Juan R. Rallo analiza la tiranía del dictador socialista de Daniel Ortega (Nicaragua), el cual está encarcelando a todos sus rivales políticos de cara a las próximas elecciones del próximo 7 de noviembre, para asegurarse la victoria (pues solo se presentaría él).
La izquierda y el socialismo democrático...
Y para ello está instrumentalizando la legislación de odio y opinión y la falta de separación de poderes en el país (algo que siempre conduce a la tiranía, y es que esto que está ocurriendo es la consecuencia de que todos los poderes del Estado se han ido concentrado en la figura de Daniel Ortega), algo que al parecer está siendo una extendida estrategia empleada por la izquierda en ya muchos países en diferentes grados...
Y así se instituye una tiranía desde la apariencia formal de una democracia. Aprobamos delitos de pensamiento, delitos de odio, delitos ideológicos. Enviamos a los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado a detener a aquellos que acusamos de dichos delitos y finalmente ratificamos judicialmente que han incumplido las leyes que nosotros mismos hemos aprobado para condenarlos por ejemplo a cadena perpetua. "Lo único que falta para que todo esto acabe de funcionar bien es conseguir la legitimidad interna y externa a las prácticas tiránicas pero con apariencia democrática que está desarrollando el estado de Nicaragua." Por eso no basta con que el tirano no concentre todos los poderes, sino que tiene que vender su propia versión ante su propia población y la comunidad internacional, y es eso precisamente lo que está haciendo ahora.
Y como bien expone, la lección a extraer más allá que el sandinismo comunista ha convertido a Nicaragua en una tiranía es que debemos ser muy cuidadosos primero con la legislación que sancione delitos de pensamientos, pues es la puerta abierta a perseguir a cualquiera que tenga unas ideas que incomoden al poder político. Y segundo, que hay que ser muy cuidadoso también con la separación de poderes. Porque sin ésta, cuando el ejecutivo, el legislativo y el judicial coincide en la misma persona, esa persona es capaz de aprobar las leyes que ella quiere, es capaz de ejecutar esas leyes como ella quiera, y es capaz de interpretar que se han ejecutado las leyes correctamente a través de ese sistema judicial que monopoliza.
"Legislación de odio con concentración de poderes es la vía abierta a la tiranía. Y creo que no hay que no es necesario trazar paralelismos demasiado complejos para darnos cuenta de que muchos estados occidentales están transitando por la vía de la legislación de odio, de la legislación contra el pensamiento y también por la vía de concentración de poderes.
Nicaragua podrá parecernos hoy una república bananera, pero en el futuro la república bananera podemos ser nosotros",
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