El siguiente artículo analiza el escandaloso sectarismo que sigue al alza en TVE, como herramienta de manipulación, propaganda y adoctrinamiento al servicio del político (como siempre he denunciado, de ahí la importancia -hay numerosas razones adicionales- de cerrarla para el bien del ciudadano y su bolsillo, así como de la economía productiva)
Artículo de Libertad Digital:
Si Rocío Monasterio tuviera que presentar una denuncia ante la Junta Electoral Central (JEC) cada vez que los medios de comunicación públicos vulneran descaradamente en su perjuicio el principio de neutralidad informativa, no tendría tiempo para nada más. Pero hace muy bien la candidata de Vox en denunciar el bochornoso tercer grado al que la meteoróloga devenida agitadora política de la peor estofa Mónica López le sometió en La Hora de La 1: interrumpiendo e impidiendo constantemente que Monasterio respondiera a sus preguntas capciosas, con las que ponía en duda o minusvaloraba las reiteradas condenas de la propia Monasterio a las amenazas recibidas por Pablo Iglesias y denigraba las propuestas o carteles electorales de Vox, la comisaria López dio sobradas muestras de que no es digna de presentar un programa de una televisión pública.
No menos justificada es la denuncia de Vox por el hecho de que la directora de la Guardia Civil, saltándose el régimen interno de la Benemérita, que le exige independencia y neutralidad en el ejercicio del cargo, pida el voto para el PSOE en un acto electoral. Sin la menor duda, tampoco María Gámez merece recibir un solo euro del erario. Cada minuto que sigue al frente del Instituto Armado es una afrenta al decoro institucional.
También hubiera cabido denunciar que unos invitados de TVE, en el aberrante programa Las cosas claras, del ultra Jesús Cintora, evacuasen calumnias para relacionar a Vox con el fascismo y con un ilícito penal como es el delito de amenazas, amenazas que, para colmo, hay que insistir, Vox ha condenado de forma reiterada.
Las encuestas pintan fatal para la izquierda, y el comunista Pablo Iglesias, desesperado, ha intensificado su campaña antidemocrática de criminalizar a sus adversarios responsabilizándoles de unas amenazas como las que, por cierto, también ha recibido la candidata del PP a la Presidencia de la Comunidad de Madrid, con la diferencia de que Ayuso sí ha condenado las dirigidas a sus adversarios sin vincularlas a partido alguno.
Pero ahí están los medios públicos, haciendo el caldo gordo a Iglesias –como buen chavista, enemigo jurado de la libertad de expresión– con el dinero del contribuyente y atentando de la manera más ruin contra su deber de neutralidad política. Son una vergüenza para la profesión y un peligro como el que entraña el indeseable al que están haciendo el trabajo sucio de campaña.
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