Ignacio M. García Medina analiza la nueva destrucción de una serie por parte de la propaganda ideológica del "progresismo" y su agenda woke, en este caso a través del feminismo ideológico hegemónico, en uno de sus mayores propulsores, Netflix.
Artículo de El American:
Netflix acaba de estrenar su remake de la legendaria serie de animación de los años ochenta: He-Man and the Masters of the Universe. Ahora titulada Masters of the Universe: Revelation, la serie se suma a la larga lista de franquicias destruidas por motivos ideológicos. En este caso, forzando la agenda feminista.
Liderado por Kevin Smith, el otrora considerado “Rey de los Nerds” y quien se creyera azote de los ejecutivos de Hollywood, este remake de He-Man se apunta a la moda de la cultura woke de deconstruir en términos marxistas toda franquicia que tuviera éxito en el pasado.
Como pasara en la Revolución Cultural de Mao, lo antiguo, lo tradicional, lo clásico, ya no tiene cabida bajo la nueva ideología. Y no basta con crear nuevas obras acordes al actual orden de las cosas, sino que también es necesario destruir todo lo anterior.
Tras la máscara sonriente de la igualdad, la inclusión y la diversidad, se esconden peligrosas ideas marxistas que buscan y consiguen dividir y enfrentar a la sociedad, trasladando el concepto original de lucha de clases hacia nuevos campos como, por ejemplo, enfrentar a hombres y mujeres a través del feminismo.
Esto es evidente en este remake de He-Man. No es que ahora los personajes femeninos tengan más presencia o más importancia, ¡es que en el primer capítulo matan a He-Man!; en el segundo se confirma que la protagonista pasa a ser una mujer, Teela, con un corte de pelo al más puro estilo feminista, como el de Megan Rapinoe; y en el último capítulo, por si no quedó claro el mensaje, matan al fantasma de He-Man para que no se le ocurra otra vez tratar de reencarnarse.
Al igual que han hecho con Ghostbusters, Star Wars, Doctor Who, Marvel y tantas otras, muchos de los personajes masculinos que fueron los héroes para generaciones de niños, ahora son destruidos, humillados y ridiculizados.
Ni siquiera se molestan en disimular un poco esta agenda política. Así, por ejemplo, en el segundo capítulo, la villana Evil-Lyn, la que era poderosa hechicera y lugarteniente de Skeletor, ahora reconvertida en aliada de Teela, le confiesa a esta que antes de la muerte de Skeletor -sí, también matan a Skeletor-, por estar enamorada de él no pudo desarrollar todo su potencial como villana.
Se ve que siempre estuvo a la sombra de Skeletor, alienada por su machismo heteropatriarcal, que sólo la quería para que una vez conquistado el castillo de Grayskull, le pasase un trapito y lo fregara. Por suerte, ahora que ya no está colada por los huesos de Skeletor y ha descubierto la sororidad y el empoderamiento, podrá dar rienda suelta a sus planes de dominación del universo.
Netflix culpa a los fans de He-Man del fracaso de la serie
El descaro en la manipulación de la historia es tal que sólo es comparable con el mostrado por Kevin Smith en sus declaraciones respecto a la serie, tanto durante su producción como tras su estreno. Cuando se filtró que el remake no trataría sobre He-Man, sino sobre Teela, Kevin Smith lo negó en Twitter -en unos mensajes que ha borrado- faltando a la verdad.
Kevin Smith antes se consideraba como un enfant terrible de Hollywood, que se vanagloriaba de plantar cara a los ejecutivos y productores que pretendían condicionar la libertad creativa de los cineastas. Ahora parece que se alinea a la perfección con las nuevas directrices y, al igual que hacen estos ejecutivos cuando se les acusa de anteponer la agenda política a la calidad de los guiones, echa la culpa de las malas críticas a los que llaman “fans tóxicos”.
Por supuesto, el remake de He-Man tiene nefastas puntuaciones por parte del público en páginas como Rotten Tomatoes y, como suele ser habitual en estos casos, esos bajos números contrastan con las excelentes puntuaciones que otorga la crítica especializada -y pagada-. La respuesta habitual para excusarse es que son campañas coordinadas de “haters”, que es justo lo que ha dicho Kevin Smith.
En una burda manipulación del lenguaje y la realidad, llaman odiadores justo a quienes realmente amaban y querían a los personajes originales, que no pueden soportar ver cómo ahora los humillan con saña, sacrificándolos en el altar del feminismo.
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