jueves, 27 de julio de 2017

Carlos Rodríguez Braun: "El discurso del igualitarismo es moralmente degradante"

Diego Sánchez de la Cruz resume la muy interesante conferencia de Carlos Rodríguez Braun acerca de "La envidia, enemigo mortal de la libertad". 
En ella, menciona un obra ciertamente recomendable acerca de la envidia que promueve el igualitarismo, y sus implicaciones para la sociedad, estudiándose a su vez la evolución histórica y su tratamiento social desde al antigua Grecia de dicho sentimiento. 


Artículo de Libre Mercado

"el igualitarismo no es una utopía, sino una pesadilla imposible"
[...]
"Vivimos en un mundo en el que la desigualdad es el mal y quieren obligarnos a ser iguales. A los igualitaristas les gusta hablar de igualdad de oportunidadespara no hablar de lo que realmente quieren: la igualdad de resultados"
[...]
"publiqué un artículo sobre fútbol y justicia social. Es un campo en el que no hay justicia social [...] ¿Cómo lo arreglamos? Le ponemos una portería de 50 metros al Real Madrid y una de 5 al Getafe; a los jugadores merengues, les damos una descarga eléctrica para que no disparen a gol... Puede sonar absurdo. Pero ese mismo esquema de premios y castigos es el discurso habitual del terreno político [...] "hay, eso sí, una diferencia entre ese ejemplo y el día a día del mercado. El deporte es un juego de suma cero: si gana Nadal, pierde Federer. Pero en el mercado vemos algo distinto: los contratos son de suma positiva. Si vamos a la tienda y compramos una camisa, ¿quién gana y quién pierde? Los dos ganan y ninguno pierde. Tienen que ganar los dos, porque si no, no hay contrato. Es voluntario y sirve para responder a sus necesidades"
[...]
"a los igualitaristas les preocupan "todas las formas de desigualdad, menos una: la que separa a un Estado cada vez más poderoso y unos ciudadanos cada vez más pequeños". [...] reprochó a quienes abordan estos debates que "parece que se asume que los ricos son siempre los mismos y que los pobres son siempre los mismos, cuando no es así. La movilidad debe ser tenida en cuenta".
[...]
"Una cosa es enriquecerse en el mercado y otra gracias al Estado. Si mi empresa gana más dinero que la tuya, mi éxito es independiente de tu suerte. Pero si yo recibo una subvención, me la pagas tú y me enriquezco a costa de tu bolsillo"

"Con la RSC o las donaciones de Amancio Ortega se introduce un discurso peligroso: 'Primero se enriquece y luego devuelve a la sociedad'. No es así. Se enriquece porque la sociedad valora su empresa, porque la gente se beneficia de los productos de Inditex. Y luego vuelve a beneficiar a la sociedad, con esas donaciones. Pagarle a una empresa es algo voluntario. [...]  En el Estado es distinto. Te obligan a pagar, te fijan el precio... y prueben a decirle a Hacienda que 'no han quedado satisfechos' o quieren que les 'devuelvan su dinero 
[...] Curiosamente, la 'caridad' se ha convertido en algo malo. Lo vemos de nuevo con las donaciones de Amancio Ortega. Pero solo hay virtud y generosidad en la libertad, en la donación voluntaria, en la caridad. Y lo que se nos dice es que no, que lo que hay que hacer es quitarle su dinero a Amancio Ortega y que dispongan los políticos de esos fondos según decidan"
[...]
"Las interferencias del Estado que persiguen esta lógica legitiman la envidia y la fomentan. Piketty quiere ponerle un impuesto del 80% a los ricos pero él mismo dice que no lo hace con ánimo de redistribuir, sino directamente de castigar, de acabar con los ricos. Ya [...] directamente se promueve la envidia, el sentimiento ruin de querer que a otros les vaya mal sin que eso siquiera nos beneficie. [...] Hayek dice que la envidia es la más antisocial de las pasiones, pues inspira sentimientos destructivos. Y esos sentimientos son más intensos cuanto más simplista es la explicación de la desigualdad"
[...]
"el moderno Estado redistribuidor es muy grande y muy intervencionista, por eso es importante reducirlo, porque de lo contrario surgen más oportunidades para que aparezca la desigualdad injusta, que es la que viene de la arbitrariedad y del poder discrecional que tienen los políticos".
"Es moralmente degradante promover un vicio destructivo como la envidia. Y eso demuestra que el socialismo podrá ser más o menos suave, pero nunca será beneficioso para la economía ni para la moral del pueblo"

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