Otro interesante artículo en la linea de lo que vengo pensando sobre el devenir de China desde hace muchos meses, al respecto de su burbuja y los problemas a los que se enfrenta:
"Estos días se reúnen los máximos dirigentes del partido comunista chino para intentar encontrar soluciones a varios dilemas capitalistas: ¿Cómo afrontar la fortísima y desaceleración que está experimentando su economía? ¿Cómo evitar una debacle inmobiliaria ante un escenario de quiebra de muchos promotores? ¿Cómo crecer por encima del 7% para seguir generando empleo suficiente para afrontar la inmigración rural a la costa? ¿Cómo reemplazar las exportaciones perdidas debido a la crisis europea? ¿Se debe ceder a las presiones para revaluar el yuan en un contexto de debilidad exportadora? ¿Cómo reemplazar un modelo económico basado en la construcción y en la exportación por uno basado en el consumo sin hacer aguas en la transición?
Hace unos meses en esta columna defendía que la próxima crisis económica vendría de los BRIC. Alegaba entre otras cosas que expansiones continuadas de la masa monetaria de doble dígito eran el germen de una burbuja en los precios de los activos, que estos generaban un recalentamiento económico y la génesis de una crisis bancaria, y que este contexto suele provocar acusadas caídas en niveles de competitividad, por lo que la balanza externa se vería negativamente afectada. Ya escribiremos sobre los BRIC, de momento concentrémonos en la génesis de la crisis: la preocupante situación de la economía china.
Aunque estas semanas la atención mediática se ha concentrado en las cumbres europeas que han ordenado hacer confluir el EFSF con el ESM (algún lector ha criticado que uso el inglés para las siglas, me van a disculpar pero prefiero ESM al úrico acrónimo español del Mecanismo de Estabilidad Europea), se han producido eventos de mucha relevancia en los países “emergentes” que hay que resaltar.
La bolsa china es una de las que peor comportamiento han tenido en 2011, y el yuan está comenzando a bajar en aquellos mercados donde cotiza. Son síntomas de una realidad preocupante: en China, el crecimiento económico se ha desacelerado hasta el 9,1%, lo alarmante no es la magnitud, sino la tendencia. En un contexto en el que el incremento de las exportaciones es el más bajo desde Febrero de 2009 (cortesía de la crisis europea), y en el que la inversión residencial se está desplomando consecuencia del pinchazo inmobiliario, el riesgo es que China crezca por debajo del 7% durante el primer semestre del 2012, como ya auguran varios bancos. Los indicadores avanzados PMI manufactureros (tanto en su variante HSBC como en la oficial) están indicando niveles inferiores a 50, o sea, contracción de actividad, algo muy peligroso en el contexto actual. El que la inflación haya remitido al 4,2% es buena noticia pero por un peligroso motivo: la caída abultada de la demanda. Por último, hay una sequía de crédito a la PYME china, sequía que la PYME intenta combatir con el acceso al mercado parabancario, de tipos de interés muy elevados, sin control regulatorio y que genera un difícilmente cuantificable riesgo sistémico.
China tiene buenas cartas en su baraja para hacer frente a la situación: El banco central chino ha realizado una intervención urgente bajando el coeficiente de reserva de la banca china (tras haberlo subido 21 veces consecutivas) con el objetivo de impulsar el crédito. Hay lugar para más bajadas. Por otro lado el gobierno tiene bastante margen de actuación fiscal. La penetración crediticia china es muy inferior a la de EEUU o Europa, por lo que si ocurre una crisis bancaria será menos demoledora, y el gobierno tiene capital para recapitalizar la banca. La clave es si tales medidas conseguirán un soft landing en un mundo en el que la historia nos enseña que tras años de inflación de activos no se dan los soft landings, sino los hard landings, y por otro lado si tales medidas pueden conseguir impulsar el crecimiento sin hacer peligrar la inflación, en un contexto en el que la inflación salarial de la mano de obra cualificada china empieza a pasar factura a la competitividad de sus exportaciones, lo que explica la incipiente deslocalización fabril hacia otras naciones del sudeste asiático y resulta una amenaza para una espiral precios-salarios en la economía doméstica.
Las implicaciones de un hard landing en China son muy negativas para Latinoamérica y para África negra, principales suministradores de materias primas para el declinante mercado inmobiliario chino, y el margen de maniobra de estos países, a pesar de contar con mayor margen de maniobra que en el pasado, es considerablemente inferior al de China para hacer frente a la tormenta que se avecina.
“Un país, dos sistemas”, es el lema que acuñó el aparato comunista para defender las reformas capitalistas de Deng Xiaoping, pero este axioma se ha construido sobre la base de que el partido comunista chino era capaz de generar trabajo suficiente. Por primera vez en décadas de reformas el “sistema” será sometido a una tensión social formidable. De hecho, si Marx estuviese en lo cierto, y un cambio en la infraestructura acaba provocando un cambio en la superestructura, el constante crecimiento de la clase media china preconizará paradójicamente el final del partido comunista.
La crisis china está comenzando, y las consecuencias pueden ser formidables."
Fuente: Cotizalia
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