lunes, 23 de diciembre de 2019

Si la palabra ‘paraíso’ suena tan bien, ¿por qué ‘paraíso fiscal’ tiene connotaciones negativas?

Elentir analiza la cuestión del término paraíso fiscal (que realmente está mal traducido del inglés, significando realmente refugio fiscal, ante el expolio creciente que llevan a cabo los políticos), y la instauración en España de un infierno fiscal, que al parecer prefieren muchos...

Artículo de Contando Estrelas: 
Si a la gente le preguntasen si prefiere vivir en algo parecido al paraíso o en algo parecido al infierno, indudablemente la amplia mayoría de los encuestados elegiría el paraíso.
Paraíso fiscal vs infierno fiscal
Más allá del significado religioso, el término ‘paraíso’ tiene connotaciones positivas. Sin embargo, cada vez que se habla de ‘paraíso fiscal’, la cosa cambia. La idea de que existan paraísos fiscales tiene incontables enemigos en casi todo el arco político. El caso es que estamos hablando, simplemente, de lugares con una baja presión fiscal. A la hora de preguntar a la gente qué prefiere en materia económica, lo lógico sería plantear: ¿prefiere usted vivir en un paraíso fiscal o en un infierno fiscal? Con la segunda expresión me refiero a todo lo contrario a lo que representa un paraíso fiscal: un lugar donde los ingresos y la riqueza de los ciudadanos son saqueados sin piedad por el Estado. Hay que decir que incluso así planteada, muchos contestarían que prefieren vivir en un infierno fiscal, alegando tener multitud de servicios públicos «gratuitos», sin darse cuenta de que esos servicios los pagamos todos vía impuestos.
En España el Estado se adueña ya del 43,5% de la riqueza
Que conste que con esta entrada no estoy planteando la desaparición del Estado y de todos los servicios públicos, pero entre un Estado reducido y eficaz que fomenta la creación de riqueza, y un Estado saqueador e ineficiente que penaliza el ahorro y el emprendimiento, me quedo con lo primero. Para encontrar ejemplos de infiernos fiscales no tenemos que ir muy lejos. En España el Estado se apropia del 43,5% de la riqueza nacional, y ahora mismo ya tenemos a más trabajadores viviendo del sector público que del sector privado, lo cual es económicamente insostenible. Si a muchos españoles les suena mal el término ‘paraíso fiscal’ tal vez sea porque viven en un infierno fiscal del que no pueden escapar, y sienten envidia ante quienes disfrutan de una prisión fiscal mucho menor. Pero la solución a los problemas de unos no es imponérselos a otros, como pretende hoy el diario socialista El País con una noticia manipuladora en la que presenta a la Comunidad de Madrid como un ser perverso que «extiende su tela de araña para controlar la economía española», por el mero hecho de que tiene bajos impuestos.
El problema no es que otros vivan en un paraíso fiscal, sino que los demás vivamos en infiernos fiscales: es lo segundo lo que tiene que cambiar. Si España apostase por la sensatez en materia fiscal y por atraer inversiones con bajos impuestos, nuestra economía crecería a mayor ritmo y el paro se reduciría. Con ello podríamos resolver, además, cuestiones como la de Gibraltar, logrando que sus inversores se muden al otro lado de la verja y dejando esa colonia británica sin razón de ser económicamente hablando. Pero parece que en España tenemos políticos que prefieren las telas de araña de las redes clientelares y del voto cautivo de una multitud subsidiada. Este modelo se cae a pedazos, y si en España seguimos apostando por él es porque a ciertos partidos les interesa mantenerlo, aunque con ello perjudiquen nuestro porvenir como país.

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