Luís I. Gómez muestra de manera esclarecedora una verdad que se niegan a escuchar y que se intenta falsear desde muchos sectores y ámbitos, pero que es irrefutable:
Artículo del Blog Desde el Exilio:
"Cada día que pasa aumentan la pobreza y la desigualdad en el mundo. Cientos de artículos periodísticos, sermones dominicales y declaraciones políticas se construyen cada semana sobre esa afirmación. Por lo general se intenta remover la mala conciencia de los receptores del mensaje, y así mejor poder justificar un aumento de impuestos, un aumento del endeudamiento de las futuras generaciones en nombre del justo reparto de recursos y bienes. Los beneficiados son la industria social y sus clientes. Ocurre que esa primera frase es falsa. Es mentira. En realidad la humanidad, a pesar de alcanzar ya los 7 mil millones de bocas que alimentar, se encuentra en uno de los mejores y más dinámicos momentos de sus historia en lo que a riqueza y bienestar se refiere. Tal vez los europeos nos hemos quedado algo fuera de esa tendencia, lentos y cansados.
Lo más sorprendente: tanto los medios como los políticos apenas dedican tiempo a celebrar semejante logro del género humano. Viven casi siempre de las malas noticias. Y les cuesta mucho reconocer que el aumento generalizado de calidad de vida se debe en muy buena parte a los logros de esas ideas que ellos critican.
Lo cierto es que en los últimos decenios la esperanza de vida (con las excepciones de la comunista Corea del Norte, la corrupta Rusia o la abandonada a su dictador Zimbawe) aumenta un mes por cada año que pasa. Lo cierto es que las hambrunas, esa plaga que nos ha acompañado desde que bajamos de los árboles, cada vez son menores y menos frecuentes. Lo cierto es que durante los primeros años del siglo XXI hemos asistido “al más rápido descenso de la pobreza mundial en la historia de la humanidad”.
Esto no lo saco de la sección rosa del diario de los sueños, son citas textuales de una fuente más que seria: el Informe Millenium de la ONU (enlace al final del artículo).
Es sorprendente lo poco – o casi nada – que se habla de este estudio. Casi me atrevo a decir que para la mayoría de nosotros es más importante creer que somos malos y hay muchos pobres por culpa nuestra que regocijarnos en que ello no es así. La industria social vive de aquellos que no tenemos problemas y nos avergonzamos de ello. Aquellos que comemos a diario tres veces, vamos de vacaciones y mandamos a nuestros hijos a una escuela. Y la cuenta salen muy bien, pues cada vez somos más quienes podemos hacerlo, quienes nos avergonzamos de ello y pagamos servilmente un precio social para redimirnos de nuestro pecado: nos va bien.
Ciertamente siguen existiendo numerosísimos casos de abandono, enfermedad, hambre. Pero las cifras generales son tozudas en su mensaje: el número absoluto de pobres en el planeta, a pesar de la explosión demográfica, se ha reducido a la mitad en los últimos 20 años.
Si preguntan en un bar al lado de un parlamento europeo por los motivos de tal desarrollo la respuesta más probable será: es el fruto de las políticas de ayudas al tercer mundo. Sin duda se han obtenido grandes logros puntuales gracias a ellas, pero más allá del fomento de la corrupción lo que se ha conseguido es generar en muchos sitios un hospitalismo crónico: basta con levantar la mano varias veces con gesto de queja para que acuda raudo el sociólogo de turno a repartir bienes y consejos. El propio esfuerzo y los procesos de aprendizaje son tabú en la retórica de la industria de ayuda al desarrollo. Lo verdaderamente útil es usar frecuentemente términos como Colonialismo (desaparecido hace ya dos generaciones), Neocolonialismo (en sus múltiples definiciones, sigo sin saber qué es) y – ahora muy de moda- Protección del Clima Muindial. No olvido citar el argumento clave: es la riqueza de otros la causante de nuestra pobreza!
Absurdo. Si esos argumentos realmente se basasen en hechos contrastables, los países del tercer mundo que nunca fueron colonias serían ricos, los ajenos al malvado mercado mundial (Corea de Norte, por ejemplo) más ricos todavía. Por otro lado, la retórica colonial/postcolonial/neocolonial no aclara por qué Suiza o Singapur, que nunca tuvieron colonias, sean tan ricas.
¿Cuáles son los verdaderos factores sobre los que se fundamenta el progreso de nuestra especie en los últimos años?
- La higiene moderna (agua potable, eliminación de aguas sucias) contribuye al aumento de la esperanza de vida cuatro veces más que la medicina moderna. Ésta a su vez contribuye indiscutiblemente a la mejora de la calidad de vida.
- Los modernos métodos agropecuarios son capaces de ofrecer cada vez más y mejores alimentos… incluso carne! La ciencia ha contribuído a ello con tratamiento genético de mejora de especies, abonos artificiales, protección química de plantas, … Una vuelta a los métodos de producción “verdes” supondría la muerte de millones, el regreso de las hambrunas generalizadas. ¿Cuántos millones de vidas ha salvado el “maldito” DDT?
- Nunca antes, en ninguna época, tuvo la humanidad un acceso tan generalizado y barato a la energía. Desde la máquina de vapor hasta la energía nuclear pasando por la gasolina, el transporte de bienes y personas y la calefacción/refrigeración ha contribuído globalmente en un aumento de la esperanza de vida y la calidad de la misma.
- La libertad de expresión y la libertad investigadora han contribuído de manera definitiva a la hora de prevenir o corregir rápidamente desarrollos equivocados. Cualquier intento de la política por mutilar en nombre de lo políticamente correcto la primera y en nombre de “consensos” a segunda nos devolverá a la situación previa a la Ilustración.
- Con la excepción del Islam, todas las religiones han renunciado a la violencia y el apostolado agresivo.
- Las guerras expansionistas, tanto las basadas en nacionalismos como en ideologías totalitarias se han reducido –en comparación histórica- hasta casi desaparecer.
- La desigualdad social no es un fin deseable en sí misma, pero allí donde no se impone la igualdad ficticia por ley es un acicate indiscutible hacia el progreso. En las sociedades feudales era imposible desarrollar iniciativa propia y esfuerzo personal generalizado: sólo los nacidos en cuna noble decidían sobre el valor de los actos. Al pescador libre no le importa cuánto tiene quien le compra los peces. Le importa que le compren muchos peces, cuantos más clientes mejor. Reducir artificialmente la capacidad de compra de sus clientes mediante impuestos reduce la capacidad de crecimiento del negocio del pescador… que terminará por vivir no de su trabajo, pero de lo robado a los que antes eran sus clientes … hasta que estos tampoco tengan nada robable.
- Y termino con la libertad … llámenlo como quieran: liberalismo, neo-, paleo-, ordo-, ultra-, … La fuerza desatada del capitalismo (que es como prefieren llamarlo sus enemigos), es decir, la dinámica de la persecución del propio interés y la propia felicidad de miles de millones de humanos. Éste es el motor que nos ha traído hasta aquí.
La suma de todos estos factores nos ha puesto en la situación que describe el estudio de la ONU: somos más ricos, más sanos, más lóngevos. Por supuesto que la dinámica de libertad acarrea también fallos, estupideces y maldades. Pero miles de millones de seres humanos son capaces de actuar para obtener al final lo mejor de sí mismos, y lo hacen más rápido que cualquier planificador quinquenal, de manera más efectiva que los compradores de votos que hoy nos abruman.
Lean – y disfruten – el informe de la ONU"
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