lunes, 26 de abril de 2021

Libertad o comunismo (VI): la Educación

José María Rotellar analiza la gestión de la educación en Madrid y los dos modelos que vuelven a estar en juego en las elecciones del 4 de mayo. 

Artículo de Libre Mercado: 



Estudiantes de bachillerato | Carlos Castro / Europa Press





Otro de los elementos que está en juego en estas elecciones regionales es una materia tan importante como la Educación. De hecho, si hay alguna disciplina en la que el intervencionismo siempre anhela con entrometerse más, es la educativa. Llevan los socialistas desde principios de los años ochenta del siglo XX con distintas leyes de educativas que lo único que consiguen es bajar el nivel de exigenciaesfuerzo y conocimiento, porque confunden que el objetivo de la educación no ha de ser otro que conseguir la mejor formación posible de todos los alumnos. Los atajos, por tanto, no son buenas soluciones.

En este sentido, desde la transferencia de las competencias de educación a las CCAA, se ha podido comparar el estilo de política que se aplica en unas u otras regiones, que muestran elementos diferenciadores. Por un lado, tenemos la parte mala, la del adoctrinamiento en regiones independentistas, donde se falsea la realidad y se impide, en muchos casos, la inmensa mayoría, conocer, hablar, escribir, expresarse y hasta casi pensar en español o castellano. El problema, realmente, no es de la cesión de competencias, sino de que el Gobierno de la nación lo que la Constitución establece a tal efecto.

Por el lado positivo, podemos ver cómo una comunidad autónoma puede hacerlo bien si emplea correctamente y en la búsqueda de la excelencia las competencias cedidas para ello. Simplemente, con los resultados habituales de PISACastilla y León y Madrid suelen ser las regiones destacadas españolas, por encima de la media del indicador.

Eso no es fruto de la casualidad, sino del trabajo de muchos años por contar con una educación de calidad, invirtiendo en lo verdaderamente importante, pese a que las mareas -en este caso, verdes- digan lo contrario. Como en el caso de Sanidad, los datos hablan por sí mismos.

Madrid ha apostado por una educación basada en el esfuerzo y en el sacrificio, con recursos bien invertidos y crecientes, ante el reto de incremento de alumnos que ha acontecido en los últimos casi quince años, al pasar de un millón escaso en el curso 2008-2009 a casi un millón doscientos cincuenta mil en el curso 2020-2021.

Para hacer frente a ello, el número de profesores en la Comunidad de Madrid ha aumentado un 13,93%, hasta llegar a los 52.212 profesores en la enseñanza pública y los 43.704 en en la suma de concertada y privada, con lo que el esfuerzo por el incremento realizado por la financiación pública (públicos más concertados) es muy importante.

Especialmente importante ha sido la evolución desde el momento en el que gobierna Ayuso, donde los profesores públicos han aumentado en sólo dos años en 1.986, con 1.674 más de la concertada y privada, para sumar 3.660 profesores más desde el curso 2018-2019.

Todo ello, con un incremento de centros educativos muy importante, hasta llegar a los 3.656 centros educativos en la enseñanza general no universitaria, 2.500 de ellos financiados con fondos públicos.

Asimismo, se ha producido un incremento importante en estos dos últimos años, con 28 centros públicos más y 7 concertados más, que muestra que, desde el libre respeto al mercado, no se ha descuidado la enseñanza pública o financiada con fondos públicos, sino que se ha reforzado, basado en esa libertad de elección con la que ahora quiere acabar la izquierda, pues Iglesias exigiría, al igual que subir impuestos, acabar con los conciertos educativos, que dejaría a muchas familias sin poder elegir colegio, a muchos profesores -los de la concertada- sin empleo, y al sector público con un problema mayúsculo, pues en un curso no le daría tiempo a contar con tantas nuevas infraestructuras, amén del impacto presupuestario negativo que tendría, al perder la eficiencia actual.

Y si por algo se ha destacado la excelencia de la educación en Madrid ha sido y es por el bilingüismo en inglés. Como decía Esperanza Aguirre, precursora de la iniciativa, no es que los alumnos diesen clase de inglés, sino que daban clase en inglés. Esto ha sido una de las iniciativas más eficientes y, además, de mayor redistribución, pues ha permitido que muchas familias sin recursos hayan podido enviar a sus hijos a colegios bilingües, dotando a todos de igualdad de oportunidades.

En este sentido, cuando se inició el programa bilingüe, en la primera legislatura de Esperanza Aguirre (2003-2007), comenzó a asentarse este sistema de éxito. Al principio, sólo en centros públicos, pero tras el curso 2008-2009 comenzaron a incorporarse centros concertados, es decir, centros que también contaban con financiación pública. De esa manera, se ha pasado de 205 centros públicos y concertados bilingües en el curso 2008-2009, a contar con 805, casi cuatro veces más, con un incremento de 41 nuevos centros en los dos años de Ayuso en el Gobierno, de los cuales 35 son públicos (entre colegios e institutos) y 6 son concertados.

Eso permite que se haya pasado de tener 29.238 alumnos estudiando en un centro bilingüe en el curso 2008-2009 a contar con 358.893 alumnos en el curso 2020-2021, de los que, en este último curso, 234.684 lo hace en centros públicos.

Todo ello, a partir de una dotación importante para la financiación del bilingüismo, que ha multiplicado por tres el presupuesto del curso 2008-2009. Por tanto, el cuatro de mayo los madrileños también se juegan mucho en el ámbito educativo. Se juegan poder elegir el colegio al que llevar a sus hijos, porque la izquierda impondrá, por exigencia de Iglesias, acabar con los conciertos. Se juegan mantener un nivel de sacrificio, esfuerzo y aprendizaje óptimo, porque sólo con leer la ley Celaá -y el conjunto de leyes educativas de la izquierda desde hace cuarenta años- se comprueba que la izquierda rebaja la calidad del aprendizaje. Y se juegan que exista una verdadera igualdad de oportunidades, porque el bilingüismo en inglés lo permite, y si la izquierda acaba con este sistema de éxito, las familias más humildes no podrán darles a sus hijos una educación en las mismas condiciones. Una vez más, igualdad de oportunidades, libertad de elección, esfuerzo y éxito, frente a peores condiciones, imposición, empobrecimiento educativo y fracaso. Es decir, una vez más, libertad frente a comunismo.


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