Como bien indica, ignorar estos motivos principales de las escaseces alimentarias mundiales actuales, o es rechazar a propósito la lógica económica o no ser consciente de ella.
Artículo de Mises Hispano:
Paul Krugman escribe en el número del 7 de abril del New York Times que hay una escasez mundial de comida, acompañadas por precios disparados. Debido a esto, la gente pobre en África y otros lugares se muere de hambre. Sugiere que estos e ha producido principalmente por estas razones:
- Nueva demanda de comida por China.
- El alto precio del petróleo.
- Mal tiempo en áreas agrícolas importantes (particularmente Australia).
- La reducción del terreno cultivable disponible para cultivar alimento, en favor de cultivos de biofuel para fines usar fuentes de energía alternativas, (supuestamente) seguras medioambientalmente, como el etanol.
Y ahora, la historia real:
Independiente de si uno piensa que la lista de factores anterior desempeña un papel en las escaseces mundiales de comida, hay en realidad dos asuntos de importancia primordial relacionados con escaseces y costes de comida que Krugman no menciona y puede no saber.
Primero, la causa subyacente de cualquier escasez es la falta de un mercado libre, ya que no pueden aparecer verdaderas escaseces en un mercado libre. Por el contrario, mientras que los precios de los bienes probablemente suban al aparecer disminuidas las ofertas, los bienes en cuestión siempre estarán disponibles a algún precio y cuando mayor sea el precio, más aumentará la oferta para atender la demanda, lo que luego por supuesto reduciría el precio. Si tuviéramos mercados libres, la comida se exportaría desde determinados países, como desde Estados Unidos y Europa, donde es abundante, a los países en los que se necesita. Esto es porque sería rentable enviar bienes a áreas necesitadas, como África, donde las escaseces estarían haciendo aumentar los precios.
El hecho de que esto no esté ocurriendo actualmente solo puede ser el resultado de controles públicos de precios (que impiden que los precios aumenten en países necesitados), restricciones comerciales o alguna otra barrera pública que impida a la gente conseguir lo que necesita. El Banco Mundial ha citado una lista de 21 países que tienen controles de precios sobre alimentos básicos. Todos recordamos las historias de gente en Etiopía muriendo de hambre en la década de 1980, cuando una hambruna afectó a 3 millones de personas. Lo que no se informaba era que había 60 millones de personas en Etiopía al mismo tiempo que no se veían afectadas por dicha hambruna. Trasladar la comida de una parte del país, donde abundaba, a la otra, afectada por la sequía, fue impedido por las luchas entre el gobierno y los grupos rebeldes cerca del área de la sequía. Se eliminaron los incentivos económicos con la confiscación forzosa del gobierno de los envíos de comida (de forma que los soldados rebeldes no tuvieran acceso a los suministros), con controles de precios, declarando la venta al por mayor de grano ilegal en buena parte del país y con la prohibición de la venta privada de productos o maquinaria agrícola. Una situación similar se produjo en Zimbabue a principios de la década de 2000. El economista indio Amartya Sen gano un premio Nobel por demostrar que la mayoría de las hambrunas estaban causadas, no por falta de comida, sino por intrusiones inoportunas de los gobiernos en el funcionamiento de los mercados.
Lo segundo que Krugman no menciona es que los altos precios en la comida son una manifestación de una inflación mundial actual de precios. Los gobiernos mundiales han estado imprimiendo dinero a tasas muy altas esta década. Mientras que Estados Unidos ha estado expandiendo la oferta monetaria en “solo” aproximadamente un 10-15% anual, muchos países han estado expandiendo la oferta monetaria a niveles superiores al 50% anual. Este dinero, que había estado previamente contenido en las bolsas mundiales, ahora se ha extendido también a los mercados de materias primas, de los que derivan los precios de los alimentos. Como el dinero ahora se crea más rápidamente que los bienes, los precios están aumentando.
Como otro ejemplo de este fenómeno del aumento del dinero excediendo el aumento en la oferta de bienes, podemos citar el aumento en los precios del petróleo. Aunque este haya sido atribuido en la prensa y otros foros públicos a la especulación, las avariciosas petroleras y los aumentos de la demanda de petróleo desde China, la causa real es la creciente disparidad entre dinero disponible y petróleo disponible. En esta misma línea, el constante aumento en los precios de viviendas. Acciones y bonos, oro, materias primas, alimentos, etc., que hemos visto esta década, sería matemáticamente imposible sin el aumento en la oferta monetaria circulando en la economía mundial. De hecho, si la oferta de bienes estuviera aumentando, como ha estado pasando, y si al mismo tiempo la cantidad de dinero se mantuviera estable, los precios necesariamente caerían.
No nos equivoquemos: por varias razones fundamentales relacionadas con producción, oferta y demanda, hay una falta de suministros de algunas materias primas disponibles en relación con la creciente demanda eral de estas. Aun así, esta falta de oferta no es la causa raíz ni de la ocurrencia de escaseces, ni de extremo aumento en los precios mundiales de los alimentos (por encima del 80% en tres años). Adicionalmente, aunque muchas materias primas, como el trigo han tenido una producción estancada o reducida a lo largo de los últimos años, otras materias primas han visto aumentos continuados en producción y otros grupos de alimentos, como cereales, frutas, ganado y pescado y marisco han visto su oferta aumentada en general. Los datos de la FAO muestran que tanto la producción agrícola como la de alimentos por cabeza han aumentado desde 1990 y se mantuvieron constantes desde 2000.[1] En comparación, los precios de las materias primas han estado aumentando desde 1999.
Volviendo ahora al artículo de Krugman, podemos ver que son ilógicas las razones que aduce para las escaseces de comida y los precios al alza. Por ejemplo, la “nueva demanda” de comida desde China habría ocasionado necesariamente no solo que los propios chinos produjeran más alimentos para atender esta demanda, sino en que también lo hiciera el resto del mundo. (De hecho, China ha aumentado la producción agrícola por cabeza en un 22% desde 2000). ¿Podemos realmente imaginar que los productores mundiales de comida no hayan descubierto esta demanda y tratado de obtener beneficios por satisfacerla? De hecho, la han descubierto y por tanto han estado produciendo más comida. La población china está aumentando por encima de la mitad de un 1% cada año. ¿Cómo es posible entonces que los chinos repentinamente deseen y necesiten un 30% o más de comida adicional anual en años recientes? Más aún: ¿cómo podrían pagarla, incluso si quisieran más comida?
Como concepto, “demanda” es responsable de equívocos, porque usamos el término de varias maneras distintas. Yo puedo tener una demanda (deseo) de una casa en el sur de Francia para tener un lugar donde atracar el yate que también demando (deseo). En este caso, la “demanda” es inconsecuente, porque no tengo los medios con los que pagar estas cosas. La demanda real puede afectar a los precios solo si hay poder adquisitivo real, en forma de dinero, para soportar la demanda. Los consumidores chinos no pueden demandar, ni por tanto pagar, un mayor consumo de comida sin más dinero, que solo puede llegar a sus bolsillos después de ser impreso por su banco central. Pueden tener una demanda real aumentada mediante la producción e más bienes con los que pagar más comida, pero esto serviría para reducir los precios, no para aumentarlos.
Para ser claro, no son las empresas para las que trabaja la gente las que están produciendo el dinero, ya que las empresas no producen el dinero que pagan como salarios: solo producen bienes. Para que las empresas tengan más dinero (es decir, vender sus bienes a un precio mayor que el año pasado) y luego pagar más dinero en salarios a los trabajadores, hay que crear más dinero por parte de su gobierno en forma de expansión del crédito.
Con respecto a China, entonces: si hubiera tanta nueva demanda de comida en China como afirma Krugman, dada una cantidad constante de dinero en la economía, habría necesariamente una reducción correspondiente en la demanda y precios de otros bienes. Por tanto, es posible que los chinos estén consumiendo más comida, pero este consumo aumentado no sería responsable de precios (absolutos) más altos o de escaseces.
¿Qué pasa entonces con el mal tiempo? El mal tiempo bien podría desempeñar un papel a corto plazo. Pero a un plazo más largo, si Australia tuviera mal tiempo, incluso durante cinco años seguidos, otros países podría aumentar y aumentarían su producción y su oferta. Como ejemplo, más terrenos en Estados Unidos se dedicarían a la agricultura. Las escaseces de comida en un país harían que los precios mundiales aumentaran en cierto grado temporalmente, pero el resultado en una situación de libre comercio sería una mayor producción y una mayor oferta desde otros países, un resultado que empujaría entonces a la baja los precios. Es posible que la falta de mercados libres haya impedido que ocurra esto, pero es verdad que la libre oferta y demanda impediría la posibilidad de una emergencia global.
Si hubiera mal tiempo en la mayoría de las regiones del mundo al mismo tiempo, la oferta de alimentos disminuiría y los precios aumentarían. Pero en un mercado libre, las escaseces seguirían sin aparecer. Y en un mundo de una oferta constante de dinero, este efecto sería temporal, ya que los precios caerían cuando aumentara posteriormente la oferta. Repito, al aumentar el precio de la comida, el precio de otros bienes tendría que caer. Los aumentos sostenidos de precios entre todos los bienes olo pueden producirse con nuevo dinero entrenado en la economía (mundial).[2]
Respecto del último argumento de Krugman de que el terreno utilizable para alimentos se usa ahora para cultivar en su lugar material para biocombustible, esto es una interrogación. En un mercado libre, si hubiera escasez de alimento y si los altos precios necesariamente asociados de la comida dieran esa señal al mercado, el terreno usado para cualquier otra cosa (biocombustible, estacionamientos, cines, casas o lo que sea) se convertiría para usarse para agricultura.
Si tuviésemos escaseces sostenidas de comida en Estados Unidos, por ejemplo, esto es lo que ocurriría. De hecho, la agricultura solía representar el 50% del PIB al inicio del siglo anterior, pero ahora es de menos del 1%. El uso de la tierra ha cambiado para atender las demandas cambiantes. Pero si necesitáramos comida, podríamos crear y crearíamos agricultura de vuelta hacia ese nivel del 50%. A escala mundial, al aumentar los precios de los alimentos, la tierra se dedicaría al más rentable cultivo de alimentos en lugar de al menos rentable cultivo de productos para biocombustible.
Solo si las subvenciones públicas fueran lo suficientemente altas como para ocultar estas señales del merado o si el gobierno obligara a las empresas energéticas a comprar los productos de biocombustible (que es lo que dicen a este autor que está pasando en Estados Unidos), podría la estructura de producción de la agricultura estar tan deformada como para que no tuviera lugar esta respuesta del mercado. Igualmente, si los terrenos agrícolas se hacen difíciles de desarrollar debido a las regulaciones públicas para, por ejemplo, proteger a los granjeros actuales, la mayor producción podría convertirse en difícil.
En resumen, la causa real del continuo aumento en los precios de la comida es la impresión de dinero por parte de los gobiernos mundiales. Y la causa real de las escaseces reales de comida es haber impedido un comercio global rentable de alimentos por políticas inadecuadas de los gobiernos de los mismos pueblos que están pasando hambre. En la medida que cualesquiera otras razones propuestas contribuyan a una oferta reducida más que temporalmente, es probable porque los gobiernos impiden que funciones el mercado. Ignorar estos motivos principales de las escaseces alimentarias mundiales actuales, o es rechazar a propósito la lógica económica o no ser consciente de ella.
[1] Los datos llegan hasta 2006.
[2] Podría argumentarse que la observación de precios de alimentos creciendo más rápido que otros bienes revela esta misma ocurrencia en nuestro mundo de una cantidad cambiante de dinero, es decir, que esto refleja diferencias en precios relativos. Este efecto de diferencia en precios relativos está probablemente ahí, pero este autor argumentaría que esto solo explicaría una pequeña porción de la diferencia relativa de precio. El efecto de un auge crediticio canalizado en los mercados de materias primas en general es probablemente el efecto abrumador de las diferencias relativas de precios. Para decir que esto explica la mayoría o toda la diferencia, haría falta una explicación de cómo los precios de acciones, viviendas y similares pueden aumentar desproporcionadamente tan por encima de otros bienes normales debido a una oferta reducida, cuando de hecho han aumentado mientras su oferta ha sido abundante. En otras palabras, ocurre constantemente en otras áreas donde la oferta no está limitada.
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