Elentir analiza el cinismo e hipocresía de la izquierda con la nueva Ley de "memoria democrática", que vuelve a mostrar su verdadero rostro.
Artículo de Contando Estrelas:
Sánchez pretende tapar su desastrosa gestión echando mano del comodín del franquismo, y lo hará mientras su gobierno se niega a llamar “dictadura” a Cuba.
Dictando la historia desde un partido implicado en crímenes durante la guerra
Este martes está previsto que el consejo de ministros apruebe el anteproyecto de “ley de memoria democrática”, que ya se viene anunciando desde hace tiempo como una nueva vuelta de tuerca a la sectaria “ley de memoria histórica” creada por los socialistas en 2007. En resumidas cuentas, el PSOE y el PCE (del que forman parte dos ministros), que fueron dos de los más siniestros protagonistas de la Guerra Civil y que tuvieron en sus filas a personas implicadas en crímenes de guerra y de lesa humanidad, ahora nos van a imponer cómo debemos recordar esa parte de nuestra historia, por supuesto tapando todo lo relativo a los crímenes cometidos por miembros de ambas formaciones.
Hablan de «memoria democrática» pero se niegan a llamar «dictadura» a Cuba
Es claramente contradictorio que nos vayan a imponer su lectura del pasado, bajo la etiqueta de “memoria democrática”, un gobierno que se niega a llamar “dictadura” al régimen comunista de Cuba y, para más señas, un partido que otorgó la Medalla de Oro del Senado al dictador Fidel Castro en 1988, una distinción que no ha sido retirada. Basta con recordar que hace sólo un mes el PSOE y Podemos votaron en contra de una condena europea de la represión en Cuba, una resolución que denunciaba “la existencia de presos políticos, la persecución política persistente y permanente, los actos de acoso y las detenciones arbitrarias de disidentes” por parte de ese régimen comunista.
Hace cuatro meses PSOE y Podemos se negaron a condenar los crímenes del comunismo
Hay ejemplos aún peores. En marzo el PSOE y Podemos votaron en contra de una condena de los crímenes del nazismo y del comunismo, y lo hicieron tras un debate parlamentario en el que, sin ningún rubor, ensalzaron a los comunistas presentándolos como “luchadores por la libertad”. De hecho, en su intervención desde la tribuna del Congreso, el socialista Rafael Simancas incluyó en ese paquete a Santiago Carrillo, responsable de la masacre de 5.000 presos políticos -incluidos 50 niños- en Paracuellos, un abominable crimen de guerra que el PSOE y sus aliados comunistas no han condenado nunca. ¿Y estos sinvergüenzas aún se atreven a hablar de “memoria democrática”?
Una dictadura menos mala que las dictaduras a las que apoyan miembros del gobierno
El gobierno no ha publicado aún el citado anteproyecto, pero sí ha dejado claras sus intenciones en los últimos meses. Esta ley servirá para criminalizar a un régimen autoritario que fue menos malo que las dictaduras totalitarias a las que aún apoyan miembros del gobierno, aunque sólo fuese porque en el franquismo los españoles tenían libertad para entrar y salir del país, tenían la posibilidad de leer prensa extranjera y disfrutaban de unos niveles de prosperidad que ya quisieran para sí los cubanos (en 1975 España era la décima economía mundial).
El verdadero motivo del rechazo de la izquierda contra el franquismo
Es totalmente legítimo condenar a una dictadura, pero es una grandísima muestra de cinismo condenar a esa dictadura y no a otras mucho peores. Y lo que ya es abiertamente antidemocrático es criminalizar a los que justifican el franquismo, desde un gobierno en el que figuran admiradores de dictadores como Fidel Castro o Lenin. Y ése es el gran problema de base de esta ley: que la izquierda española no condena al franquismo por el hecho de haber sido una dictadura, sino porque no fue una dictadura comunista. Si Franco hubiese sido comunista, hoy tendríamos ministros franquistas en el gobierno y nadie en el consejo de ministros se atrevería a afirmar que el franquismo fue una dictadura, igual que hacen los socialistas del PSOE y los comunistas de Podemos con Cuba.
Esa misma izquierda convirtió al bando republicano en una dictadura soviética
Esta ley cuyo anteproyecto se aprueba hoy no es ni de “memoria democrática” ni pretende aleccionarnos sobre lo malas que son todas las dictaduras. Esta ley no es más que una venganza de una izquierda que se pasó toda la Segunda República dando discursos golpistas y totalitarios, que reclamaba sin rodeos una “dictadura socialista” -así lo afirmó Francisco Largo Caballero, entonces presidente del PSOE, en un mitin en el cine Pardiñas de Madrid el 23 de julio de 1933-, y que en 1936 estaba convirtiendo España en una dictadura al estilo soviético, como quedó en evidencia en el bando republicano durante la guerra.
Lo que la izquierda española odia de Franco es que su victoria en la Guerra Civil evitó que España se convirtiese en la segunda dictadura comunista de Europa, una dictadura que habría sido mucho peor que el franquismo (basta con leer las opiniones sobre este régimen del ruso Alexander Solzhenitsyn y del izquierdista polaco Leszek Kolakowski, que padecieron sendas dictaduras comunistas). Por supuesto, eso no justifica ninguna de las atrocidades cometidas por el franquismo. A mí no me gusta ninguna dictadura, sea del signo que sea, y por eso me indigna ver el hipócrita antifranquismo de una izquierda cada vez más autoritaria, que viola derechos fundamentales, que se niega a condenar crímenes de genocidio y que admira a dictadores. Si no tragan a Franco es simplemente porque no hizo una dictadura como la que ellos querían hacer.
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Imagen: fotograma del documental “Franco. La vida del dictador en color” de DMAX.
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