Milton Friedman contesta brevemente a la acusación de que el capitalismo no premia tanto la virtud como a la capacidad de manipular el sistema, acusación típica de quienes exigen otros modelos (sea éste el socialismo, el comunismo, el fascismo...) o el mayor peso de políticos y burócratas (de gobierno), como si éstos sí premiaran la virtud (ni remotamente igual como es fácil argumentar y demostrar).
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