jueves, 1 de julio de 2021

LGTB exigen aún más ‘visibilidad’ en medios y copian una receta del lobby nacionalista

Elentir expone otro ejemplo más de las consecuencias de la socialdemocracia o capitalismo de Estado o corporativo en el que estamos, en el que las libertades se ven cada vez más amenazadas y restringidas por las imposiciones políticas y de sus lobbies circundantes, que emplean el creciente poder estatal para buscar privilegios a costa del resto de ciudadanos. 


Artículo de Contando Estrelas: 



¿Qué pasa cuando un grupo de presión pierde la noción de la realidad y se dedica a abusar de su poderosa influencia sobre los que mandan en nuestra sociedad?

Piden más «visibilidad» a un órgano de control de medios de comunicación

Ayer el Consejo Audiovisual de Andalucía (CAA), un órgano de control político de los medios de comunicación creado en 2004 a imitación del nefasto Consejo del Audiovisual de Cataluña (CAC), publicó una noticia en su web con este título: “Representantes del colectivo LGTBIQ+ reclaman una presencia normalizada en los medios de comunicación”. Obsérvese que las siglas que empezaron hacen años como “LGB” en la década de 1980 van añadiendo iniciales a medida que se añaden nuevos colectivos de oprimidos a ese grupo de presión. Algunos ya hablan de “LGBTQIA+”, así que podríamos dejarlo en LGTBetc, para abreviar.

Cuando tienes tanta influencia que ya pierdes la noción de lo que quieres

En dicha nota se indica que los asistentes a la reunión pidieron “visibilidad”, y uno de ellos exigió poco más que un malabarismo a los medios de comunicación: tienen que hacernos visibles sin que seamos noticias, tenemos que ser protagonistas como personas pero no por nuestra condición o preferencia sexual. A mí esto me suena al típico caso del niño al que le preguntas si quiere helado o caramelos y te dice que quiere “helamelos”. Los grupos de presión LGTB gozan ya de tanta influencia que ya pierden la noción de lo que quieren.

¿Empezarán a señalar a cineastas por no incluir a ningún LGTB en sus películas?

Cabría preguntarse si los LGTBetc tienen a estas alturas poca “visibilidad” en los medios y en el cine como para pedir más. En aras de la “inclusión”, vamos camino de que ya no haya película, sea para adultos o para niños, que no tenga su cuota LGTB o algún guiño a ese grupo de presión. En Hollywood las películas que no incluyen esa cuota ni hacen ese guiño lo tienen cada vez más difícil para obtener un premio Oscar, que ya no tiene tan en cuenta la calidad de la obra como su “inclusividad”. Ya hemos empezado a ver la censura de series y películas por “falta de inclusión”, y como sigamos así cualquier cineasta o productor será señalado si en su obra no incluye esa cuota, que será cada vez más amplia.

Hemos pasado del «día del orgullo gay» al «mes del orgullo LGBTQ»

Así mismo, lo que inicialmente era el “día del orgullo gay” después se convirtió en “semana” y hoy ya es el “mes del orgullo LGBTQ”. Dentro de poco será un trimestre, un semestre o todo un año. No hay un acto que reciba más promoción oficial, con instituciones públicas y grandes empresas poniéndose la bandera del arco iris (en el caso de las administraciones públicas españolas incluso saltándose una sentencia que les exige neutralidad). Hemos pasado de una situación en la que los homosexuales eran injustamente castigados por su orientación, a otra en la que ya tenemos hasta en la sopa la bandera del grupo de presión LGTB (que no representa a todos los que dice representar, como la bandera roja no representa a todos los obreros ni la morada a todas las mujeres).

Copian una receta del lobby nacionalista: la «normalización»

Lo que más me ha alarmado de esa reunión del CAA con los colectivos LGTBetc es que uno de los asistentes pidió la “normalización”. No es la primera vez que oigo esta palabreja por parte de un grupo de presión. En Galicia y en otras comunidades españolas con dos lenguas oficiales existen diversas entidades nacionalistas alimentadas con fondos públicos y dedicadas desde hace décadas a la llamada “normalización” lingüística. Inicialmente su propósito teórico era que cualquiera pudiese utilizar las lenguas regionales sin ser discriminado, lo cual me parece muy bien. Después el objetivo fue conseguir que fuesen lenguas de “prestigio” y no se las viese como lenguas de “paletos”, lo cual también estaba muy bien.

Finalmente, la “normalización” acabó consistiendo en que en Galicia se excluya a la lengua española de la rotulación oficial, la toponimia, las señales y la mayoría de los impresos en las administraciones regional y locales, a pesar de ser una de nuestras dos lenguas oficiales. Hemos pasado de un extremo al otro: en 2016 los separatistas del BNG incluso exigieron prohibir el uso del español en plenos municipales de Vigo, una ciudad en la que la amplia mayoría de los vecinos tenemos el español como lengua materna y de uso habitual.

Recortando libertades y derechos fundamentales con la excusa de la «inclusión»

En España ya tenemos leyes LGTBetc en la mayoría de las autonomías, leyes que imponen mecanismos totalitarios como la inversión de la carga de prueba (es decir, que un acusado de discriminación tenga que probar su inocencia) y la imposición de la ideología de género en los colegios y en los medios, tanto públicos como privados. La nueva Ley Trans que prepara el gobierno de Sánchez pretende imponer esa inversión de la carga de prueba en toda España. La presunción de inocencia, la libertad de educación y la libertad de expresión están amenazadas por este tipo de normas. Recordemos que ya hace años el gobierno socialista de Zapatero ya impuso una multa por motivos de opinión, sin pasar por un juzgado, a un medio que se atrevió a criticar el “orgullo LGTB”.

Las exigencias de los grupos de presión LGTB, como la de los chiringuitos de la “normalización” lingüística, siguen apelando a casos de discriminación puntuales para intentar convencernos de que tenemos que renunciar a cada vez más porciones de nuestra libertad para conseguir una sociedad más igualitaria e inclusiva. La pregunta es: ¿dónde está el límite? Por mucho que algunos exijan promover sus orientaciones sexuales incluso en los colegios -donde no se debería impartir contenidos de ese tipo a niños, más que nada porque violan el Artículo 27 de la Constitución-, el colectivo LGTB seguirá siendo muy minoritario por una cuestión meramente antropológica (la naturaleza es una homófoba muy terca que sólo da lugar a nuevas vidas a partir de una relación heterosexual), de igual forma que las lenguas regionales nunca podrán equipararse de facto a una lengua como el español, con 580 millones de hablantes.

¿Qué pasaría si se hiciese algo así con un colectivo tan perseguido como los judíos?

Puestos a hablar de discriminación, no se me ocurre que haya ningún pueblo que haya sido tan odiado y perseguido históricamente como el judío. En el siglo pasado ese pueblo sufrió uno de los peores genocidios de la historia, en el que 6 millones de sus integrantes -hombres, mujeres y niños- fueron literalmente exterminados. Aún hoy, muchos que hablan de “inclusión” no tienen reparos, a la vez, en seguir alimentando el antisemitismo, una lacra que la izquierda disfraza de “antisionismo” para intentar que suene un poco mejor.

Imaginemos por un momento lo que pasaría si el pueblo judío fuese el protagonista de todo un mes de celebraciones oficiales, si la Estrella de David figurase durante semanas en los emblemas de multitud de empresas y organismos públicos, y se hiciesen leyes para adoctrinar en el judaísmo en las escuelas -contra la voluntad de los padres- y para multar a todo aquel que se atreviese a discrepar de sus creencias o sus ritos. He visto a gente quejándose de que, en su opinión, hay demasiadas películas sobre el Holocausto (como si un genocidio tan terrible no mereciese esa atención), así que podemos hacernos una idea de cuál sería la reacción si se diese a la comunidad judía el trato de favor que se otorga al colectivo LGTB. El caso es que hasta ahora no he visto a ningún judío pidiendo ese trato de favor, pero los que sí lo reciben -los grupos de presión LGTB- aún reclaman más. ¿Y qué tal si decimos “basta” de una vez?

Imagen: IWMBuzz.com.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Twittear