En el siguiente artículo analizaré las nefastas consecuencias que implican para el mercado inmobiliario la receta estrella de Carmena (Ahora Madrid) para el Ayuntamiento de Madrid, una nueva muestra del peligro de legislar sin conocer nada del funcionamiento del mercado (en este caso de la vivienda) ni las consecuencias que se derivan de tales decisiones.
La típica media política bien sonante y aplaudida por la masa, desconocedoras de las repercusiones, pero que levanta simpatía, apoyo al político y una falsa garantía o ayuda a corto plazo para algunos, pero un desastre para el conjunto a medio plazo.
¿Que es lo que implicará esta medida planteada?
Sencillamente una reducción brutal de la oferta de vivienda, acompañada de una demanda mayor de la misma, que acaba en escasez de vivienda y en un aumento enorme de los precios.
¿Por qué un aumento de los precios?
Porque la menor oferta de vivienda, entre ellas la de alquiler (por los gravosos y elevados riesgos de impago y de imposibilidad de desahucio que se producen), ante una demanda mucho mayor lleva a precios crecientes tanto porque lo pretenden más gente como por los mayores riesgos que supone alquilarle a alguien.
¿Y qué otras implicaciones tiene?
Pues que este crecimiento lleva a más familias al impago pues los precios son mayores y menos gente puede acceder, agravando los problemas y reduciendo cada vez más que la gente oferte vivienda (pues está dando viviendas gratis cuando a él le ha costado una millonada o incluso sigue pagando la hipoteca intentando compensarla con lo que saca de alquiler).
Por tanto, conllevaría más impagos a los bancos, en muchos casos por los mismos propietarios, lo que hace aún más grande el agujero bancario.
La medida tiene graves repercusiones también para el sector financiero, que al eliminarse los desahucios, limitan enormemente el crédito por los mayores riesgos de impago, lo que reduce la inversión e impacta negativamente sobre el sector (y el empleo) e imposibilita a mucha gente, especialmente a jóvenes emanciparse y comprar o acceder a una vivienda.
¿Cuál es la siguiente reacción del nefasto político y las consecuencias?
Esto viene acompañado por el político por tomas nuevas tomas de decisiones al no querer rectificar y reconocer como está agravando el problema y encareciendo los precios.
Estas nuevas medidas son cada vez más populistas tales como los limites máximos de precios (aludiendo que las hace así más asequibles y ayuda a los necesitados) y a acusar a los propietarios de aprovecharse subiendo precios y buscando el lucro..., manipulando las causas de la situación de manera que provoca confrontación y más apoyo a sus medidas. Estas limitaciones generan una reducción todavía mucho mayor de la oferta de vivienda, pues implican pérdidas para el propietario y en gran medida no compensan ni los gastos de impuestos y mantenimiento. A su vez, generaba una mayor demanda nuevamente, pues muchas familias pueden acceder por dichos precios a casas más grandes de las que emplearía con precios de mercado, a mantener una casa de muchas habitaciones a personas solteras o viudas porque el precio es limitado y les sale igual, a estudiantes a salirles a cuenta una vivienda en lugar de compartir piso...es decir, una demanda artificial de muchas más viviendas o de las estandard (de varias habitaciones que todavía habrá menos), cuando hay cada vez menos oferta, agravando enormemente la escasez y reduciendo la inversión en vivienda pues no es rentable.
Esto conlleva a que decaiga el mantenimiento de dichas viviendas, que van envejeciendo y no reparándose, o solo se sacan las viejas, cayendo la calidad de la oferta enormemente pues no existen incentivos para ello (hay una oferta tan reducida y una demanda tan elevada, que el propietario consigue alquilarla siempre, no habiendo competencia ni necesitando ofrecer un mejor producto para ganarte al cliente). Así, el parque inmobiliario se va quedando obsoleto y aparecen barrios cada vez en peor estado.
Y en definitiva esto incrementa el número de homeless o gente sin hogar, precisamente, lo que se quería resolver...
¿Por cierto, alguien ha ido a San Francisco y se ha sorprendido al ver a tanto homeless por las calles en una ciudad supuestamente tan rica, algo que no veía en ninguna otra ciudad? Pues esto que he comentado es lo que ocurre ahí y las causas.
Pero esto no acaba solo aquí. El sector financiero, debido a las prohibiciones de desahucio, y de medidas para que no les paguen los créditos (es decir que no le devuelvan el dinero que ha prestado para que se compren casa), incrementan sus pérdidas y generan enormes agujeros que provoca en el político los rescates bancarios. Pues el dinero que no se le devuelve al banco es dinero que te quitan a tí de tus cuentas bancarias, de tus ahorros, que es el que se presta para que otros se compren una vivienda. Se está favoreciendo a al endeudado, al arriesgado frente al ahorrador o prudente, que también padres de familia y jubilados. Por tanto, el político socializa nuevamente con el dinero de los prudentes y contribuyentes las pérdidas de terceros (y esto también tiene enormes consecuencias negativas a nivel económico y social para el conjunto de la sociedad, aunque no entraré en ello hoy).
El político radical (de la oposición) decidirá entonces, pues para ganar apoyo ha repudiado los rescates a las Cajas, crear una banca pública (que no es otra cosa que las Cajas que hundieron la economía previamente por asumir excesivos riesgos) para facilitar más el crédito y hacerlo llegar a todos (banca al servicio del pueblo le llaman) a los que los bancos no les han concedido un crédito (es decir, a aquellos clientes con un riesgo de impago enorme, que ni siquiera la laxa gestión de riesgos de la banca se lo concede. Y esto lleva a enormes pérdidas de la banca pública que ha asumido riesgos altísimos, y que supone un rescate constante vía subvenciones e impuestos. El colmo de la incongruencia o hipocresía. Pero el político tiene vía libre para hacer las mayores barbaridades si lo adjetiva como pública y que es pensando en los pobres (falacia engañabobos).
El problema en definitiva, es una vez más que aunque se sepan las causas, no se solucionan, sino que se agravan (ese es el arte de la política por otra parte), pues la demagogia al respecto es enorme y si un político dice de eliminar dichas restricciones (precios máximos, prohibiciones...) la reacción demagógica del político rival es acusarle de ir contra los necesitados, de apoyar el beneficio o a los empresarios...y el pueblo le quita el apoyo al desconocer el proceso económico, el funcionamiento del mercado y las consecuencias y segundas derivadas de las leyes que apoya pensado (con la mejor intención en su mayoría) de que son correctas para la sociedad.
Y el político, busca ante todo una cosa: El poder, y para ello necesita el apoyo electoral. Y para ello, la mejor herramienta más que demostrada es jugar con los sentimientos de las personas y las desgracias de la gente. No los argumentos ni la razón.
El mundo perfecto no existe, como algunos pretenden imponer por ley (con lo que ello implica). Si de verdad se quiere ayudar hay múltiples opciones. Y la primera pasa por reducir drásticamente los impuestos, que ahogan a los ciudadanos, reducen enormemente su poder adquisitivo e impiden que sean independientes y autosuficientes. Para ello es requisito fundamental la reducción del gasto público, pues el hiperestado actual actúa como una enorme losa que constriñe la creación de riqueza, hace dependiente al ciudadano del poder político y de sus gastos absorbiendo hacia sí los muy necesarios recursos del ciudadano, que no puede emplear en aquello que él prefiere y necesita más urgentemente. En tercer lugar es necesario liberalizar la economía y sociedad. Quitar las pesadas y onerosas trabas legales que impiden actuar a las empresas y trabajadores (por supuesto también en el ámbito laboral), lastrando enormemente la creación de empleo, encareciendo los productos y el coste de la vida, reduciendo la inversión y el ahorro (y en consecuencia la capitalización, la innovación y la productividad) y lastrando el desarrollo, ralentizando o no permitiendo la generación de nuevas empresas, sectores, formas de generar bienestar e impidiendo un rápido y flexible traslado de recursos ociosos (o que están descapitalizando la economía) hacia donde son necesarios, más productivos y que satisfacen en mayor medida las necesidades del consumidor. Por no hablar de la corrupción que conlleva dicha hiperinflación legislativa.
Todo esto favorecería una sociedad más rica, con mayor empleo y mucho mayor poder adquisitivo evitando los problemas presentes. Y solo una vez llevado a cabo y en el supuesto de que hubiera alguien descolgado, sería muy fácil ayudarle no teniendo impacto para el conjunto de la sociedad.
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