sábado, 29 de junio de 2013

Los banqueros centrales irrumpen en la polémica: a más deuda, menor crecimiento. (Política, Economía. 1.704)

No hay ninguna duda al respecto, y la evidencia empírica así lo indica. Uno puede decantarse por un porcentaje u otro, pero lo que está claro es que a mayor deuda, menor crecimiento, una vez se pasan ciertos límites, y esa situación es en la que estamos, por mucho que más de uno se rasgue las vestiduras porque lo pone en evidencia y porque quiere más y más gasto público y deuda que le alivie su "drogodependencia".

Ahora es el Banco de Pagos Internacionales (BIS) quien confirma también esto, basándose en varios estudios e informes recientes, en los que se concluye de igual manera. Y no es algo intuitivo. Se trata de "análisis científicos  de lo que ha sucedido en muchos países subdesarrolladosemergentes y avanzados". Y da tres argumentos de peso, que no le entra en la cabeza a más de uno.


"Los economistas Reinhart y Rogoff tenían razón: a partir de un determinado nivel de deuda pública (ellos calcularon una cifra equivalente al 90% del PIB), el crecimiento económico se resiente. Al menos, eso es lo que estima el Banco de Pagos Internacionales (BIS, según sus siglas en inglés), que en su último informe anual da por buenas sus estimaciones.
Los banqueros centrales irrumpen en la polémica: a más deuda, menor crecimiento
Y no sólo eso. El BIS se apoya en cuatro análisis recientes [ver recuadro] en los que se llega a las mismas conclusiones. Esos estudios sitúan entre un 77% y un 90% del PIB el umbral a partir del  cual la deuda comienza a pasar factura en términos de crecimiento. En estos casos, un aumento del cociente de deuda sobre PIB de 10 puntos porcentuales -y el endeudamiento público en el caso español ha crecidonada menos que 52 puntos de PIB entre 2007 y 2012- está asociado a una caída de entre 13 y 17 puntos básicos de la tasa de crecimiento tendencial del PIB per cápita.
El BIS ofrece tres argumentos. En primer lugar, conforme aumenta la deuda aumentan también los pagos por intereses, y “una mayor carga del servicio de la deuda implica mayores impuestos y menor gasto público productivo”. En su opinión, cuando “una considerable proporción de la deuda está en manos de extranjeros, hay menos recursos disponibles para la inversión y el consumo internos”. Y lo que es todavía más negativo, los mayores tipos impositivos necesarios para hacer frente al servicio de una deuda más elevada “son distorsionadores”, reduciendo aún más la actividad económica y el crecimiento.
No se trata, viene a decir el BIS, de una aproximación intuitiva, sino que tiene que ver con un análisis científico de lo que ha sucedido en muchos países (subdesarrollados emergentes y avanzados) a lo largo de las últimas décadas.
En segundo lugar, sostienen sus economistas, cuanto mayor sea la prima de riesgo soberano, mayor es el coste de la deuda y menor la inversión privada y el crecimiento a largo plazo. El BIS ofrece un tercer argumento. Conforme aumentan las emisiones de deuda pública, las autoridades pierden margen para emplear políticas anticíclicas. Y esto “genera mayor volatilidad, mayor incertidumbre y, de nuevo, menor crecimiento”. 

En resumen, asegura el BIS a modo de conclusión, existen “sólidas razones teóricas y empíricas” para creer que una elevada deuda pública “reduce el futuro crecimiento real tendencial”, y la evidencia muestra que el impacto “es considerable y comienza a hacerse patente en niveles cercanos al 80% del PIB”. Esto significa que para alentar un crecimiento fuerte y sostenible, recomiendan sus economistas, “las economías avanzadas deben aspirar a niveles muy por debajo de este umbral”. En ciertos casos, esto no exige tan sólo laestabilización de la deuda, sino más bien su reducción.
No es, desde luego, el caso de España. Según sus estimaciones, la deuda pública representará a finales de este año un 98% del PIB, por encima del 92,4% que estima el servicio de estudios del BBVA en su último informe de coyuntura.
Críticas durísimas
La polémica entre economistas por la relación entre crecimiento y deuda pública surgió a raíz de que un grupo de profesores de la Universidad de Massachusetts Amherst  –ver aquí el estudio- cuestionaran el trabajo de Reinhart y Rogoff a partir de una evidencia: algunos de los datos introducidos en la hoja de cálculo que sirvió para justificar su teoría eran erróneos. En particular algunas cifras sobre Nueva Zelanda y otros países que habrían sufrido episodios de alto endeudamiento. La crítica venía avalada por los profesores Thomas HerndonMichael Ash y Robert Pollin.
El premio Nobel Krugman se sumó al clima de desprestigio de las conclusiones de Reinhart y Rogoff -junto a otros economistas de relevancia- y al final los propios autores tuvieron que contestarle en una durísima carta en la que le acusaban de  hacer una crítica “superficial” y hasta de un comportamiento incívico por el tono empleado.
Ahora, los banqueros centrales (el BIS reúne a todos ellos en Basilea) les dan la razón. Y recuerdan que  el volumen de deuda pública representa cerca del 230% del PIB en Japón; superior al 180% en Grecia; por encima del 140% en Italia y Portugal; cercano al 130% en Irlanda; en torno al 110% en EEUU, Reino Unido y Francia; y próximo al 100% en Bélgica y España. En cambio, se prevé que esté por debajo del 90% y próximo a estabilizarse en Canadá y Alemania.
¿Y cuál es el nivel de deuda pública ‘aceptable’? El BIS estima que aunque no existe una regla exacta para seleccionar los objetivos de endeudamiento, según sus estimaciones no debe superar el 60% del PIB en las economías avanzadas (como España) y del 40% en las emergentes.
El problema, sin embargo, según el BIS, no es lo que ocurre ahora, sino en el futuro si no se avanza en los recortes del déficit. Según sus estimaciones, los compromisos actuales de gasto futuro en pensiones y asistencia sanitaria que no están reflejados en los actuales cálculos de deuda pública “acentúan las necesidades de ajuste fiscal”. Y en concreto, entre las economías avanzadas, el mayor incremento está previsto en EEUU (más de 9 puntos porcentuales), debido en gran medida al creciente gasto en asistencia sanitaria. También se prevé que Austria, Bélgica, España, Grecia, los Países Bajos, Portugal y el Reino Unido registren fuertes aumentos (de 5 a 8 puntos porcentuales aproximadamente)."

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