajo. Si les importaran, las licencias de taxi, y VTC, no estarían limitadas, permitiendo con ello que miles de personas tuvieran una ocupación. Del mismo modo hubieran podido crear miles de puestos de trabajo como guardia civil para controlar el uso de cinturones de seguridad antes de la existencia de la tecnología que permite su control automático. O podrían haber obligado a los fabricantes de coches a poner un conductor a disposición de los discapacitados que no puedan manejar sus vehículos.
La realidad es que lo sí les importa a los políticos, al igual que a los antiguos inquisidores, es mantenerse en el poder. Y para ello tienen que actuar de una manera que puede parecer absurda; a veces toca fomentar el trabajo y otras penalizarlo. También tienen que exigir seguridad, para, punto seguido, hacer la vista gorda con otro riesgo que no es conveniente airear. Y si tienen que escudarse en los discapacitados (¿es que nadie va a pensar en los niños?, que diría Helen Lovejoy) lo harán y luego los olvidaran en cuanto dejen de ser útiles.
Y vuelvo a recordar: son todos los partidos y políticos a día de hoy. Aquí no vale culpar al de enfrente. Hay que mirarse al espejo y actuar en consecuencia o el atraso español de siglos pasados nos va a parecer una broma comparado con lo que se nos viene encima.
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