martes, 30 de octubre de 2012

La gran falacia de la destrucción de empleo público. (Política, Economía. 967)


McCoy explica en este artículo la gran falacia sobre la destrucción de empleo público, mostrando la evolución desmenuzada del empleo público y privado desde comienzos del 2000 y según las distintas administraciones, en qué punto nos encontramos ahora y hacia donde iremos si queremos empezar a ser un país serio: 


"De acuerdo con Angel Laborda en El País del domingo, la Encuesta de Población Activa dada a conocer el pasado viernes por el Instituto Nacional de Estadística es histórica, entre otras cosas, por el inusual hecho de que el ‘14% del empleo destruido en el último año corresponde al sector público’. Un argumento, estadísticamente cierto, que no tardará en convertirse en munición para aquellos que defienden un estado insostenible con unos impuestos más insostenibles todavía.

Poco importa que, como ya denunciáramos en estas mismas líneas hace un año, la subsidiada y exprimida teta España no dé más de sí y que las matemáticas prueben que apenas doce millones de españoles del sector privado mantienen financieramente al resto, una ratio de uno a cuatro imposible (V.A., La subsidiada y exprimida teta España no da más de sí, 05-10-2011). Da igual: la falacia del desmantelamiento administrativo ha llegado para quedarse y será eslogan de aquí a la siguiente manifa. Al tiempo.

Sin embargo, basta con tener un poquito de memoria histórica, de la útil no de la que sirve para dividir a los españoles en dos bandos ya olvidados, para darse cuenta que no es así. Lo apuntaban por encima Abel Fernández y Javier García en su particular mapa del paro con el que abrieron El Confidencial el pasado sábado, antes de que las palabras del Rey sobre la pena que da el país -así con sentido de la responsabilidad, insuflando ánimos- les birlara el puesto.

Tomando como referencia el segundo trimestre de 2007, los economistas de Sintetia concluían que la Administración aún no ha reducido sus niveles de ocupación, al contar en septiembre de 2012 con un 4% más de asalariados que en esa fecha. Por el contrario el sector privado ha recortado en ese mismo periodo casi el 20% de sus trabajadores. No es de extrañar que por primera vez -al menos es la primera ocasión en la que un servidor lo ve- el INE sitúe en portada de los datos detallados de la EPA un cuadro comparativo entre empleo público y privado que permite constatar esa realidad. A buen entendedor…

Por tanto, no cabe hablar de destrucción con propiedad, porque no ha ocurrido. Se está produciendo, por el contrario, un proceso de reversión a una media ya de por sí absurdamente inflada por los datos más recientes, toda vez que es difícil encontrar justificación económica a ese aumento de la contratación. Algo, por otra parte, fácil de demostrar gracias a la riqueza de posibilidades que ofrecen los resultados detallados de la Encuesta.

Servidor se ha detenido en los cuadros 3.49 y 3.52 que reflejan, por una parte, cómo ha evolucionado la plantilla de las distintas Administraciones (Central, Autonómica y Local) desde el cambio de metodología de enero de 2005 hasta el tercer trimestre de este año y, por otra y para las mismas fechas, qué parte de la misma era y es fija y cuál eventual. Les invito a que se den un garbeo y obtengan las estadísticas que más les interese porque hay chicha para dar y tomar.

Para sacar nuestras conclusiones tomamos como fechas de referencia la primera y la última así como septiembre de 2011, que es cuando paradójicamente el dato absoluto toca techo (¡hace un año, doce mese, 365 días!), y diciembre de 2006 ya que es ahí cuando el inmobiliario empieza a anticipar de verdad el arranque de la crisis.

Estas son las conclusiones, identificando enero del 2005 como (A), diciembre del 2006 como (B), septiembre de 2011 como (C) y septiembre de 2012 como (D). Las cifras acumuladas están en miles, esto es: 2.831 implica 2.831.000 personas.

CIFRA DE EMPLEO PUBLICO:  (A) 2.831 (mínimo de la serie) – (B) 2.908 – (C) 3.220 (máximo de la serie) – (D) 2.991. Entre  final 2006 y 2011 se generaron, por tanto, 312.000 empleos públicos, coincidiendo con la peor coyuntura que ha vivido este país en su historia más reciente y una virtualidad que se ha impuesto en una sociedad cada vez más telemática. Curioso. Se han destruido 229.000 en los últimos doce meses. Una rapidez en la contracción que pone de manifiesto lo innecesario de su creación.

POR ADMINISTRACIONES (las sumas pueden no ser coincidentes porque sacamos de la muestra Seguridad Social –con fuerte distorsión en la serie-, empresas públicas y otros).
  1. La CENTRAL apenas ha vivido un incremento de 8.000 trabajadores, de 525 en (A) a 533 en (D).  Se ha movido entre los 463 de septiembre de 2006 y los 562 de marzo de 2001.
  2. Es en las AUTONOMICAS, esas que hacen cola ante el Estado en busca de fondos, donde se han consumado los mayores desmanes. Así de los 1.204 de (A), muy cerca de los mínimos de la serie, se pasó a 1.807 en (C), máximo histórico. 603.000 trabajadores más que se han reducido en 128.000 en el último año. Saldo neto = + 375.000. Lo curioso es que dicho techo se alcanzara en víspera de los comicios generales del mes siguiente, ¿un servicio de las regiones a Rajoy? Durante este periodo tampoco ha existido una descentralización adicional de competencias que justifique el cambio, ¿entonces? El ‘qué hay de los mío’ pagado en especie es una explicación plausible. Ahora que todas reconocen su quiebra, cabe pensar en un ajuste más rápido de plantilla.
  3. Por último en los AYUNTAMIENTOS, donde la realidad de la escasez financiera ha irrumpido con toda su fuerza, se han reducido en 56.000 los empleados entre (A) y (D). Desde los máximos de junio de 2011, el recorte ha sido de 105.000 trabajadores, un 15% del total. A la fuerza ahorcan.
POR TIPO DE CONTRATO.
  1. Dentro de la Administración el PERSONAL FIJO es mayoría. La evolución del mismo ha sido como sigue: (A) 2.160 – (B) 2.134 (mínimo de la serie justo con el arranque de la crisis) – (C) 2.430 (máximo hace 12 meses) – (D) 2.374 básicamente por las jubilaciones y las no reposiciones de plazas que reducen el rol de nóminas en 56.000.  Aún así, 240.000 funcionarios más que al inicio de la crisis nos contemplan.
  2. Sin embargo, resulta casi más interesante analizar el TEMPORAL que ha pasado de 671 en (A) a 617 en (D) no sin antes tocar los 791 en septiembre de 2011 (C). Esto es: 175.000 tíos a la calle en doce meses consecuencia, entre otros, de la mengua de las suplencias y de los contratos por obra o servicio. Vaya, vaya.
Es quizá este último estudio el más revelador de todos ya que pone de manifiesto, no en todos los ámbitos de la administración pero sí en una parte de ellos, el sobredimensionamiento laboral, la escasa planificación en el desempeño y la falta de movilidad geográfica y funcional, algo que con la nueva auditoría de los distintos niveles del estado y el nuevo estatuto de la función pública se quiere remediar (V.A.,  El plan secreto para los funcionarios que no verá la luz, 18-10-2012).

Los hechos prueban, además, que la destrucción de verdadero empleo público ha sido mínima, pese a su crecimiento injustificado en los últimos años, y que lo que está produciendo es falta de renovación de contratos de aquellos que prestaban unos servicios que ahora se consideran bien redundantes bien susceptibles de ser cubiertos por otros profesionales en el seno de las plantillas públicas. Una optimización lógica que supone imponer estándares de productividad y eficiencia, por una parte, y ajustarse a la realidad de las arcas públicas, por otra. Algo que, antes o después, afectará a los actores que se creen más seguros: más del 70% de posiciones fijas en España frente al 10% de la media comunitaria, según subraya el Círculo de Empresarios.

De momento la lógica temporal cumple el guión. La primera sangría se ha producido en los municipios que, conscientes que de donde no hay no se puede sacar, han acelerado el paso para adecuar sus gastos salariales a su precaria realidad. Ya están por debajo de los niveles de 2005. Les toca el turno a las regiones. Para situarnos al inicio de la crisis sobran aún 160.000 trabajadores públicos y la gran mayoría saldrán de las Comunidades Autónomas mediante la amortización de puestos que, casi con toda seguridad, nunca se debieron haber creado. Al placer de la lluvia de fondos que imploran sus gobernantes, se une el peaje –por fin, habría que decir en algunos casos- de renunciar a su absurda discrecionalidad.

A ver si es verdad que empezamos a ser una nación seria."

Fuente: Cotizalia

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