Empiezan a verse las consecuencias económicas en Alemania tras la decisión de cerrar las nucleares:
"Tras el accidente nuclear de Fukushima Dai-ichi hubo reacciones para todos los gustos. Desde las sorprendentes por su mesura y tranquilidad, como la del Gobierno de España, hasta las totalmente irresponsables, apocalípticas e inaceptables como la del comisario (que sigo sin entender por qué no es hace tiempo excomisario) Oettinger. Mención aparte merece el populista comportamiento de Angela Merkel en materia nuclear que le valió un castigo histórico e inesperado en las pasadas elecciones alemanas.
Populista porque, aún sabiendo de sobra que las condiciones extremas y fuera de las bases de diseño que habían tenido lugar en la central nuclear de Fukushima no eran aplicables al caso alemán, quiso hacerle un guiño a la izquierda verde germana proponiendo reactivar la moratoria nuclear que ella misma había eliminado meses atrás. Y todo ello mientras se afirmaba que la decisión inminente de cerrar parte de los reactores nucleares alemanes no tendría efecto alguno en el país.
La energía nuclear es una de las fuentes de generación eléctrica más competitivas. Sus costes de producción y su fiabilidad hacen que sea una elección óptima como potencia generadora de base y desde estas páginas ya denuncié en su momento que la decisión alemana era del todo desacertada. Al final, tarde o temprano los datos siempre llegan para darnos o quitarnos la razón. En el siguiente gráfico oficial de la Bundesnetzagentur (hacer click aquí para agrandar) pueden ustedes observar la evolución del comercio neto de electricidad entre Alemania y sus países vecinos en el período comprendido entre el 1 de enero y el 24 de mayo de este año.
Alemania era claramente exportadora de energía hasta mediados del pasado marzo. ¿Qué pasó entonces? Frau Merkel decidió que cerrar parte de las centrales nucleares de Alemania, aprovechando que el Pisuerga pasaba por Fukushima, era una buena idea para intentar ganar las elecciones. Y las cerró, sin más. Los efectos, sin embargo, pueden verse claramente en la figura anterior. Alemania es, en la actualidad, netamente importadora de electricidad cuando antes de marzo era netamente exportadora. Este hecho, además del tremendo error logístico que entraña es también un gran error económico. Como ya adelanté hace meses, la electricidad que había sido “expropiada” a los dueños de las centrales nucleares no iba a ser producida con energías renovables, como muy felizmente se prometían algunos ingenuos, sino comprándola a otros países o produciéndola con combustibles fósiles. Ambas cosas contribuyen a desequilibrar la balanza de pagos alemana.
Para muestra, un botón. Entre el 1 de enero y el 16 de marzo de 2011, el saldo neto de intercambio eléctrico con los países vecinos fue de 85,5 GWh positivos, es decir, Alemania vendía electricidad. Entre el 17 de marzo y el 24 de mayo el saldo fue de -39,9 GWh, es decir, ahora compran la electricidad fuera. Por si esto fuera poco, el presidente de la red eléctrica alemana Matthias Kurth ha dicho que pueden tener problemas para estabilizar la red en la parte sur de Alemania durante este invierno debido al cierre de los reactores nucleares. Esto, técnicamente, implica que el riesgo de apagones eléctricos es una realidad.
Por cierto, de los 39,9 GWh que los alemanes compraron fuera, 25,5 GWh se los compraron a Francia que produce casi toda su electricidad con… ¿a ver si lo adivinan?... efectivamente, energía nuclear. Brillante lo suyo canciller Merkel, total y absolutamente brillante."
Fuente: Expansión
Pocos dudan que la energía nuclear sea rentable, pero ¿los riesgos compensan? Es cierto, sin nucleares la electricidad será más cara, pero una solución sería consumir menos. ¿El crecimiento económico está realmente basado en cubrir las necesidades de las personas, o es una obsesión de los fanáticos del libre mercado? ¿Qué hay de malo en ganar menos y vivir más austeramente? Nuestros antepasados no eran más infelices que nosotros con el botijo en verano, sin teléfono móvil y sin pantalla de plasma. ¿No sería mejor fomentar el crecimiento 'cualitativo' en lugar del cuantitativo? Me pregunto. (Y no soy keynesiano, ni de izquierdas).
ResponderEliminarPues yo tampoco soy keynesiano ni de izquierdas, y defiendo firmemente el libre mercado. Como tú, no defiendo el consumismo al que se ha llegado, motivado por el intervencionismo en la economía de las autoridades incentivando la deuda, el riesgo y las burbujas, y eso no es el libre mercado, ni la visión económico que yo tengo, que es la de la escuela austriaca. Desgraciadamente la política económica que se sigue desde hace décadas es la keynesiana, que a largo plazo provoca lo que estamos viendo ahora.
ResponderEliminarUn saludo