Luis Christian Rivas Salazar presenta 8 argumentos en contra de la educación superior pública.
Artículo del Instituto Independiente:
El propósito del siguiente artículo es presentar algunas objeciones a la legitimidad de la educación pública universitaria, de manera que estas nos puedan servir para pensar en otras soluciones.
Argumento 1. La educación que otorga el Estado no es gratuita. Alguien está pagando los sueldos de los rectores, docentes, administrativos y dirigentes estudiantiles; alguien financia los gastos de infraestructura, muebles, servicios básicos, campañas políticas, materiales didácticos, laboratorios, etc. Es importante comprender esto para defender los derechos de los contribuyentes, parte de sus impuestos están destinados para mantener la universidad; entonces, corresponde controlar la administración de sus tributos.
Argumento 2. Se justifica el gasto público en educación en base a los resultados académicos obtenidos por cada universidad, carrera, departamento, estudiante. No se puede mantener universidades, carreras, departamentos y estudiantes que no tengan óptimas calificaciones, producción, investigación relevante y aporte de retribución a la sociedad que paga esa pesada carga.
Argumento 3. La universidad no puede ser para todos. Solo pueden ingresar y permanecer quienes aprueben evaluaciones rigurosas y demuestren ser lo suficientemente aptos para cursar una carrera o dictar una cátedra universitaria. Tienen que existir reglamentos de ingreso y permanencia estudiantil; como evaluaciones de méritos, investigación, producción científica, defensa, competencia para optar y mantener el cargo de docente universitario, concordante con estándares internacionales.
Argumento 4. En todo caso, la disyuntiva no está en que exista o no educación pública, sino si esta última debe ser costeada por sus usuarios, donantes voluntarios o por todos los contribuyentes, como hasta ahora (incluso si los ingresos se obtienen por rentas de recursos naturales que podrían ser destinados a otros rubros). Si el Estado ofreciera educación en base a los resultados hasta puede otorgar cupones a cada usuario para que este pueda elegir libremente la institución educativa que juzgue apta para su formación. En la realidad, la universidad pública cada semestre o año, cobra un monto de dinero que se llama matrícula; por la masificación de las facultades, termina siendo un monto elevado destinado para los gremios universitarios.
Argumento 5. Cuando no solamente los usuarios, sino todos los contribuyentes tienen que mantener la universidad pública, se cometen una seria de injusticias que conviene recordar, por ejemplo: quienes no pueden ingresar por su capacidad intelectual, económica o simplemente no han querido entrar a la universidad, están obligados a sostener la misma, pagan los costos de quienes si están en esas posibilidades o tienen otros objetivos en la vida; de la misma manera, quienes estudian en universidades privadas o las familias que no han tenido hijos también están obligadas a costear sueldos, salarios, viáticos y comedores dentro de la universidad pública. Muchas veces son pobres los que sostienen con sus tributos a personadas acaudaladas enquistadas irregularmente en la Academia.
Argumento 6. Si el objetivo de la educación gratuita es otorgar una oportunidad a quien no puede costearse ese tipo de educación, resulta irracional que no se exija resultados positivos o alguna manera de devolución de esa transferencia de beneficio hacia los contribuyentes.
Argumento 7. El enorme gasto que requiere la subsistencia de la educación pública superior está en correspondencia con la exigencia compulsiva de pago de impuestos al ciudadano; dinero que de otra manera, fuese destinado a su propia educación o la de sus hijos.
Argumento 8. Existen docentes meritorios que incentivan la competencia laboral pero hay quienes aprovechan la ambigüedad de las normas para obtener trabajo seguro, su único respaldo es el de conformar un gremio que lo protege.
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